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martes, 22 de abril de 2025
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Los 100 años de Amanda Berenguer

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Por: Jorge Pignataro

Este mes, no sólo Salto sino buena parte del país, recordó y conmemoró los 100 años de Víctor Lima, que se cumplieron el día 16. En tanto el 24, hubo muchos recuerdos ante un año más de la muerte de Gardel. Pero queremos destacar hoy, que el 24 de junio se cumplió también el Centenario del nacimiento de otra de las grandes figuras de la cultura uruguaya, porque el 24 de junio de 1921, en Montevideo, nació la poeta Amanda Berenguer, fallecida el 13 de julio de 2010.


Perteneciente a lo que se conoce como Generación del 45 (junto a Mario Benedetti, Idea Vilariño, José Pedro Díaz –su esposo-, Ida Vitale, Ángel Rama y otros tantos), Amanda es la autora de libros como Canto hermético (1941), Elegía por la muerte de Paul Valéry (1945), El río (1952), La invitación (1957), Contracanto (1961), Quehaceres e invenciones (1963), Declaración conjunta(1964), Materia prima (1966), Dicciones (1973), Composición de lugar (1976), Identidad de ciertas frutas (1983), La dama de Elche (1987), Los Signos sobre la mesa (1987), La botella verde (1995), El pescador de caña (1995), La estranguladora (1998), Constelación del navío (2002; reúne la mayor parte de su poesía, publicada e inédita hasta ese año).


Entre los premios y reconocimientos que cosechó pueden destacarse el Premio Bartolomé Hidalgo (otorgado por la Cámara Uruguaya del Libro), y el Candelabro de Oro (premio a la trayectoria otorgado por B’nai B’rith Uruguay). Por otra parte, fue nombrada en el año 2006, Académica de Honor de la Academia Nacional de Letras del Uruguay, al cumplir sus 85 años. En agosto de 2008, se realizó en Montevideo un Encuentro Internacional de Poesía Experimental para rendirle homenaje donde Amanda leyó algunos de sus poemas. La Intendencia de Montevideo le confirió el título de Ciudadana Ilustre en abril de 2010, tres meses antes de su deceso.

¿NO QUIERES VENIR A LLORAR CONMIGO?

Hay algo/la ciruela morada cayó del árbol/
una nube oscurece plácidamente
la habitación/ ¿nadie?/
goteaba la canilla de la cocina
serena y suave/te necesito/estoy
descendiendo por una escalera mecánica
que me lleva a ciegas/¿soy yo?/
sin embargo me veo sentada a la mesa
escribiendo y
«cuando quiero llorar no lloro
y a veces lloro sin querer»/

hermano mío/haremos una reunión
plañidera en las entrañas de la angustia/
el tiempo nos mira y nos engaña/
¿trampa?/¿alucinación?/ la ciruela morada
cayó del árbol/-lo siento/dijo el viento/
y pasó de largo/llevándose lo más querido/
y aquí estoy/en el borde mismo
de lo que no sabemos/en este rincón
de la casa/ te necesito/óigame quien me oiga/
¿quieres venir a llorar conmigo?

PRIMAVERA

Hay veces en que estamos sobre el mundo
para ver la espantable maravilla,
en que vemos nacer la primavera
bajo un grito mortal, como los niños.
Hay veces tan difíciles, y estamos
de pie, en la irrespirable tolerancia
de la tierra, entre luces de peligro,
comiéndonos las uñas, escribiendo
una letra con tierra sobre el cielo,
para vernos el hasta dónde, el hasta
cuándo, y vernos a veces como muertos
con los huesos floridos, así reyes
yacentes y enjoyados. Para vernos.
Y hay veces entre otras, tan serenas,
en que vamos de sombra, y no se ve.

Una familia de escritores

Amanda se casó en 1944 con el destacado escritor José Pedro Díaz (1921 – 2006), ensayista, narrador, profesor y crítico literario, autor de valiosas obras como la novela “Los fuegos de San Telmo”.
Junto a José Pedro adquirieron una prensa y un material tipográfico, e instalaron una imprenta en el garaje de su casa, dando así comienzo a las ediciones de La Galatea, en la que editan los libros de sus amigos y sus propias obras. Este emprendimiento, de gran influencia en la sociedad uruguaya de la época, y una referencia insoslayable para quien pretenda estudiar la literatura nacional del siglo XX, durará hasta el año 1961.
Pero la historia quedaría incompleta si no se dijera que el hijo de ese matrimonio es el doctor (médico internista) Álvaro Díaz Berenguer, también escritor. Permanente colaborador del semanario Brecha, el Dr. Díaz Berenguer tuvo a su cargo la columna de medicina y sociedad de la revista Archivos de Medicina Interna. Pero también es el autor de los libros: “La medicina desalmada”, “El narcisismo en la medicina contemporánea” y “La medicina y el sufrimiento”. Y es coautor, junto con su padre, del volumen “Medicina y Literatura”.

Toda poesía verdadera es social

“No sé hasta dónde la influencia de la poesía sobre su medio social no es recíproca y simultánea. Por lo tanto, bastante poco consciente de su acción. El planteamiento unilateral de la aportación del hecho poético como fuerza transformadora de la sociedad es parcial y arbitraria. Se puede decir que la poesía es a su vez causa y efecto de un conjunto de coordenadas: persona y sociedad, originalidad y tradición, lenguaje nacional y universalidad, libertad y compromiso, etc. El poeta como parte integral de este mundo se ve determinado por el juego de esas fuerzas. Su obra es un compromiso profundo hacia dentro y hacia fuera, aunque a veces aparentemente pueda estar como desvinculada del mundo que la rodea. Esta desvinculación es además transitoria. No hay leyes precisas que regulen el intercambio minucioso entre la obra de creación y el grupo social. El poeta tiene una obligación para con lo social en la misma medida que la tiene para consigo mismo. Es también una obligación a largo plazo. El creador se siente comprometido con lo esencial de la condición humana que es universal y duradera, y aunque fatalmente utilice formas y acaeceres sujetos a su tiempo, en la medida que alude (no siempre de una manera explícita) a aquella condición primera, se compromete a lo más importante. Por eso, toda poesía verdadera es social”.

Amanda Berenguer
(Marcha, 29/12/1961)

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