SEREGNISTAS

Calidad de vida

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La calidad de vida de las personas tiene varias aristas y es necesario enfocarla desde diversas perspectivas de manera simultánea, con una visión holística, ya que comprende el bienestar integral (material, personal, social y emocional). En esta confluyen las condiciones de vida, el nivel de vida, que hace referencia a los aspectos económicos o materiales, y el medio de vida, que se refiere a cómo nos ganamos la vida, donde es clave el trabajo digno y de calidad.

Está claro que si una de esas dimensiones es muy débil, no será posible alcanzar una calidad de vida digna. Por ejemplo, si falta el trabajo de calidad, falla el medio de vida y no se alcanza un nivel adecuado.

Hoy queremos centrarnos en las condiciones de vida, fundamentalmente en lo vinculado a la vivienda y el hábitat, donde las condiciones de la vivienda tienen un rol fundamental. No menos importantes son las condiciones materiales y sociales del barrio y de la ciudad.

El artículo 45 de nuestra Constitución plantea que “Todo habitante de la República tiene derecho a gozar de vivienda decorosa”, pero la realidad nos muestra que estamos en deuda con ese mandato, y debe ser uno de los aspectos que hay que cambiar. Es una de nuestras prioridades.

Construir una sociedad igualitaria implica garantizar los derechos básicos para todos. Salud, educación, trabajo, cultura y vivienda son solo algunos. No se trata solo de seguir el principio artiguista de que “los más infelices serán los más privilegiados”, sino de entender que para construir una sociedad democrática debe existir un mínimo de igualdad. Una sociedad desigual y con personas que no pueden, por diferentes razones, alcanzar condiciones de vida dignas, además de ser injusta, será siempre una sociedad violenta.

No cabe duda de que una vivienda de calidad constructiva y dimensiones adecuadas para la familia es imprescindible para romper el círculo vicioso de personas y familias enteras que nacen en entornos con necesidades básicas insatisfechas y no logran superar la pobreza. La vivienda decorosa también pasa por la posibilidad de acceso a servicios urbanos, tanto físicos como sociales. Es fundamental que las futuras generaciones accedan a educación para tener oportunidades de trabajo digno que sostenga una calidad de vida adecuada.

Las políticas públicas tienen algunas claves: rumbo, financiamiento y gestión. Lo definen los gobiernos. El rumbo orienta y marca los objetivos y pautas para su diseño. Para las políticas de vivienda y hábitat, está reflejado en nuestras Bases Programáticas y se puede resumir en que se busca obtener territorios y ciudades integradas y habitables. Es solo a partir de la ejecución con objetivos claros, gestión de calidad, control y evaluación permanente que se puede lograr una adecuada implementación.

Una sociedad democrática se refleja en la democracia de sus espacios públicos. El hábitat se constituye por las viviendas que, como establece la Constitución, deberán ser decorosas; también por los espacios públicos a escala barrial y las relaciones sociales que en ellos se tejen entre la ciudadanía y esos espacios.

En vivienda, se trata de garantizar el acceso en cantidad y calidad suficiente. Viviendas dignas para dignificar la vida. Uno de los aspectos a atender tiene que ver con la segregación socio-espacial, un proceso regresivo en que se reproducen y potencian las diferencias sociales entre los diferentes sectores y generan más segregación y violencia. Va contra la construcción de una sociedad equitativa.

El acceso a la vivienda y al suelo urbano es un derecho humano fundamental. Las políticas de vivienda y hábitat deberán atender estas prioridades y llegar prioritariamente, con herramientas adaptadas a la realidad de Salto, a todos aquellos sectores sociales y hogares que no acceden por la vía del mercado. Para esto será necesario la real articulación de las políticas del Gobierno Nacional con el Departamental y con los Municipios. Un Gobierno del Frente Amplio se compromete a destinar los recursos para atenderlo, y el Fondo Nacional de Vivienda y Urbanismo tendrá los fondos para realizarlo.

Debemos promover la convivencia en los diferentes espacios urbanos, con espacios públicos de calidad como ámbito para facilitar la interacción y el encuentro de las personas, como forma de apostar a la convivencia como antídoto frente a la violencia. Esto será posible únicamente si se formulan distintos programas e instrumentos que se articulen desde la interinstitucionalidad de su gestión y sin perder de vista la diversidad sociocultural que se presenta en los distintos territorios de nuestra realidad. Independientemente de la propiedad, el enfoque debe estar en el acceso y la permanencia de las familias en sus hogares con una solución de vivienda adecuada al contexto urbano, pero equipados y dotados de infraestructura y servicios.

Las nuevas intervenciones deberán ser integrales y abarcar la multidimensionalidad de los problemas a resolver. Niños y niñas de todos los barrios deben tener acceso a una escuela en el barrio, los adolescentes a un liceo, y todas las personas deberían contar con acceso a los servicios e infraestructuras básicas, que deberían incluir la salud, la cultura, el deporte y el recreo.

Esto requiere financiamiento, pero también gestión. Ambos deben ser liderados desde el sector público, que fija las reglas de juego y que marca los impuestos, pero también define dónde gastar los recursos. La gestión es de todos los días y debe ser capaz de superar los anuncios y concretarse en hechos; en este caso, en barrios consolidados que integren los servicios y espacios, pero especialmente que sean capaces de integrar a los vecinos. Preocupa que la realidad marque que quienes viven en condiciones precarias no sean prioridad y que ni siquiera se enlentezca su aumento.

Es necesario recuperar el Estado de Bienestar, con un Estado que asista y promocione, y no uno que se retire. Para esto será necesario cambiar el rumbo de la política económica y del mundo del trabajo, asociado a la redistribución de la riqueza y la mejora general de las condiciones de vida de todos los uruguayos.

En los seregnistas estamos comprometidos y pretendemos ir a la raíz de los problemas que preocupan a los uruguayos para cambiar de verdad. Por eso los invitamos a acompañarnos en la 95 y 195.

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