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martes, agosto 12, 2025

El fútbol que odias…

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Diario EL PUEBLO digital
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Querer cuando se gana o hundir el puñal cuando se pierde

Extraño. O no tan extraño.
Pero es un dato de la realidad. Y simplemente que lo es.
Lo concreto es que el fútbol que se ve a nivel profesional, suele ser blanco predilecto de tiempo a esta parte, de un agudo y feroz cuestionamiento, sobre todo desde las redes sociales.
Sobre todo, tratándose de Peñarol y Nacional, hasta por una cuestión de lógica: son quienes aglutinan las máximas pasiones, que en buen romance divide al país entre «manyas» y «bolsos».


Los opacos tiempos a la cuenta de los dos, las complejidades para vencer que no les falta, más la chatura de algunos jugadores en etapa de extinción.
Según concepto de tantos, parece ser que más que cobrar el dinero…»roban el dinero».
Cabe preguntarse si los responsables son ellos los que embolsan sueldos insólitos para un medio afiebrado por limitaciones o de los dirigentes que, al cabo, consienten sus exigencias económicas.
LA CRÍTICA PULVERIZANTE
En tanto no parecen faltar en la escena de los francotiradores, aquellos que se van prolongando en la vida como hinchas acérrimos de una camiseta o de una historia, pero que frente a una derrota no les temblará el pulso para que el calificativo más humillante se clave en el DT o el jugador que sea.
Un tiempo atrás desde EL PUEBLO, la referencia a «LOS PERROS DEL FÚTBOL».
Y ahora este tiempo, donde parece ser que el que no ofrece respuesta, se expone al odio colectivo. O de tantos.
Los pobres Larriera y Giordano, se han convertido en blancos predilectos. Pero más allá de ellos como nombres puntuales, ese mismo odio-rechazo-decepción, parece tener que ver con el fútbol en general que se ve en las emisiones de Tenfield.
Y es extraño, o no tan extraño, porque ese fútbol que se rechaza visceralmente, se encuadra en la prioridad del hincha y no hay partido que no se vea.
Entonces, si tanto se lo odia… ¿por qué no se lo deja de ver? Pero se lo ve.
Mientras que no dejará de impactar toda la colección de agravios hacia ese técnico o ese jugador, que, aunque guste o no guste, ES PARTE DEL TIEMPO PRESENTE DEL CLUB DE LOS AFECTOS.
Aunque frente a la temeraria ofensiva del guillotinaje público, cabe preguntarse si el sentimiento es real hacia una camiseta o caso contrario, solo se trata de querer cuando se gana o hundir el puñal cuando se pierde.
Es cuando aflora el sabor a desencanto. O mandato de intolerancia.
Y el odio que andará en la vuelta, hasta la descompostura misma.
Con su hacer y su deshacer.
Y tan bastardo… como siempre.

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                        -ELEAZAR JOSÉ SILVA-
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