ROL. Repasaba los hechos que han marcado la agenda política e institucional del departamento y del país de las últimas semanas y uno se ve tentado de hacer algún comentario sobre la necesidad de actuar o de definir acciones futuras desde la base de ciertos valores y principios republicanos y democráticos que han caracterizado la historia de nuestro país, tratando de elevar una vara bastante menospreciada.
Es entonces que me llego a cuestionar cuál debe ser el rol de los medios masivos de comunicación. Si se sigue el razonamiento se termina definiendo al periodismo como, además de ser el custodio de la Verdad, como el custodio de los valores éticos de nuestra sociedad. ¿No será demasiado?
Veo que algunas editoriales de varios medios de tiraje nacional y también local se ven tentados de incurrir por ese camino, y vuelvo a cuestionarme, pero ¿quién nos dio la responsabilidad de ser la conciencia ciudadana de nuestra comunidad? ¿Es que los periodistas somos tan probos éticamente que estamos por encima de los demás y entonces podemos definir qué está bien y qué mal?
CONSECUENCIA. Quienes trabajamos desde hace muchos años en el periodismo hemos visto muchas cosas, de todo tipo de color. ¿Esos nos transforma en censores morales?
De ninguna manera. Quienes trabajamos en el periodismo somos como cualquier persona, que en todo caso tenemos el privilegio de observar los hechos que ocurren en nuestra sociedad desde una perspectiva distinta a la de los demás. Repito, ni mejor ni peor, distinta. Y esa visión nos permite emitir opinión sobre esos mismos hechos con un poco más de información, pero como somos personas estaremos cargados de la subjetividad que nos caracteriza como seres humanos. Así que lo que estaremos escribiendo, como en esta ocasión, no será la Verdad, si se trata de opinar de algo, sino que se tratará lisa y llanamente solo de mi Verdad, que podrá coincidir o no con la Verdad de otras personas, porque cuando cualquier hecho admite más de un punto de vista, el tema en cuestión será opinable, porque como ya sabemos, las verdades absolutas no existen.
Es así que por más que cumpla con el rol de periodista, mi opinión valdrá tanto como la de cualquier vecino. Seguramente “mi” verdad tenga el valor agregado de tener alcance al conocimiento de alguna información adicional que no se encuentra al alcance de cualquier vecino, y eso hará la diferencia. Pero insisto, la Verdad de un periodista seguirá teñida de su subjetivismo, el que deberá combatir cada vez que se vea tentado de agregar a su opinión algún adjetivo calificativo.
Pero, además, los periodistas también terminamos siendo consecuencia de la sociedad en la que nos encontramos, así que advierto que seguramente también podamos estar al mismo nivel del que solemos criticar, y todavía sin el menor atisbo de autocrítica sobre lo que hacemos o dejamos de hacer. Obviamente que debo ponerme en primera fila a la hora de analizar el papel que jugamos los periodistas en la sociedad, porque defectos tengo tantos como el que más pues nadie en este oficio está libre de tirar la primera piedra.
Hasta la semana que viene…
Por: Leonardo Silva