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miércoles, febrero 5, 2025
Columnas De Opinión
Leonardo Silva Pinasco
Leonardo Silva Pinasco
Periodista en diario El Pueblo, Canal 4 de Flow, Radio Arapey.

APUNTES EN BORRADOR N° 869

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Edición Año XVII N° 869, lunes 8° de julio de 2024

INTERNAS (2ª parte). En nuestra anterior entrega hicimos referencia a lo que realmente se votaba en las elecciones internas de los partidos políticos, donde quedó claro que no se vota ni para Presidente de la República ni para ningún cargo en el Poder Legislativo (ni Diputados ni Senadores) ni tampoco para ningún cargo en los gobiernos departamentales (ni Intendente, ni Ediles, ni Alcaldes ni Concejales de los Municipios), todo eso ocurrirá en fechas posteriores. En buen romance, como se dice, las elecciones internas de los partidos políticos son justamente eso, internas de partidos políticos. Nada más.

Muchos le asignan importancia a estas elecciones porque en verdad las tienen, quienes desean participar, porque la concurrencia a votar no es obligatoria en esta ocasión, lo hacen porque quieren interceder con su voto en elegir a los mejores representantes de “su” partido político. Y pido que retengamos por un momento esta idea central, porque se parte de la base que solo votan en la interna de determinado partido su adherente o militante. Al menos, así es el sistema, porque no se concibe que adherentes al Partido X terminen tratando de interferir en la interna del Partido Z votando a uno de sus candidatos porque entiendan que de esa manera eligen al peor candidato que enfrente al propio.

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Quien concurra a votar, lo hace porque quiere participar de la interna democrática de su propio partido político, tratando de elegir a quien considera es el mejor candidato a Presidente que su partido pueda presentar en las elecciones presidenciales de octubre.

¿Qué pasaba antes de la reforma votada de 1996? Regularmente solo un partido político realizaba elecciones internas para elegir a sus autoridades, y tenía resuelto el tema candidaturas, las que debían ser aprobadas por un alto porcentaje (prácticamente por consenso) en sus órganos deliberativos nacional y local conocidos como Plenarios, formado por representantes electos en elecciones internas no obligatorias por los sectores partidarios y por las Bases. Me refiero al Frente Amplio (FA).

De esa orgánica salían el candidato único a la Presidencia de la República de su partido así como el candidato único a Intendente en cada departamento debido a que hasta las elecciones nacionales y departamentales eran el mismo día hasta la reforma del 96 que comentaremos otro día. Las elecciones internas suelen hacerlas (aún lo siguen haciendo) de manera desfasada en años a las elecciones nacionales y departamentales. Es así que a la salida de la dictadura (en 1982 hubo elecciones internas de los partidos menos del FA que estaba proscripto) y en democracia, hubo elecciones nacionales y departamentales por este sistema en los años 1984 (con dirigentes proscriptos y presos, caso de Líber Seregni y de Wilson Ferreira respectivamente), 1989 y 1994. En las siguientes de 1999 comenzó a funcionar la reforma constitucional de 1996 con el sistema que ya todos conocemos y que venimos de desarrollar desde la semana pasada.

¿Qué pasaba con los demás partidos políticos que no eran, obviamente, el FA? Hasta ese momento básicamente teníamos los partidos Colorado (PC), Nacional (PN), Unión Cívica (UC) que hoy terminó siendo absorbida en parte por el PN. En 1989 hay una escisión del FA donde se separan el Partido Demócrata Cristiano (PDC) y el Partido por el Gobierno del Pueblo (la Lista 99 de Hugo Batalla), que junto a la UC crearon el Nuevo Espacio. Luego Batalla decide en las elecciones de 1994 retornar al PC para ser compañero de fórmula de Julio Sanguinetti. Rafael Michelini se fue con el Nuevo Espacio nuevamente al FA (que pasó a ser Encuentro Progresista, con el ingreso del ala nacionalista de Rodolfo Nin Novoa), seguidos por el PDC, que también vuelve al FA.

Con la llegada del FA en 1971 se comenzó a romper con el histórico bipartidismo, siendo junto al PN y el PC los partidos más votados y más fuertes en estructura. Pero, ¿cómo resolvían sus internas los llamados partidos tradicionales antes de la reforma de 1996? Por la Ley de Lemas, que desarrollaremos en nuestro próximo encuentro.

Hasta la semana que viene… y tilo pa’la barra!

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