“La cantidad de personas que se acercan a las ollas y merenderos sigue aumentando”
Rosalía Rodríguez es la cara visible del Merendero “Sumando Esperanza” que se encuentra en el Barrio Federico Moreira (Forteza 668) y que la semana pasada cumplió dos años de funcionamiento, junto a una olla popular que también administra con su esposo, Juan José. La existencia de ollas y de merenderos en nuestra ciudad no es otra cosa que un espejo que refleja cómo vive una parte de nuestra sociedad.

1. ¿Cómo surgió la idea de crear el merendero?
– Lo pensamos con mi esposo al ver la necesidad que había en distintos barrios, y una vez que nos decidimos a dar ese paso pasamos a ver qué nombre le pondríamos al merendero, le pedimos a Dios la guía y de tantas posibilidades nos quedamos con “Sumando Esperanza”. Conversamos con los vecinos de la cuadra, con amigos, compañeros, conocidos, familiares, porque tenía esa inquietud de tratar de hacer algo y ayudar. Así comenzó todo, comenzamos a hacer la merienda con 15 niños y hoy atendemos a 95. Ponía un pizarrón en el frente de mi casa un día antes, y luego con la olla con 50 comensales. De ahí en más comenzó a crecer la cantidad de gente que venía.
2. Esta semana se cumplieron dos años del merendero, ¿festejaron?
– Hicimos un pequeño festejo, gracias a Dios hubo gente muy solidaria que sinceramente le pedí porque justo mi esposo no había cobrado porque estábamos a fin de mes, y pedí un poco de colaboración y respondieron bien. Me donaron pizzas, refrescos, panchos…
– ¿Qué es lo que suelen dar en las meriendas a los chiquitos?
– Licuado o ensalada de frutas, pero ahora ya empezamos con la leche chocolatada con torta fritas, torta al horno, bollos, cuando donan. Los niños estaban felices con el pequeño festejo que organizamos. Nuestro merendero es apoyado por Panadería La Quintana y el Club de Leones Centro, que cuando les donan bollos a ellos nos llevan, así como vecinos que siempre nos ayudan con condimentos. Empezamos dando los días miércoles y viernes la merienda, después por un tema de mi trabajo dejamos solo los miércoles.
3. Los padres de los chicos, ¿ayudan de alguna manera?
– Sí. Después que tuve un percance de salud a fin de año, le hablé a las madres cuando hacían fila para levantar la comida en la olla para ver si me podían ayudar a pelar la verdura, y se sumaron. Ahora tenemos a 13 madres que van todos los miércoles a ayudarme a pelar la verdura, a hacer el licuado. Estamos muy agradecidos por poder tener a ese grupo de madres que siempre están.
4. ¿Qué balance hace de estos dos años de trabajo con el merendero y la olla?
– Hubo mucha lucha, mucho estrés, pero como siempre digo, con la ayuda de Dios y los vecinos, mi familia que siempre me apoyó, mi esposo. Hemos tenido mucho cuidado y seguido al pie de la letra todo lo que tiene que ver con el protocolo sanitario, con tapabocas, alcohol en gel, porque ha venido gente de todos lados y nosotros cocinando frente a una olla. Todos me decían que tuviera cuidado. Nosotros estamos en el Barrio Federico Moreira, pero hasta del Barrio Burton, Caballero, Puente Blanco, Sofildo Piñeyro, Progreso, Ceibal, de atrás de Reyles también, de todos lados viene gente. Imagínese, tenemos 356 comensales cada semana, y comenzamos con apenas 50. También tenemos un ropero solidario con el que comenzamos hace unos 4 meses.
5. ¿El salteño es solidario?
– Sí, es solidario. No tengo nada que hablar, al contrario, solo tengo palabra de agradecimiento para los salteños porque hace dos años que sé que si un día necesito, hay gente que si golpeo su puerta, me abre.
6. ¿Se ha llevado alguna decepción?
– Sí, he tenido decepciones, sobre todo como tesorera del Colectivo Red de Ollas y Merenderos de Salto, donde manejo los $ 250 mil que nos da la Intendencia y que tengo que hacer chicle porque hay un MIDES totalmente ausente, que desde agosto seguimos sin recibir nada. Y eso no es para nosotros, es para los merenderos, para las ollas donde hay necesidades.
7. ¿Cómo se vive esa doble sensación contradictoria, de ver cómo hay familias que la pasan mal pero que por otro lado se la puede ayudar?
– Vemos con preocupación lo que está pasando, pero al menos cuando con mi esposo nos vamos a descansar y ponemos la cabeza en la almohada, sabemos que esos niños se fueron a su casa con el estómago lleno, junto a sus familias, que no se van a dormir con el estómago vacío. Me siento sumamente feliz, contenta cuando llega el miércoles, porque no es un día más. Ya te traen inquietudes, problemas, y en una de esas te enterás de alguna familia que está pasando mal y allá sale una a pedir cosas para llevarle y ayudarla. Hay días que me digo a mí misma que mejor aflojo un poco porque me va a resentir la salud, pero siento que hay algo que me pide que no afloje, entonces no puedo, y sigo.
8. ¿Cómo está hoy el trabajo que vienen haciendo desde el Colectivo Red de Ollas y Merenderos de Salto?
– Hace poco estuvimos de asamblea, y la cantidad de personas que se acercan a las ollas y merenderos sigue aumentando en distintos barrios. Eso nos habla de cómo está de complicado el tema laboral y social en la ciudad. Por eso es que vemos que se necesita más apoyo, con el dinero que nos da la Intendencia es poco, de todas formas, estamos sumamente agradecidos. Todos los lunes tenemos que comprar los insumos de verdura, fruta, huevo, carne, que se encarga el viernes, imagínese, además que está todo caro. Por suerte también hay salteños que colaboran con una cuenta que tenemos y eso ayuda, aunque repito, es insuficiente para la cantidad de personas que tenemos que atender. En el Colectivo trabajamos con 24 ollas y 19 merenderos.
9. ¿Cuál es su principal deseo?
– Que se abran fuentes de trabajo en Salto para no tener que continuar ni con la olla ni con el merendero. Eso sería una buena noticia para todos, que no se necesite más de nuestro trabajo y que se cierren todas las ollas.
10. Han dicho que detrás del trabajo que se realiza desde el Colectivo de Red de Ollas y Merenderos de Salto hay una intencionalidad política, ¿qué responde a eso?
– Me afectó porque hablaron cosas que no eran, no se asesoraron bien. Sabemos muy bien qué trabajo hacemos en el Colectivo, sabemos quiénes somos, porque recordará que hasta nos trataron de muertos de hambre siendo que nosotros tenemos nuestro trabajo y lo que hacemos es de corazón. Estamos tranquilos y somos conscientes de lo que hacemos. Lo único que reclamamos al Presidente cuando vino el año pasado era el apoyo hacia el Colectivo. Tenemos personería jurídica, necesitamos un apoyo del Estado, tenemos el apoyo departamental, pero necesitamos también el apoyo del Presidente y del MIDES, y parece que no gustó cómo nos manifestamos, aunque en ningún momento le faltamos el respeto.