“Estoy convencido que he llegado para hacer cosas que terminen siendo semillas de algo más grande”
Darwin Monzón
Conocimos a Darwin Monzón hace muchos años en una entrevista que le hicimos para EL PUEBLO en pleno auge del Instituto Memory, pero es recién en esta oportunidad que nos permite conocer aspectos de su vida que desconocíamos, como cuando iba a la escuela en bicicleta recorriendo 20 kilómetros por día en medio del campo.
1. ¿Cómo fueron esos primeros años de tu vida?
– Soy de 1981, de padre policía y madre ama de casa, nací en Saucedo y luego vivimos en Cuchilla de Salto, tengo mi hermana Leticia que es un año y medio menor. Desde ahí tuvimos una vida de campo, desde ordeñar a esquilar hasta andar con las ovejas, tropear, viviendo en esa realidad desde chico de la que no me sentía parte. Fui a una escuela donde éramos 6 alumnos, hacíamos 10 kilómetros de ida y 10 de vuelta para ir a la escuela todos los días, iba en bicicleta con mis 5 o 6 años. En el camino se iban sumando compañeritos, al final llegábamos todos juntos, hiciera frío o calor, siempre, solo faltábamos cuando llovía.


2. Y ¿cuándo llegaste a la ciudad?
– A los 9 años por decisión familiar nos vinimos a vivir con mi madre y mi hermana a la ciudad, ahí conocí lo que era y me di cuenta que esto era lo mío y que no iba a volver más al campo. Fuimos a la Escuela 8 y luego al viejo y querido Liceo 3, donde ahora está el shopping. A los 15 años le digo a mi padre que me quiero ir a estudiar al Liceo Militar, papá no estaba muy de acuerdo pero insistí tanto que fui, di las pruebas de ingreso, y a esa edad me fui a vivir a Montevideo en régimen de internado.
3. ¿Recibiste una educación más rígida que la civil?
– Exactamente, y en aquella época era mucho más complejo, como que ahora es un poco más permisivo, y el contacto con el exterior del liceo era distinto al que se tiene ahora, en esa época no habían celulares. Fíjate que para hablar con mis padres por teléfono sabía que en determinado día de la semana tenía que ir como pudiera a la casa de un tío porque a tal hora mis padres iban a ir hasta la central de ANTEL, porque tampoco tenían teléfono en casa. Así que teníamos que planificar todo con antelación. Fue una etapa muy linda de mi vida, aprendí mucho y hasta el día de hoy me quedan amigos y hermanos de la vida de ese entonces de todas partes del país, uno construye en ese momento amistades que quedan para toda la vida.
4. ¿Qué siguió luego de egresar del Liceo Militar?
– No sabía qué iba a seguir y hacer de mi vida, lo único que tenía claro era que milico no (risas), entendí que estaba buenísimo pero que ese no era mi camino. Decidí estar un año sabático en temas de estudio y pasé a trabajar con mis 19 años abriendo puertas de taxi, de cadete, vendiendo libros puerta a puerta me dio la posibilidad de conocer Montevideo y estrategias de venta. Al terminar el año me plantee que algo tenía que hacer, empecé a averiguar y me dije de ir a la Escuela de Policía. Renuncié a mi trabajo, me preparé, iba aprobando todo pero justo el último examen lo perdí.
5. ¿Y entonces? ¿Para adónde agarraste?
– En ese momento estaba con un amigo que me dice de hacer el IPA, le dije que no me veía siendo profesor, entonces me respondió que él iba a estudiar adscripción, ¿y qué es eso? “Para ser adscripto”, ¿y se estudia para eso? (risas) y fuimos. En aquel momento se daba prueba de ingreso al IPA, que era bastante parecida al de la Escuela de Policía, eso me ayudó. Di la prueba de ingreso, aprobé, arranqué pensando que iba a estar solo un año para probar, cualquier cosa probaba de nuevo en la Escuela de Policía al año siguiente, pero me encantó. Fue el primer contacto que tuve con una profesión que me enamoró desde el primer momento, inclusive comenzamos las prácticas en los liceos. Recuerdo que en el examen final la profesora de Didáctica me preguntó qué pensaba hacer de mi futuro, le contesté que quería ser siempre adscripto, y mi Adscriptora, que es la que está a cargo de mi formación, me dijo que nunca diga eso porque tenía que pensar en cosas más grande a futuro. Todavía me acuerdo de eso, pero cada día que pasa sigo eligiendo ser adscripto habiendo tenido la posibilidad de acceder a otros cargos en la educación, pero sigo eligiendo esta profesión que me sigue dando satisfacciones por la relación que tengo con estudiantes, con familias, con docentes que te hacen crecer como persona.
6. Te conocí hace muchos años en una entrevista que te fui a hacer para EL PUEBLO siendo director de Memory, ¿cuándo surgió Memory?
