Esta vez, afortunadamente, no hubo lesionados, y el choque solo causó algunos abollones y la rotura de una óptica. Sin embargo, estamos hablando de una intersección que, originalmente, era una simple «pasada» y fue «promovida» a un cruce mal diseñado, por decirlo de manera políticamente correcta.
Una intersección que ha dejado fallecidos, heridos graves y lesionados, si embargo parecer caer en la bolsa del olvido gubernamental a la hora de encontrar soluciones reales.
Aclaremos desde el inicio que lo que nos llevó a escribir no fue el choque en sí, sino una realidad que los salteños hemos asumido como normal, aunque en los hechos se trate de una de las intersecciones más peligrosas e ignoradas de Salto.
Muchos podrían verlo como algo natural, pero este cruce conecta dos avenidas de doble sentido con un intenso flujo vehicular: Av. Gobernador de Viana y Av. Wilson Ferreira Aldunate. Además, tanto la Av. Patulé como la calle de acceso al barrio Luján también suelen tener un alto nivel de tránsito.
A este caos se suma el hecho de que, a pesar de la complejidad de atravesar dos avenidas de doble mano sin el apoyo de semáforos, rotondas o canalizadores, la zona también registra un elevado tránsito peatonal. Muchas personas visitan el parque de flora autóctona para disfrutar de un mate, mientras que otras llegan caminando desde la ciclovía. Las paradas de ómnibus departamentales, nacionales y zafrales, históricamente conocidas como «La Coca», ahora Productos Venturini, también incrementan el flujo en la zona.
Al analizarlo desde los hechos, estamos hablando de tres cruces en pocos metros, ya que Ferreira Aldunate es un bulevar, lo que implica que cada carril está separado por un cantero bastante amplio, donde muchos vehículos esperan para cruzar. Quienes vienen detrás suelen asumir que podrán avanzar sin problemas, generando un cuello de botella en esta “zona libre”.
Existen dos factores adicionales que aumentan la peligrosidad de esta intersección. El primero es el ángulo en que la Av. Patulé se encuentra con la Av. Ferreira Aldunate, un ángulo agudo que dificulta la visibilidad de quienes circulan por la vía preferencial. Muchas veces, los conductores solo calculan el inicio del cruce, sin tener en cuenta que, al llegar al siguiente, deben detenerse nuevamente. Esto provoca que varios vehículos se acumulen en el espacio central del cruce, algo impensable desde un punto de vista de diseño vial.
El segundo factor de riesgo surge cuando los conductores que cruzan la Av. Gobernador de Viana intentan acceder al barrio Luján. El acceso es más complicado de lo que parece, ya que, al ingresar, se encuentran con un badén considerable. Si no frenan a tiempo, pueden dañar sus vehículos o perder el control. Esto genera que algunos conductores frenen abruptamente, quedando con la mitad de sus vehículos sobre la avenida.
No pretendemos aquí eximir de responsabilidad a los conductores ni cargar todo el peso sobre este desastre vial creado por el gobierno departamental. Es bien sabido que quienes conducimos debemos conocer y respetar las normas de tránsito, además de ser conscientes de que ganar unos segundos en un cruce podría costar vidas, y no cambiará significativamente el tiempo de llegada a destino.
En conclusión, esta intersección múltiple, sin semáforos, sin canalizadores, sin rotondas, con ángulos de visibilidad reducidos y badenes, es una clara muestra de improvisación y falta de empatía.

