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miércoles, agosto 13, 2025

En el final de la vuelta, sin encontrarle la vuelta

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Diario EL PUEBLO digital
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Vamos llegando al final de la vuelta, una vuelta con 365 mojones a recorrer, y ya casi damos vuelta el almanaque. Último lunes del último mes del calendario. Semana que se abre para que empiece a cerrarse el año. ¿Los lunes arden como el petróleo, como escribió alguna vez Pablo Neruda? Es decir, ¿son quemantes, hirientes y peligrosos? ¿Los lunes nos encuentran siempre con cara de cárcel, como también escribió el chileno? Es decir, ¿nos encuentran siempre con cara sombría, de soledad y tristeza? (porque es esa la interpretación que podría darse a estos versos suyos, ¿verdad, Neruda?).

En fin, lo cierto es que los lunes son especiales, y hoy más, cuando entre fiesta y fiesta, hay quienes dudan de qué día es y no parece muy lunes que se diga. Y por estar en fiestas (¿realmente «fiestas» en medio de tanta crisis?), quizás a algunos se les borra un poco la cara de cárcel y se iluminan; y otros más se llenan de sombras, claro, porque también la nostalgia aflora y vaya que tiene su lado difícil.

De lo que no hay dudas es que estamos en una fecha en la que habitualmente se tiende a hacer balances, a sacar conclusiones, a razonar sobre lo hecho en el año y lo que queda por hacer. Tiempos de evaluar si nos está yendo bien, mal o más o menos, en distintos órdenes de la vida, desde lo personal hasta lo más general, por ejemplo el país.

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Y si del país hablamos, este año sí que había muchas expectativas de que nos fuera mejor. Lo decimos porque los uruguayos optaron por un cambio en su conducción, en el gobierno, después de quince años de hegemonía de un partido en el poder.

Se decidió cambiar, y como todo cambio, trajo expectativas, esperanzas para algunos, para otros no tanto. Están por supuesto, y es respetable, los que dicen: «yo sabía que no nos iba a ir bien con este gobierno», y contrariamente, los que dicen: «yo sabía que había que cambiar, ahora sí se encaminó el país». Como siempre, hay de todo.

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No somos de los que pensamos que la felicidad de alguien pasa por lo económico, o solo por lo económico, pero indudablemente que es lo que hay que mirar en un país, porque al fin de cuentas de ello depende el bienestar de los habitantes, su calidad de vida.

Entonces, es bueno que nos preguntemos: ¿En qué momento estamos ahora, finales de diciembre de un imborrable 2020? En un momento muy difícil. Con mucha gente sin trabajo, con mucha gente a la que se le está haciendo verdaderamente difícil cumplir con sus obligaciones de pago, y ¡cuidado!: se vienen más dificultades en esas obligaciones: entre otras cosas por los aumentos que se vienen en las tarifas a partir de enero. ¿Y con los sueldos qué pasa? Buen punto para pensar un poco. Hemos escuchado decir: «este gobierno sube todo menos los sueldos». Y vea usted que no es tan así. Sube todo porque siempre subió todo.

¿O acaso en enero no subieron sistemáticamente cada año las tarifas? Sí, claro que sí. Salvo a comienzos de este año 2020, pero eso ya lo hemos comentado, ya sabemos que fue para que lo hiciera el gobierno que asumía en marzo (las elecciones ya habían sido en noviembre)…O sea, hace años que en esta época suben las tarifas de UTE, OSE, ANTEL…¡todo! No es cosa de este gobierno, hay que decirlo. Por supuesto que no estamos de acuerdo con la suba, ni la justificamos ni la queremos, ni nos gusta que los precios suban, obviamente que no. Pero tampoco nos gustaban las subas de años anteriores, también hay que decirlo, para ser coherentes. Será un golpe fuerte el aumento, sí, como evidentemente lo fue el de años anteriores. Lo cierto es que mientras tanto –insistimos- estamos mal, hay gente pasando verdaderamente mal.

