Gladiador 2 Ferro Carril 2
Porque Gladiador estaba perdiendo 2 a 1 y se le iba el partido. Pero además la derrota le implicaba un riesgo de cara al mañana. Se estacionaba en 20 puntos y si hoy Saladero derrotaba a El Tanque, la complicación podría surgir.
Por eso, en los minutos finales de la decisión, el corazón de Gladiador gobernó el limitado margen de sus ideas, porque había dejado de tenerlas, en la misma medida que Ferro le fue tapando los accesos.
Pero en ese minuto final, cuando Fabián Leytes se escuda en la corazonada. Había que llegar a esa pelota y entrarle con la más consistente dinamita posible. Y allá fue.
Le entró como nunca a esa pelota que se clavó arriba, sentenciada, con Jony Fleitas sin poder llegar. No hay ser humano transformado en arquero que ejerza el don de la reacción, frente a semejante acción criminal.
El mágico «Ojito» de ese empate final, para que Gladiador se quede con la séptima colocación y figure como uno más en la zona de play off.
El 1 a 0 por Rocha en el primer tiempo, golazo también. Ferro para ir labrando la evolución. El empate del «Toti» Vera y el segundo frentazo mediante, mientras la duda quedó clavada: la no sanción de un penal de Ruben Ferreira favorable a Ferro.
Ese mismo Ferro del control general en el inicio del segundo tiempo, un remate de Errandonea en el larguero, frentazo de Vargas y al palo, Gladiador desnudando impotencia. Las variantes que no faltaron en los dos.
El exceso de Ferro en la espera, limitando la pretensión de alguna réplica, después de ser filoso y apto, más allá de la no eficacia.
Costó suponer que Gladiador empatase. Pero con este Gladaidor siempre habrá que tratar de disponer de un cheque en blanco. Por las dudas. Y si tiene un corazón a mano, tanto mejor.
Ese lenguaje suele caerle bien. Demasiado bien.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-
