Hace mucho tiempo que en estas columnas sostuvimos que lo más indicado ante el avance de la pandemia es vacunarse, y lo seguimos sosteniendo no porque confiemos a rajatablas en ella, sino porque los primeros en probar su propia medicina (la vacuna), será el personal de la salud, médicos, técnicos, enfermeros, personal de mantenimiento y demás.
No ignoramos que todas las vacunas han sido autorizadas como emergencia y esto significa que en buen romance aunque no es la panacea es la única opción que tenemos. Quizás no se debe esperar tanto de la vacuna. Aún la vacuna contra la influenza que se aplica todos los años tiene sus reacciones adversas, leves, pero las tiene. Además, como es sabido no protege contra todas las cepas de influenza, sino contra las más habituales en la época. Es de esperar entonces que esta vacuna también tenga reacciones adversas, pero no más de lo que puede esperarse, alguna alergia y similar.
Ahora bien, si creemos que con vacunarnos “estamos salvados” de la pandemia, nos equivocamos. Sólo cuando se alcance un alto porcentaje de vacunación (se habla de más del 50 por ciento), puede esperarse una alta inmunidad contra el COVID 19, aunque seguirán subsistiendo muchas interrogantes sin respuestas.
Una de ellas, por ejemplo es ¿por cuanto tiempo inmunizará?. ¿Es efectiva contra todas las cepas y las mutaciones que se confirman?. ¿Podemos aplicarnos una y luego otra? Son sólo algunas de las interrogantes más frecuentes.
En tanto la realidad nos confirma lo que tanto temíamos. El gobierno nacional que ha hecho de la eliminación del secretismo y las reservas, una bandera de su accionar, acaba de reconocer que en la negociación por la vacuna “hay cláusulas de reserva” y lo ha dicho el propio presidente “la opción era aceptar las cláusulas de reserva o quedarse sin vacunas…”
Bienvenido al mundo real. Esta realidad indica que cualquier empresa (los laboratorios lo son), que tenga una oferta de un mercado que maneja cientos de millones de consumidores y otra que apenas maneja tres millones, es obvio a cual dará preferencia, máxime si sabe que la situación volverá a repetirse.
Hoy la situación real y concreta es que en el mejor de los casos deberemos de aguardar hasta fines de febrero o marzo para comenzar a vacunar los sectores más expuestos a la pandemia. Nos tememos que para concretar esta vacunación tendremos que esperar mucho más aún y no será antes de fines del año 2021 que alcanzaremos un alto porcentaje de vacunación.
Ojalá nos equivoquemos, pero la realidad nada tiene que ver con el voluntarismo.
A.R.D.
