En estas columnas nos hemos ocupado muchas veces de este tema. La historia negra del Uruguay, que padeciera durante 12 años la supresión de todos los derechos individuales, de las libertades y la creación de un Estado, injusto, y arbitrario que suprimió todas las garantías que fueran establecidas en la Constitución de la República.
Nadie que tengan un verdadero espíritu de democracia, que valore las libertades y los derechos ciudadanos puede admitir y aceptar la supresión nefasta de estos derechos.
Hoy 20 de mayo se conmemora un día más de recuerdo de los desaparecidos. Uno de los aspectos inadmisibles de estos años, que alguien fuera llevado ante la ley, que pagara sus delitos si se los comprobaba, no debiera despertar el más mínimo rechazo, por la sencilla razón que no era más que poner en práctica la ley y el orden que toda nación justa y ordenada debiera ostentar.
Que haya gente que se siga inquietando ante el “Nunca más”, nos rechina creemos que se equivoca y que de alguna manera está justificando la violencia, las arbitrariedades y las injusticias que se pusieron en práctica en aquellos años.
Nunca más la tortura, los asesinatos y las desapariciones.
Nunca más la usurpación del poder mediante el uso de la fuerza y las armas.
Nunca más la vigencia de la violencia por sobre las leyes, el respeto y el orden.
Nunca más los crímenes de lesa humanidad, por la sencilla razón de pensar diferente.
Nunca más los juicios manipulados, viciados de nulidad y llevados a la práctica por gente capaz de condenar antes que escuchar argumentos o reunir pruebas.
Nunca más el ocultamiento de los cadáveres. El ocultamiento de la verdad y de todas las pruebas de la infamia.
Nunca más crímenes sin pagar.
Nunca más asesinos sueltos y sonrientes debida a una infame protección de sus crímenes.
En definitiva mientras no se conozca toda la verdad no habrá paz posible, porque no hay paz sin justicia y mientras todos quienes decidieron imponer “su” ley antes que la Constitución y las leyes aprobadas por todos los hombres justos y honestos de este país no paguen por sus arbitrariedades, no seremos merecedores de paz y justicia para todos.
Alberto Rodríguez Díaz
