Si bien es cierto que el “Secreto para una exitosa relación de pareja”
sigue siendo un secreto, lo cierto es que el mismo se devela en cada
relación, porque cada relación es única e irrepetible. Existen algunos
elementos comunes o frecuentes en todas las parejas que podemos
vigilar y atender para hacer de este camino lo más saludable posible.
A esos elementos los llamaremos “momentos”.
Hoy hablaremos de uno de ellos: “El primer año de convivencia”.
La convivencia nos somete a prueba en forma constante en lo que
respecta a la gestión de las emociones, todo lo referente a la
comprensión, la empatía, el apoyo, el acompañamiento y la
comunicación son claves para poder mantenerse unidos y cuidar el
vínculo amoroso.

Al principio nos enfrentamos a una especie de confusión sobre la
verdadera identidad de nuestra pareja, vivir juntos implica mostrar
nuestro lado “B”, ese lado que de alguna manera cuidamos en el inicio
de una relación para mantener la conquista intacta. En la convivencia
elementos que antes se nos hacían fácil o quizás no requerían tanta
atención el poder “disimularlos” o “adaptarlos” a esa dinámica, hoy
quedan en evidencia y a la orden de la confusión. Podemos un día
despertarnos y pensar ¿quién esa persona que duerme a mi lado?, lo
que nos requerirá un nuevo encuentro, un nuevo redescubrir en el
sentido de ese amor idealizado y el amor real.
Otro factor que nos interpela en la convivencia son las llamadas
“manías” esas especies de costumbres o comportamientos que todos
en una medida u otra tenemos y que para el otro le pueden resultar
“raros”. Lo cierto es que a lo largo de nuestra relación, antes de la
convivencia, es posible advertir algunas y llegado el momento
ponerlas en diálogo, o en tal caso decidir cómo me relaciono con la
“manía” de mi pareja. Lo cierto es que la verdadera dimensión de las
“manías del otro” aparecen en la convivencia y es ahí donde se
requiere un dialogo interno y a su vez con el otro para que esto no
afecte la relación.
El respeto es un concepto tan amplio como fundamental dentro de una
relación. Es fácil que la falta de respeto pase desapercibida durante un
noviazgo cuando cada uno está en su casa. Es justo cuando ambos
comparten el mismo espacio cuando el respeto, o la falta del mismo,
se ponen de manifiesto y es ahí donde tenemos que hacernos cargo de
la situación abordando el tema con nuestra pareja dando a conocer
todas aquellas cuestiones que nos hacen sentir vulnerados en nuestros
derechos como persona, intentando de no otorgarle en el diálogo sobre
el accionar del otro, una connotación de “malas intenciones” para de
esta manera habilitar un acercamiento en el sentir.
En lo que respecta a lo económico, sin lugar a dudas es uno de
los factores más complejos de negociar en la convivencia, partimos
del hecho de que cada uno tiene una forma diferente de gestionar su
dinero y el riesgo es de cada uno, pero ahora la situación es otra y el
riesgo afecta a la pareja, en una u otra medida siempre es la afectada.
Para evitar esta situación en términos negativos, es necesario acordar
previamente la gestión de los recursos económicos y revisar los
acuerdos periódicamente al principio de la convivencia, hasta juntos
lograr un equilibrio en el pensar en este sentido.
Uno de los objetivos importantes en una relación es ser una pareja
feliz y saludable y para lograr esto es necesario que ambos miembros
se sientan en igualdad de condiciones. Todo lo que tiene que ver con
aspectos posesivos o dominantes se evidencian con frecuencias en los
primeros meses de convivencias, por lo que es necesario estar atentos
a los mismos y ponerlos en dialogo para que no tomen fuerza
alimentándose del afecto que une a la pareja.
Al principio de la convivencia, esto de “estrenar un nuevo hogar
juntos” nos puede llevar a territorios en los cuales quedemos perdidos
en la ilusión de lo que implica el “estar juntos”, la clave del éxito está
en el diálogo y el respeto hacia el sentir del otro.
Consultorio Psicológico
Psic. Walter Conti
CJPPU 194312