Ramón Ruíz fue reelegido a fines del año pasado como representante de los trabajadores en el Directorio del Banco de Previsión Social (BPS). Estuvo hace unos días en Salto y dialogó con EL PUEBLO sobre el estado de situación de la seguridad social en Salto, así como también esbozó unas primeras líneas de por dónde debería pasar una reforma de la seguridad social en nuestro país.

– ¿Qué información se maneja de Salto en materia de seguridad social?
– Estamos en un departamento del interior del país que tiene mayor cantidad de habitantes, donde la seguridad social tiene una presencia muy importante. Por ejemplo, tenemos 55.700 prestaciones que brinda el BPS. Es decir, jubilaciones, pensiones, seguros de paro, seguros de enfermedad, familias que reciben la asignación familiar de sus niños, niñas, adolescentes. Tenemos además que el mercado interno de aquí de Salto, hablamos del comerciante, de la frutería, de la farmacia, de la ferretería, del almacén, reciben a través de esas prestaciones 16 millones de dólares por mes. La gente cobra el seguro de paro en el cajero y va a comprar el surtido o va a la esquina y paga una cuenta. Usted sabe bien que el día que pagan las jubilaciones acá en Salto es el día que más se mueve el comercio. Saque una foto del centro de Salto el día que paguen las jubilaciones y luego vaya a sacar una foto el 15 o el 20 del mes. No hay ninguna duda que la seguridad social juega un papel fundamental para tratar de disminuir esas desigualdades que hay y colaborar con el ingreso de las familias. En la pandemia hubo familias que el único ingreso seguro que quedó fue el de la seguridad social a través de la pensión de la abuela o por la jubilación del abuelo. Pero también traemos otros indicadores. A pesar del esfuerzo que hace la seguridad social brindando esas 55.700 prestaciones, en este departamento tenemos casi el 30% de los trabajadores que no están registrados a la seguridad social.
– ¿Se refiere al informalismo?
– Sí. Esa gente trabaja, pero no aporta a la seguridad social, trabaja en el mercado informal, lo que le genera otros problemas, porque esa gente se queda sin trabajo y no tienen ninguna protección.
– El gobierno anterior, en palabras del Ministro Danilo Astori, hizo referencia a la necesidad de reformar la seguridad social, pero agregó que ese deber quedaba para el siguiente gobierno. Le consulto entonces, la seguridad social de nuestro país, ¿es viable?
– Coincido con el hoy Senador Astori de que es necesario una reforma de la seguridad social, y no solo coincido con el Senador sino con todos los partidos políticos y sus representantes que dicen que es necesario una reforma, el tema es qué reforma, y el cómo es muy importante. Si es una reforma impuesta, discutida solamente por técnicos, en ese caso no estaré de acuerdo. Si es una reforma impuesta discutida solamente por los partidos políticos, tampoco estaré de acuerdo. Si es una reforma discutida con una amplia participación donde estén los empresarios, los trabajadores, los jubilados, las Afaps, el Banco Central del Uruguay que controla a las Afaps, el Banco de Seguros que es el que paga las prestaciones de las Afaps, la OPP que es la que planifica el presupuesto y el gasto, el Ministerio de Economía que es el que pone los recursos, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Si tenemos un diálogo con ese alcance para reformar la seguridad social, independientemente de los acuerdos que se logren después, porque no puede ser que yo vaya a ese diálogo y decir que tiene que salir lo que yo quiero, hay que tratar de reunir un consenso lo más equilibrado posible, porque la única manera de reformar la seguridad social, y que esa reforma sea legítima, es con diálogo, que es el que posibilita los acuerdos.
Tenemos que discutir con todos los actores. Ahora, ese es el cómo. Cuando se empezó a discutir las Ley de Urgente Consideración dijimos que el camino era el diálogo, y el gobierno equivocadamente, desde nuestro punto de vista, eligió el camino de una comisión de expertos. Ahora terminó la discusión de esta comisión y el gobierno se da cuenta que necesita amplios acuerdos, y está reclamando acuerdos con la oposición, pero perdimos dos años hermosos para poder haber hecho ese ejercicio de diálogo, de intercambio que quizás hoy tendríamos una base de acuerdo interesante. En poco tiempo no se puede lograr ese consenso, porque tampoco queremos un diálogo para cumplir la formalidad de dos a tres semanas, se hacen algunas reuniones y ya con eso alcanza para reformar la seguridad social. El diálogo necesita tiempo, no se pueden resolver las cosas de un día para el otro para construir ese consenso.
– ¿Cuál es su visión sobre el documento que presentó al Poder Ejecutivo esta comisión de expertos de la seguridad social?
