«Yo no sufro este dolor como César Vallejo. Yo no me duelo ahora como artista, como hombre ni como simple ser vivo siquiera. Yo no sufro este dolor como católico, como mahometano ni como ateo. Hoy sufro solamente. Si no me llamase César Vallejo, también sufriría este mismo dolor. Si no fuese artista, también lo sufriría. Si no fuese hombre ni ser vivo siquiera, también lo sufriría. Si no fuese católico, ateo ni mahometano, también lo sufriría. Hoy sufro desdemás abajo. Hoy sufro solamente…» César Vallejo (poeta peruano)
Hoy escribiré como pensando… Escribiré puramente en primera persona y casi a modo de confesión.
Hoy, en días en que tanto se habla por aquí y por allá que la Educación está en conflicto, me he mirado a mí mismo y me he quedado ensimismado (en el verdadero sentido de estar «en-sí- mismo») y he caído en la cuenta que estoy yo mismo en conflicto con la Educación. Soy un trabajador de la Educación en conflicto con ella, no con un gobierno, ni con un plan de estudios en particular y mucho menos con tal o cual reforma educativa. Este sentimiento es mucho más amplio que todo eso. Y tal vez sea soy yo quien está equivocado, por supuesto que es posible. Hay que tener siempre humildad y reconocer que es uno el que puede estar mal ubicado en determinadas cosas.
He dicho mil veces que extraño, y con dolor, lo que eran los liceos hace veinte años, cuando empecé a hacer mis primeras armas en ese ambiente que parecía tan prometedor de satisfacciones. Y claro, me podrán decir: Todo ha cambiado; Por supuesto que hoy va a ser todo distinto; Hoy la realidad es otra; etc., etc. Pero no me convencen. No me convenzo. Me pongo la mano en el corazón y me/les digo: Extraño esa época, que no es tan lejana. Aquellos alumnos, aquellas salas de profesores…(No entraré ahora a enumerar diferencias). A veces me encomiendo a la serenidad: «Concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, valor para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia».
¿Qué nos ha pasado que todo ha cambiado tanto?
Pensaba hace unos días que en parte las autoridades de la Educación se han equivocado en premiar a gente que más que esforzada, no es más que “hábil trepadora”. Autoridades que se han dejado deslumbrar por aquellos docentes que hacen lindas salidas didácticas, lindas carteleras llenas de colores, proyectos con palabras pomposas…y los han premiado dejando de lado a los docentes realmente dedicados al aula, a los valores que se debe transmitir en el aula, y que claro, generalmente no se ven (porque como ya fue dicho mil veces: «nada más inmaterial que la educación»). O quizás no se lo quieran ver. Porque si los Directores (hablo en general, evidentemente hay excepciones) visitaran más las clases, verían otra realidad. Y ni que hablar los inspectores, que ni siquiera son de Salto y que generalmente aparecen por estos pagos «cada muerte de un obispo».
Ahora bien, qué complicado, ¿no? Porque a mí una vez me visitó un inspector cuya principal sugerencia fue que, en vez de hablar tanto de Literatura o dedicar tiempo a leer en clase, hiciera «más juegos en la clase» (sopas de letras, crucigramas, etc.). Aunque hace más de diez años, recuerdo claramente que lo miré y me reí (porque pensé que me lo decía en broma), pero tuve que volver a ponerme serio enseguida porque resulta que el hombre hablaba en serio. Pero le digo más: esa misma persona, una vez había sido descubierta copiando en un concurso. Un revuelo bárbaro fue aquello. Y sin embargo después era inspector, o sea, el sistema lo premió permitiéndole llegar a ese alto cargo.
Entonces uno piensa: Bueno, lo único que falta es que un día le den un premio a un profesor que robe (porque los hay), o que trafique drogas (porque los hay), o que sea un acosador sexual de menores (porque los hay). ¿Y sabe qué? la semana pasada nos enteramos que la UTU le dio una medalla a un tipo que está preso por pedófilo. ¿Me cree? Créalo, no le miento. Lo explicábamos en una breve nota de opinión publicada en página 3 este sábado: «Año a año, la UTU reconoce a sus funcionarios con treinta y cincuenta años de labor. La celebración y homenaje se realiza en setiembre (el 9 es el Día del Alumno y Funcionario de UTU). Uno debe suponer que -en el ámbito que sea- siempre que hay un reconocimiento y homenaje, se reconoce y homenajea lo bueno. Entonces, uno debe suponer también, que si los 30 años de trabajo de un docente estuvieron siempre manchados por denuncias de acoso sexual a otras profesoras y alumnas, nada se debería reconocer. Y menos aún si al momento de entregar el reconocimiento, el funcionario se encuentra nada menos que en la cárcel, y nada menos que por haber abusado de su propia nieta de 3 años. Es más, el nombre de semejante ser, debería ser borrado para siempre, o solo mencionado, en todo caso, para recordar lo que es: un monstruo. Sin embargo, a un tal Roque Barla, de nombre tristemente célebre en nuestro medio, hace pocos días la UTU tuvo «el agrado de entregarle una medalla» por sus treinta años de trabajo. Parece un chiste, una broma de mal gusto. Pero es la realidad. ¿Incomunicación entre diferentes esferas? No sé. ¿Incoherencia? Eso seguro. Que, en su nombre, a la medalla la haya recibido su esposa, solo es una escena más de este sainete desagradable. ¿Hay necesidad de seguir prolongando el dolor en el entorno de la niña abusada? No, no lo hay. Esperamos una pronta retractación de las más altas autoridades de la ANEP; porque entregar una medalla a un pedófilo es imperdonable. Mientras tanto: una vergüenza; no entiendo nada».
Y no me vengan con que son cosas distintas: los treinta años de trabajo que cumplió y las atrocidades que cometió. Argumentar eso (como algunos lo han hecho) es como decir que más allá de las atrocidades que cometió había una obligación de reconocerle su trayectoria. No, señores. Hay miles de docentes que se han retirado, y con trayectorias intachables, a los que la ANEP ni siquiera les dijo Muchas gracias. Así que no había ninguna obligación, ni necesidad, ni formalidad que cumplir, al hacer en este caso semejante espectáculo.
¿Y después todavía nos peleamos por una Reforma Educativa? Es un poco ridículo, ¿verdad? ¿Y si empezamos por mejorar este tipo de cosas que son más puntuales, que son más concretas, pero mucho más graves?
POR : JORGE PIGNATARO