Heber Rattin
La historia de la aviación en Salto tiene muchísimo que ver con las largas distancias y esa conexión que era difícil de unir sino se hacía por aire.
Un piloto que se ha constituido en la leyenda viviente de nuestro departamento es Heber Rattin; basta con escucharlo unos minutos para ir a esos vuelos donde la escasa tecnología lo convirtió en un experto solitario en las alturas.

Su avión, fue hasta el vehículo de transporte del Presidente de Brasil.
El cielo del interior profundo fue surcado Rattin en un sin fin de viajes.
Desde los 12 años queriendo volar
«Ingreso en el mundo de la aviación allá por el años 1951 mi padre tenía un comercio en la esquina del aeropuerto, yo estaba más que nada en la Aurora, ese predio era de mi padrino. Mi familia se dedicaba a la lechería, pero yo quería hacer otra cosa. Mi tío don Bautista Rattin fue fundador del Campo de Aviación. Un día precisaban una persona para limpiar los fierros y me llamaron a mí; yo lavaba los fierros y hacía un poco de mecánica. Con 12 años empecé, había un taller montado con aviones. Fuí haciendo de todo; cargaba combustible, hacía mantenimiento. Hasta que llegó la edad mínima para manejar aviones; con 17 años empecé a volar. Así comienza mi carrera como piloto. Después seguí estudiando haciendo materias, haciendo horas; fui piloto comercial, instrumental, auxiliar de vuelto. Ya estaba habilitado para volar pero todo esto que te estoy contando comenzó el 21 de diciembre de 1955, con 18 años, ahí comienzo mi carrera como piloto comercial privado. Es hasta hoy, 67 años después, que sigo volando como piloto privado.»
Vuelos difíciles
«Con más de 20.500 horas de vuelo imagínate todas las que pasé allá arriba. En aquel momento era muy poca la información meteorológica con la que contábamos. A veces los informes meteorológicos daban que el clima iba mejorando pero cuando estábamos allá arriba la tormenta no había pasado; no podíamos volver y había que seguir. La piloteamos mucho. Teníamos que saber salirnos de la ruta y tomar otro camino para seguir. Después aparecieron los radares, y con más estudios, poníamos en práctica lo que teníamos en teoría, para saber salir a veces de adentro de una tormenta. Gracias a Dios supe salir para hoy estrar contando estas historias de la aviación.
Largas distancias
La aviación nuestra no era muy desarrollada pero si teníamos que llevar una persona de Salto a Río de Janeiro la llevábamos. Un día salimos en un vuelo desde Carrasco hacia Posadas Misiones, de ahí a Ciudad del Este y al otro día partimos hacia El Chaco, después Córdoba y por último Mendoza.
Piloto personal del Presidente de Brasil
Me tocó viajar muchísimo por Río Grande Do Sul. El Presidente en ese momento John Gularte, me contestó para viajar por distintos lugares, lo llevaba dónde él me pedía. Todo esto hasta aquel fue derrocado. Tuve la suerte de estar dos horas antes con él el día que falleció, era un abogado muy exitoso en Brasil. Gularte había comprado mucho campo en Uruguay, a mí me decía que era su comandante. También me decía que iba a ser de nuevo presidente y yo su secretario (risas). Estuvo mucho tiempo conmigo y yo aprendí mucho de él.
“En Uruguay no hay un lugar donde no halla puesto las ruedas con mi avión.”
“ años donde los pagos se hacían en avión, íbamos al interior profundo con mucho dinero, hacíamos más de veinte lugares pagando. Entre cerros y quebradas aterrizamos, muchas veces sin ningún señal. También hice servicios sanitarios, eso era trabajo para el Hospital Regional Salto, ellos eran quienes me pagaban, enviaban la orden al Centro de Aviación y nosotros salíamos. Había una gran coordinamos entre Salud Pública, el Centro de Aviación y la DINASIA.
No era nada fácil trasladar un paciente desde el interior hacia Salto y Montevideo, porque veníamos; el paciente, el familiar y yo. No había médicos en el Interior. Era todo muy difícil.”
Radio Salto el único medio de comunicación
“La comunicación se hacía a través de radio Salto porque no había otro medio. Las comisaría y las policlínicas no tenían teléfono. No había manera de hablar directamente con los del lugar, se emitía un informe especial por la radio anunciando que el avión partía rumbo al destino donde estaba el enfermo. Increíblemente cundo llegaba el paciente me decía: ‘ me mejoré solamente escuchando en la radio que el avión venía a buscarme’.”
“El locutor daba las directivas para que la persona estuviese pronta para abordar porque a veces había lluvia o tormentas prevista y debíamos volver con prisa a la ciudad.”
Avión ambulancia
“Tuve la desgraciada de que algunos de los pacientes no llegaran con vida. Tenía que llegar hasta un médico para constatar la muerte del paciente. A veces nos acompañaba la enfermera del lugar, cuando la situación era demasiado grave. También acudimos a distintos accidentes ocurridos en carretera o en caminos vecinales. Cuando escuchaban el zumbido del avión, la gente sabía que no se iba a morir ahí, sabían que íbamos a luchar para traerlos con vida a la ciudad.”