En un trabajo coordinado entre la Policía de Uruguay y Brasil se logró detener a dos personas que acopiaban armas de fuego y droga y que fueron identificados con la facción criminal brasilera “Os Manos”. También se detuvo a un policía encargado de comprar las armas de fuego que luego eran vendidas.
La Policía Civil interceptó en Santana do Livramento a uno de los indagados, de 21 años, a quien se le incautó una pistola Glock 9 mm en su caja. Ante esto, y dando cumplimiento a la orden de allanamiento expedida por el Juez Letrado de 1º Turno de Rivera, se inspeccionó su casa del barrio Sacrificio de Sonia donde fue detenido y se le incautó un celular y un auto.
Del análisis primario del celular se determinó que el indagado mantenía conversaciones con su tío a quien le pedía autorización para guardar armas, droga y dinero en su casa.
La información obtenida derivó en nuevos allanamientos donde se ubicó en un patio, enterrado en el piso de tierra y envuelto en una tela y en una bolsa de nylon, dos trozos de marihuana prensada con un peso de 540 gramos.
Asimismo se supo que el arma incautada por la Policía de Santana do Livramento, y que iba a negociar el indagado, había sido comprada por un funcionario policial de la Jefatura de Policía de Rivera, por lo que se solicitó información a la armería de la cuidad de Rivera donde fue vendida la pistola si tenía registros de la venta de otras armas y municiones al funcionario policial.
El propietario de la armería hizo entrega a la Policía de copias de boletas por la venta de las siguientes armas: una pistola marca Taurus modelo G3, una pistola marca Taurus modelo TS9 calibre 9 mm, 1.000 municiones calibre 9mm y la pistola Glock incautada.
También entregó las copias de las guías de dichas armas y dos armas de fuego, una escopeta calibre 12 y una pistola 9 mm, que fueron adquiridas por el efectivo y que serían retiradas ese mismo día.
Los detenidos fueron llevados a declarar ante el Juez Letrado de Rivera que ordenó que el hombre de 47 años sea emplazado y se condenó a A.A.O.C. de 21 años por un delito de tráfico internacional de armas de fuego, un delito de contrabando y un delito de asistencia a los agentes de la actividad delictiva, a cumplir una pena de dieciocho meses de prisión.
A posteriori se detuvo al Cabo de 40 años y en su domicilio se ubicó un rifle calibre 22 con cargador y diez municiones, una mira telescópica, un uniforme policial, su arma de reglamento, tres cargadores, un chaleco antibala, municiones 9mm y un celular.
Luego, el hijo del efectivo, de 18 años, entregó otras tres armas de fuego (un revólver de desnucar 38, una pistola Mauser y un revólver 44) pertenecientes a su padre y las que se supo las ofrecía para la venta.
El funcionario policial fue condenado como autor penalmente responsable de un delito de tráfico interno de armas de fuego en reiteración real con reiterados delitos de tráfico internacional de armas de fuego, a cumplir una pena de veinte meses de prisión.
