Educación
El libro «Nudge» (Un pequeño empujón), escrito por Richard Thaler y Cass Sunstein en 2008, es un Best seller en el que los conceptos de economía del comportamiento fueron utilizados para comprender los temas sociales. Es la manera de «empujar» a la población a tomar decisiones que las beneficien a largo plazo. Los «nudge» o «pequeños empujones» son ajustes en la arquitectura de las decisiones de las personas que buscan, sin coartar su libertad de tomar una decisión, modificar su comportamiento en su propio beneficio. Richard Thaler recibió el Premio Nobel de Economía en 2017, por su contribución a la economía conductual.

Durante años, en muchos países, empresas y políticas públicas han usado «pequeños empujones» para conseguir beneficios en la gente.
La economía del comportamiento incorpora la psicología, sociología y antropología al estudio del comportamiento humano y las interacciones sociales dentro de un marco normativo y económico. Nos permite entender lo que hace la gente y por qué lo hace. Los programas fundamentados en la Economía del comportamiento tienen como uno de sus principales beneficios, el ser de bajo costo y generar un gran impacto.
Cuando hablamos de «pequeños empujones», debemos tener en cuenta la presencia de los sesgos cognitivos en los procesos de toma de decisión. Estos hacen por ejemplo que tomemos decisiones en base a referencias que poseemos, en base a nuestra percepción del riesgo, en relación a estereotipos, a nuestro optimismo o exceso de confianza, a la subestimación o sobrestimación. Los «pequeños empujones» deben estar inevitablemente dirigidos a mejorar las posibilidades de las personas, a pesar de sus sesgos, de tomar decisiones individual y socialmente convenientes
El comportamiento humano se nutre de cuatro herramientas principales conocidas por el acrónimo EAST; easy (fácil), attractive (atractivo), social y timely (a tiempo). Es decir, que el comportamiento sea fácil de lograr, que se presente de forma atractiva, que en lo social tenga un impacto sobre los demás y poder hacerlo en el momento preciso (a tiempo).
En los últimos años, la habilidad del «pequeño empujón» se ha abierto camino en los diseños de políticas en diferentes áreas, llegando a la Educación. En muchos países hay interés en emplear la economía del comportamiento y especialmente el costo- beneficio para impulsar a los niños, adolescentes, padres, maestros y profesores hacia una la toma de mejores decisiones en educación y de esa forma obtener mayores logros.
Investigaciones utilizando «pequeños empujones» son publicados, con el fin de que podamos entender estas intervenciones. Las mismas pueden involucrar decisiones activas y pasivas. Y también implicar cambios o agregar decisiones en el entorno. Se trata de que los individuos tengan suficiente información, capacidad, habilidades y motivación para tomar decisiones. Las evidencias sugieren que las intervenciones son más exitosas si los individuos se encuentran altamente motivados.
Se ha comprobado que si las metas, los plazos y los recordatorios involucran tareas específicas, serán más efectivas; de lo contrario la gente tiende a diferirlas y dándole más tiempo muchas veces cambia su comportamiento. Se busca que estas políticas puedan mejorar los resultados de los estudiantes.
Algunos ejemplos de «pequeños empujones» empleados en centros educativos en diferentes países son; llevar los datos de los estudiantes día a día y en caso de constatar una baja en el estudiante, ofrecerle el Servicio de Tutoría. Otro caso, enviar recordatorios de asuntos de su interés a los estudiantes vía email o textos (según lo prefiera). En algunas escuelas, el hecho de poner a sus alumnos durante unos minutos a escribir sobre sus valores fundamentales, ha hecho incrementar sus logros académicos. Es decir, invertir unos minutos, puede generar un gran impacto. Los costos en tiempo y monetarios aquí, son bajos. En varias escuelas ha sido más efectivo recurrir a email o mensajes de textos hacia los padres que hacia los niños. Se ha visto que los padres toman a bien estas ayudas. A nivel de secundaria por ejemplo, se ha utilizado el uso de emails o mensajes de textos a padres, para avisar de ausencias a asignaturas por partes de sus hijos y esto ha ayudado a disminuir sus faltas y ha aumentado la retención del alumnado. Otro ejemplo de «pequeño empujón» ha sido, conectarse regularmente con los estudiantes para ayudarlos a alcanzar sus metas, manejarse con sus tiempos y ayudarlos a atravesar los cambios. Esto ha ayudado a que completen su educación media. El quitar barreras del comportamiento puede destrabar y dejar ver habilidades que a lo largo de la vida reditúen en logros. En varios centros donde se ingresa por medio de solicitudes, se ha implementado un seguimiento de ayuda, mientras están aplicando. Esto ha contribuido a que se incrementen la cantidad de solicitudes. Estos «pequeños empujones», buscan llevar al éxito al estudiante.
Se puede concluir que los mecanismos subyacentes de comportamiento, incluyendo las barreras y los cambios que se necesitan en las intervenciones harán que los hacedores de políticas e investigadores puedan predecir mejor y tengan la capacidad de decidir cuál será más efectiva para cada caso.
El uso del «pequeño empujón» por los diferentes agentes, nos estaría llevando a no tomar la decisión que nos resulta más fácil, sino aquella que nos es más beneficiosa.
Arq. Irene Barla. Diplomada en Innovación y Creatividad en Educación. Dipl. en Defensa Internacional de DDHH. Dipl. en Diseño de Políticas Públicas.