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lunes, 24 de febrero de 2025
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Salto

Del querer que pusieron a la eficacia que faltó

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Acaso, esa es la síntesis. El querer de Salto Fútbol Club existió. Fue real. Más allá de imperfecciones hasta naturales, porque fue el primer partido y porque la cancha no sumó como factor a favor. Ni para Salto, ni para Basáñez. Pesada. Con barro y con agua en más de un sector.


Entonces, en medio de esa situación «ambiental», ¿qué es lo que podría aguardarse?
Entrega. ¿Esa palabra? Esa palabra transformada en práctica. Y hay que elogiarle al equipo del «Coqui» Burutarán, el perfil del que en el primer tiempo hasta pretendió más, porque en la medida que gobernó la pelota, cuatro situaciones se produjeron frente al arco rival, la primera a través de un chutazo en tiro libre de Emiliano Maciel.
Basáñez no le encontró la vuelta ofensiva, porque Salto se hizo trinchera maciza.
Está claro que de las líneas habituales de un equipo, el sector defensivo resultó el más saliente. Sobre todo por el funcionamiento. Porque además el fraybentino Michell Palacio se atrevió en la escala y Franco Matías Bentín ganó más de una en el espacio aéreo. Al fin de cuentas, ese Salto del primer tiempo, del saludable espíritu ofensivo. Del condimento más picante para construir y evitar la monotonía de la intención que se repite.
Salto lo evitó en la medida que pudo. Eso está claro.
Y es a la cuenta de la validez. Pero claro que la recta final se alteró todo, o casi todo, incluso a partir de las expulsiones. Primero en Basáñez. después en Salto Fútbol Club. Y más perdió el equipo «naranjero», porque el «Toto» Silvera es de los que trasciende, a partir de ese saludable rol de regulador. Salto se quedó sin un jugador táctico. Pero es concreto que el Salto del segundo tiempo, se expuso a demasiados apagones. Por más que el DT buscó reformular con Albín, el «Meco» Pintos y Sandiano en cancha, todo se volvió distante, lejano. Porque además Basáñez se convenció que el negocio del empate no era mala cosa. Una situación de gol en esos 45′ finales, cuando Alvarez frontal , la desvió por arriba.
El 0 a 0 pareció sentencia. Y fue sentencia, en medio de la penumbra ofensiva por los dos. Y las pelotas prestadas. Y las desconexiones invariables. Y el apego a la ausencia de sentido práctico, sin que surgiese un solo tiro de media distancia.
Se fue limitando el alma ofensiva. Se fue cayendo herida.
Sin levante. Sin ningún levante.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA

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