– Memory fue mi primer hijo (risas), digamos. En 2004 me recibí y me vine para Salto a trabajar, y enseguida detecté que había una deficiencia en el sistema educativo porque los chicos iban a examen y no tenían dónde poder prepararse. Se me ocurrió abrir un espacio donde pudiesen congregar docentes para dar clases particulares y preparar para exámenes. Apelé a los contactos que tenía, varios profesores me dijeron que sí y armé un espacio llamado Instituto Memory que duró 12 años. Funcionó tan bien que terminó pareciendo un liceo por la cantidad de grupos que se fueron armando, y comienza a surgir la idea o el sueño de tener un liceo.
7. ¿Ese cuadro docente no se transformó en una cooperativa que se termina haciendo cargo del Liceo Santa Cruz?
– Y de tantas charlas que fuimos teniendo en aquellos tiempos todo se fue encaminando a lo que terminó siendo el Liceo Santa Cruz, por lo que constituimos una cooperativa que fue la figura que nos dio cierta plataforma para poder proyectar de mejor forma la propuesta y así se dio lo que es hoy el Liceo Santa Cruz. Ahí estuve 6 años en la Dirección hasta que me dije que había un ciclo cumplido y que debía dar un paso al costado dando lugar a otras personas.
8. Llegamos al momento que explica lo que hoy estás viviendo con “Fandom Producciones”, ¿cómo llegamos a esa etapa?
– Siempre tuve la idea de estar atento a lo que ocurre a tu alrededor, a las señales, y no me refiero a nada místico, me refiero a ser observador y lector de lo que pasa. Así surgió lo de Memory. En aquel momento, dos chicas se pelearon y una decía que la otra le había roto el manga, yo la miraba, y me muestra ese objeto extraño que vi por primera vez. Como no entendía cómo había surgido el lío les propuse armar una muestra en el patio del liceo de lo que era el anime y el manga buscando una solución a ese conflicto, vi que le cambió la cara y me di cuenta que el tema era por acá. Eso terminó siendo tan grande que llegó a abarcar a los padres, la comunidad se comenzó a enterar y quiso participar, vimos que el colegio quedaba chico, entonces fuimos al club Ferro Carril esperando 200 personas pero fueron 1.200 aquel único día, y vimos que ahí había una comunidad que necesitaba un espacio para poder integrarse y compartir con otros. Empezamos a ver qué otras experiencias había en otros territorios, empezamos a viajar con Matías Bernaola que es uno de mis socios en esta locura que hoy se llama “Fandom Producciones”. Así llegamos a lo que se dio este año que fue la 4ª edición del Anime & Comic Salto.
En ese proceso de armar eventos entendimos que teníamos que darle un formato legal al asunto, es así que formamos una productora que está reconocida incluso por el MEC, con apoyos del Ministerio de Turismo, de la Intendencia de Salto, de CTM e instituciones privadas que reconocen a Fandom Producciones como una institución que apuesta a generar espacios no tradicionales. Si bien nuestro objetivo es generar eventos sociales, educativos, culturales, tratamos de ir por lo no tradicional, buscando lugares nuevos donde las comunidades tengan un espacio donde encontrarse.
9. Justamente, hoy se encuentran trabajando en la organización de un encuentro holístico, ¿de qué se trata?
– En esto de dar respuesta a las diferentes comunidades que hay, el año pasado parte de la comunidad holística nos plantearon hacer algo como hay en Montevideo, donde hay eventos que congregan todo lo que es energía. Empezamos a averiguar a ver cómo era el asunto y vimos que cumplía con nuestros objetivos como productora. En este tipo de comunidades cada cual está en lo suyo, uno hace reiki, otros hacen yoga, cada uno en su lugar, congregarlos es algo que nunca ocurrió en Salto. Es así que termina surgiendo la posibilidad de generar este espacio que dimos en llamar “Serenum”, que será el primer evento holístico este 14 de diciembre en salón Atila en Costanera Norte, donde van a estar todas las experiencias que hay para el bienestar espiritual, emocional y físico de las personas. Somos un ser bio psico social que busca las mejores respuestas que me hagan una mejor versión de mí mismo o un mejor bienestar desde lo emocional, de lo espiritual, de lo físico, y de las terapias complementarias que hay.
10. La última palabra es tuya.
– Siempre comento con mis compañeros de trabajo que estoy convencido que he llegado para hacer cosas, no para pasar por la vida y nada más, sino también ser parte de la construcción de cosas que terminen siendo semillas de algo más grande. Uno tiene que ser partícipe de procesos que trasciendan a uno, que otros puedan continuar el camino y avanzar en mejor cantidad y calidad. Ese es el desafío, que pasa por seguir dialogando y construyendo, y por qué no, ser parte del buen vivir de otro.
