Wilson Alvez Núñez a los 69 de vida y sentimiento
A ver «Chirimino»…¿cómo se jugaba antes?
La pelota contra el piso. ¿De acuerdo?. Venía para vos. Y vos encarabas.
¿Cuántas veces encarabas?….¡todas las veces que fuese necesario, para que los rivales quedaran parados como postes!
¿No es cierto «Chirimino»?….Porque mandaba el poder de tu gambeta.
Porque la gambeta fue tu placer. La diversión de cada domingo….¿te das cuenta?
Con tu Dublin Central. Con Gladiador. O en la selección.
Donde sea: ahí vos.
Pero además «Chirimino», la pregunta cae de maduro. Poné atención.
¿Quién te enseño a jugar al fútbol? La respuesta es: NADIE.
¿Quién te puede haber enseñado aquella gambeta?: los campitos del barrio.
Los campitos y vos. De sol a sol.
Con arcos del material que fuese o un par de tarritos para marcar el territorio y decidir después en la diabla aventura del gol.

Acaso, el que lo vio jugar a WILSON ALVEZ NÚÑEZ, bien que lo sabe.
¡Jugaba!….esa fue la más hermosa comprobación.
Jugar al fútbol desde la pelota compañera. Para hacerla de él.
Bien de él. Y más gambeta. Siempre la gambeta.
Es que además, a «Chirimino» le entraban duro en la suela y solo persistía en la carcajada frente a cada toque: ¡qué pasen de largo nomás, que contra su incorregible repertorio no se puede!
No pueden los detractores.
No podrán con el talento casi mago de este «Chirimino» de aquel fútbol. De aquel….
El domingo que pasó, Wilson llegó a los 69 años. Juntó a su gente.
A los más cercanos, a los del sentimiento y la vida.
Dicen que le regalaron la torta del cumple con los colores de su Dublín Central. La foto no miente.
Dicen que a «Chirimino» no le faltó la emoción, porque además el paso del tiempo, no endurece la piel. Más bien que ablanda el corazón y unos cuantos lagrimones se sumaron a la cita.
¿Levantó alguna copita de vino?….¡Y seguro que sí!.
Si después de todo, maestro de la alegría, hay que seguir brindando por vos.
Por aquel ayer de la magia. Y por esa gambeta que no deja de volver como siempre.
Esa pelota compañera en las tardes de campito. Bien de sol a sol.
Con tus sueños. Con tus duendes. Con el placer humano de tan solo jugar.
Y de tan solo querer la misión de no renunciar a la alegría.
Aquella alegría que había que defender.
¡Y que pasen de largo nomás aquellos que te entraban duro en la suela!
Si en definitiva, la historia de aquel sentir no se privará de alguien como vos.
¿Celebró maestro? Celebró.
Por aquí muchos, lo seguimos haciendo.
Por aquellas gambetas sin recortes. Por aquellas gambetas….y vos.