– Primero, que esa comisión de expertos no significó diálogo. En una hoja de cálculo de Excel entra todo. Puedo reunirme con los técnicos y con una visión economicista de la cosa decir, “¿qué tengo que hacer para que la seguridad social funcione?”, y de repente el técnico agarra la hoja de cálculo y pasa a aumentar la edad, baja las jubilaciones y ahí los números dan. Eso en la hoja de cálculo entra, pero en la discusión política y social, en la viabilidad política de una reforma decirle a la gente que va a cobrar menos y va a trabajar más, no sé cómo vamos a hacer para convencer a los trabajadores de que vamos a tener que esperar hasta los 65 años sin trabajar porque después de los 60 no va a haber estabilidad laboral posible, sin ingreso y sin protección social, a los 65 en forma obligatoria y con una jubilación menor.
Políticamente hoy el gobierno, el Partido Nacional dentro de su coalición está teniendo problemas para convencer a Manini Ríos, al Partido Colorado, al Partido Independiente de que cerca de las elecciones tiene que hacer una reforma donde le va a rebajar los derechos a la gente, donde aumentará la edad y el negocio para las Afaps, y donde no va a tocar la Caja Militar porque si toca la Caja Militar se rompe el acuerdo dentro de la coalición. Todavía no hay un acuerdo dentro de la coalición sobre cómo se tiene que reformar la seguridad social.
– ¿Usted dice que no quieren pagar el costo político?
– Ya conozco esta película. Casi siempre termina diciendo que el próximo gobierno deberá tomar la decisión.
– ¿Por dónde pasaría entonces una reforma de la seguridad social desde la visión de los trabajadores?
– Para ponerle nota a un sistema de la seguridad social hay que ver tres aspectos. Primero, la cobertura, o sea, a cuánta gente cubre el sistema. En Uruguay la cobertura es muy buena porque casi el 100% de la población tiene derechos a la seguridad social o recibe alguna prestación de la seguridad social. El otro tema es la suficiencia, o sea, la calidad de las prestaciones. Hay prestaciones que hay que mejorar, sobre todo las mínimas, pero cuando comparamos las prestaciones que paga el BPS con la región, Uruguay está mejor que lo que está Brasil, Argentina, Paraguay, etcétera. El otro aspecto importante, es la sostenibilidad del sistema, o sea, la viabilidad económica financiera del sistema. Ahí hay preocupación porque Uruguay, y en el caso del BPS concretamente, que es lo que me compete a mí, necesita una asistencia financiera de aproximadamente un punto del PBI, esto es aproximadamente entre 550 y 600 millones de dólares.
– Casi la misma cantidad que se pone para la Caja Militar.
– Así es, por eso es importante agregar ahora que no queremos solamente una reforma jubilatoria, queremos algo más amplia, una reforma de la seguridad social, pero seguridad social no es solamente jubilaciones y pensiones. Cuando decimos una reforma integral decimos eso, pero además integral porque no solo sería una reforma del BPS, sino que tenemos que incorporar en esa reforma de la seguridad social a la Caja de Profesionales, que también tiene un problema serio, a la Caja Notarial que, si bien hizo una reforma y tiene más aire, dentro de unos años necesitará algún tipo de ajuste, también a la Caja Bancaria, que tiene su complejidad, y por supuesto a la Caja Militar y la Policial, de la que se habla poco pero la Caja Policial también es deficitaria.
Cuando decimos cuál es nuestra visión, hablamos de una visión integral desde esos dos puntos de vista, que no sea solo jubilatoria y que no sea solo del BPS. Tiene que ser gradual, con diálogo, pero además, una reforma que en lugar de mirar hacia la columna de los egresos diciendo que hay que achicar el gasto en seguridad social, miremos hacia la columna de los ingresos. Por ejemplo, ¿qué hacemos cuando en nuestra familia no alcanza la plata? O achicamos o le decimos al hijo mayor que tiene que conseguir un trabajo porque no da. O de repente metés más horas de trabajo para cobrar un poco más o trabajás un día libre para tener un feriado pago y aumentar así el ingreso. O sea, hay dos caminos, o achicamos o aumentamos los ingresos de la familia. En la seguridad social pasa lo mismo, elegís el camino del recorte y vas con la tijera para recortar el gasto o, algo más difícil que suceda, es poner un pienso y con creatividad y audacia, ver cómo aumentás los ingresos para la seguridad social.
No estoy planteando eliminar las exoneraciones del aporte patronal, pero hay muchas actividades y muchas empresas que no aportan nada para la seguridad social. Hay muchas empresas que aportan un 7,5% y hay otras que no aportan nada. Tendríamos que analizar cada una de esas exoneraciones a ver si corresponden o no, porque cada vez que se dieron, se estableció un objetivo, ¿se cumplió ese objetivo? Evaluemos eso para ver si esas exoneraciones se tienen que mantener. Ahí hay 233 millones de dólares en exoneración de aporte patronal. Planteo, quizás no tengamos que cobrarles a esas empresas que hoy no aportan nada un 7,5%, ¿pero no podrán poner algo? Y no es una propuesta, es solo un pensamiento en voz alta.
Por Leonardo Silva