En estas columnas hemos dicho reiteradamente que los controles existen. Porque las leyes existen. Nada más que no funcionan o lo hacen sólo “a pedido” para disimular, lo que en todo caso es igual o peor aún.
En estas columnas también hemos reclamado algunas otras medidas que no siempre funcionan como se debe.
A ver si nos entendemos aquí la culpa la tienen los legisladores, los que ocupan sus bancas en el parlamento que no toman las medidas que corresponde, o bien las atrofian y no dándoles recursos, o potestades para que funcionen adecuadamente.
Las pruebas están a la vista hace ya bastante tiempo que la Cámara de Diputados discute los términos de un proyecto que tiene el propósito de regular y dar a conocer las campañas de financiación de los partidos políticos.
Por diferentes motivos esta ley no ha salido, tiene el propósito además de cerrarle las puertas a la posibilidad de ingreso del narcotráfico al sistema político.
Sin embargo por diferentes motivos o “argucias” no se ha logrado establecerla en la práctica, a pesar de que todos los partidos políticos proclaman la transparencia en el tema.
Basta de indirectas, es necesario decirlo con todas las letras, quienes no quieren establecer los controles debidos, es porque de alguna manera están involucrados o apañan las cosas y les conviene el sistema actual.
La iniciativa para volverse ley requiere de mayoría especiales, que por diferentes motivos no se han logrado, ni ahora, ni antes, ni nunca. Es así que seguimos teniendo organismos estériles (entre ellos la JUTEP y la Junta Electoral) que tienen por cometido establecer algunos controles pero no tienen otra potestad que aplicar algunas multas o sanciones similares, que para los infractores que gana algo así como 400 mil pesos mensuales, resultan irrisorios.
Mal que nos pese estamos siendo invadidos por el narcotráfico en todas sus modalidades. Desde el narcomenudeo, que nos deja dos asesinatos no día de promedio, hasta las toneladas de droga que sale por el puerto de Montevideo.
Nos asombramos cuando se agarra un cargamento de droga que ha pasado por el puerto de Montevideo, pero en realidad nadie está dispuesto a tomar medidas para corregir este sistema.
Vamos por mal camino y es que la corrupción está mucho más extendida de lo que admitimos, pero somos un país chico de pocos habitantes y si quisiéramos lo podríamos corregir. No lo ignoremos.
A.R.D
