Siempre hemos sostenido en estas columnas que los cursos de agua, arroyos, ríos, mares y demás están siendo usados como basureros, y a ellos van a parar todas las inmundicias que el ser humano descarta y quiere ocultar.
Una prueba contundente de ello es lo que el Río Uruguay devuelve en estos momentos de bajante. Pero no es más que un botón de muestra, porque los ríos y arroyos sólo reciben una ínfima parte de la basura que descarta el ser humano.
Son los mares y los océanos, hábitat de una gran cantidad de peces y otros integrantes de la fauna ictícola, además de especies de flora que sólo se encuentran allí. Pero el daño mayor no proviene de estas malas costumbres ciudadanas, como el arrojar neumáticos en desuso, plásticos o bolsitas de nylon. El mayor daño es el que se hace en alta mar y los océanos, cuando los grandes barcos llevan hasta allí deshechos atómicos o nucleares que con su radiación terminan exterminando toda la vida que existe en sus alrededores.
Quedó al descubierto cuando el primer tsunami registrado años atrás, el que arrastró a la costa deshechos nucleares, que “alguien” había arrojado a alta mar.
El río Uruguay es compartido por tres países a saber: Brasil, desde su inicio hasta el sector que escurre entre Argentina y Brasil y finalmente desde el Cuareim, hasta su desembocadura en el Río de la Plata, que compartimos con Argentina.
Este río no escapa al criterio general con que se toman los cursos de agua y a pesar de esfuerzos encomiables, como los que actualmente lleva adelante el movimiento “Salvemos la Costa de Salto”, hay mucha gente que sigue creyendo que lo que no se ve “no existe” y por lo tanto sumerge su basura en el rio.
Por fortuna hay gente que sigue creyendo que vale la pena recuperar los cursos de agua y las costas de ríos y arroyos, para que las venideras generaciones puedan disfrutarlas, como las hemos disfrutado nosotros.
Es importante que se conozcan estos esfuerzos, que “contagien” a mucha gente y también que se advierta a quienes creen que los ríos y arroyos son basureros y por lo tanto dirigen a ellos todo lo que descartan.
La Intendencia de Salto debiera apuntalar con más fuerza y liderar estos esfuerzos, porque en la recuperación del río, en la limpieza de las aguas y la recuperación de la fauna y la flora no va la vida.
Es importante saberlo para preservarla.
A.R.D.
Una labor encomiable
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