Junten a los hinchas de Salto Nuevo, Ceibal, Gladiador, Saladero, Sud América. Solo para citar a esos cinco. ¿Cuántos suman? ¿Cuántos son? El mágico efecto del hincha del fútbol en Salto y su repercusión en la venta de entradas y en la recaudación también.
A veces por estos lares, nos cuesta admitir determinadas realidades. O ese fenómeno mismo que implica el fútbol salteño, en un año EXCEPCIONAL en materia económica, en la medida que todo lo que entra a las arcas, ES GANANCIA.
El aporte financiero de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, un dulce grande al paladar de los tesoreros. Desde la Liga y desde los clubes, lejos la problemática medida en pesos.
El organismo binacional, «abrió las compuertas» esta vez, para que la economía del fútbol se estabilice y gane, después del surco de la azarosa pandemia.
El fenómeno es al compás de la gente, porque está claro que no hay tantos pueblos futboleros, como este del que somos parte.
Esa misma gente que terminó silenciando algunas llorosas especulaciones o profecías: «cuando retorne el fútbol después de la pandemia, esto será un desastre».
Más de un dirigente se embarcó en esa convicción. Condenada convicción.
RAZONES DEL MAÑANA
De lo que no hay dudas: tras la conclusión de la temporada, desde los neutrales de la Liga debe o debiera plantearse una evaluación, de cara al futuro. Jugar a partir de agosto, es cuestión básica, en la medida que se evitan los meses de mayo, junio y julio, con la suspensiones que son capaces de encadenarse y el invierno expulsando fieles de las canchas.
El fútbol salteño TIENE TODO EL AÑO para jugar, excluyendo las dos primeras semanas de enero y las últimas dos de diciembre. El imperativo de evitar la acumulación de torneos en los meses potenciales. Pero además, el Consejo Único Juvenil, el Fútbol Femenino….hay de todo y para todos. Al fútbol salteño TAN SOLO LE FALTA RACIONALIZARSE.
La aplicación de criterios en pro de los mejoramientos pendientes. La Liga Salteña de Fútbol tiene la mesa servida, para el logro de UN PRODUCTO POTENCIAL.
Planificar, saber lo qué se quiere, hacia dónde apuntar. Mientras tanto la certeza se transforma en un punto cardinal: este es un fenómeno al compás de la gente.
La gente no falla. A la pasión no la canjea. El pronunciamiento directriz es el que espera.
En lo posible, adherido al acierto y despegado de algún error vestido de absurdo. Ese absurdo que a veces no pide permiso. Y se mete nomás.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-