También se ha escuchado decir, como decíamos en líneas anteriores, que «ahora no suben los sueldos». Sin embargo, el Presidente de la República acaba de decretar un incremento del 10% en el valor del salario mínimo nacional a partir del 1° de enero, aumento por encima de la inflación esperada en 2020 y el monto mínimo a cobrar por cada trabajador pasará a $ 17.930.

Entonces, ¿cómo que no hay aumento? Hay sí. Ahora, ¿es suficiente? Entendemos que no. ¿Y le parece bien a usted que el sueldo mínimo sea ese? Seguramente coincidiremos en que no. El Ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, recordó que el ajuste del salario mínimo nacional está establecido en la Ley Nº 10.449 para el 1° de enero de cada año, y que el incremento para 2021 será del 10%, resolución adoptada por el Presidente de la República y los ministros de Economía y Finanzas y de Trabajo y Seguridad Social. Con este ajuste, el monto mínimo que cobrará cada trabajador uruguayo a partir de esa fecha será de unos 17.930 pesos. Mieres detalló que el aumento está por encima del índice de precios al consumidor (IPC) previsto para 2020. Además, destacó que la medida representa una señal de apoyo a los sectores más sumergidos de la población y para aquellos trabajadores cuyos laudos en los Consejos de Salarios no estén por encima de 17.930 pesos.

Pero entonces, es cuando uno tiene que decirse: bueno, muy bien, pero vayamos a lo concreto, a lo práctico y cotidiano. Imaginemos una familia tipo: cuatro personas, una de las personas adultas quedó sin trabajo, la otra recibe un sueldo mínimo de 17.930 pesos.

De allí descontemos el alquiler, agua, luz, teléfono, cable, combustible quizás…Ahora pensemos que de lo que sobró, hay que pagar la comida de todo el mes, alguna ropa o calzado, útiles escolares, ni pensar si se rompe algo en la casa y hay que mandar reparar. ¿Alguien puede explicar cómo se hace para vivir? ¿El presidente, alguno de los ministros mencionados o algún legislador pueden hacerlo?

¿Y de las jubilaciones y pensiones más bajas, qué se puede decir? ¿Cuándo habrá un gobierno que realmente saque a flote a esta parte de la población? ¿Y si a los costos mencionados en el párrafo anterior sumamos por ejemplo el de medicamentos u otros tratamientos de la salud? Solo una palabra surge: Imposible.

Ahora, ¿es culpa de este gobierno?, ¿este actual gobierno que asumió hace menos de un año? Y ahora por supuesto que hay que reclamarle a este gobierno, ¿a quién más? Pero es un problema del Uruguay que viene de muchos años. Los uruguayos somos pocos y tenemos muchísimas riquezas; sin embargo, ¿qué pasa? Algo estaremos haciendo mal. Para pensar y ver si encontramos lo que quizás estemos haciendo mal, le propongo divagar un poco empezando las oraciones con el adverbio «tal vez»:

Tal vez no tendríamos que tener 70.000 empleados públicos, muchos de los cuales hacen poco y nada.
Tal vez no tendríamos que tener tantos legisladores, muchos de los que hacen muy poco o nada…tal vez sus sueldos debieran ser más bajos.
Tal vez no debiéramos gastar tanto dinero en aviones, ni en subsidiar ex tupamaros.
Tal vez podría controlarse que un Antel Arena costara menos…

Pero nada de esto es de ahora, más allá de ejemplos puntualmente actuales. Lo que sí es de ahora es la pandemia del Covid 19. Y digamos entonces como reflexión final: si seremos contradictorios algunos uruguayos. Lo decimos por esto: hay quienes dicen que la pandemia es una excusa que usa este gobierno para cubrirse, para justificarse de por qué no mejora tal o cual cosa, que no debería usarse la pandemia como justificación, que el Covid no tiene nada que ver…Y sin embargo, por otro lado, increíblemente, muchos de esos mismos dicen: «como estamos en pandemia no deberían subirse las tarifas». ¿Cómo? ¿Entonces sí importa la pandemia?

En fin…sigamos pensando y tal vez, tal vez… tal vez algún día, a estas cuestiones le encontremos la vuelta.

Contratapa por Jorge Pignataro

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