De tanto tiempo a esta parte, o de años hasta el hoy, las instalaciones del Salto Rowing Club, son blanco predilecto de los vándalos. Todo les sirve para dejar la marca de la insensibilidad sobre una institución que al igual que muchas, desarrolla un saludable fin, entre deportivo y social.

Desde la Comisión Directiva, la información no falta: «Luego de la visita del vandalismo volvemos a tener luz para el Baby Fútbol. Con esfuerzo y sacrificio logramos los materiales para reinstalar la red lumínica. Agradecemos a la gente de Alumbrado Público de Intendencia de Salto por la colaboración de su personal para la re instalación y así los niños vuelvan a poder a tener sus prácticas habituales»En el caso del Rowing ya es uno más en la Liga Salteña de Baby Fútbol, por lo que su campo de juego luce a favor de la pretensión: desde el abajo, contemplar a los niños de la zona, para que puedan insertarse en el universo del fútbol. Por eso, cuando hay quienes accionan desde su pobreza moral, no queda menos que el repudio sin más vueltas. Claramente: el vandalismo no perdona. Menos mal que el empuje colectivo permanece vigente «para volver a empezar» y las manos solidarias en casos como estos, tan puntuales como siempre.