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martes, 1 de julio de 2025
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Se cumplirá este año medio siglo de su muerte. Sabas Olaizola: un salteño que no merece el olvido

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Sabas Olaizola fue un maestro, periodista, pedagogo y escritor salteño que, según nuestro entender, merece un conocimiento (y seguro luego un reconocimiento) bastante mayor. Hace un tiempo, alguien propuso que una calle de Salto llevara su nombre, pero el desconcierto de las autoridades al escuchar sobre él fue abrumador. Para ellos, era un desconocido.

Nació en Pueblo Belén el 5 de diciembre de 1894 y se recibe de Maestro el 10 de noviembre de 1912. Se desempeña como Director de escuela en Belén (1915), Director de escuela en Nueva Palmira (1916), Director del Periódico “La Ruta” (1918), Director en la Escuela Nº 5 de Las Piedras (1921), Director del Periódico “Nuestros Hijos” (1923). En 1925 funda la Escuela Experimental de Las Piedras, que en 1929 se expande a Venezuela y Ecuador. Entre 1930 y 1937 es Profesor de los Institutos Normales. En 1942 funda el Liceo de Las Piedras, donde trabaja como Director y ejerce como Profesor en el Liceo de Nueva Palmira. En 1948 trabaja como Consultor de la OEA. De 1952 a 1955 se desempeña como Experto de Educación en UNESCO, en Ecuador y trabaja en la Formación de Maestros en Honduras. Después, ejerce como Profesor de Historia en Santa Lucía y Montevideo y Director. del Liceo Nº 17 de Montevideo hasta 1972. Falleció en la capital el 4 de diciembre de 1974.

OBRAS: La Pedagogía Decroliana (1927), Amanecer – Lecturas para la Escuela Nueva (1930), El Método Decroly en Las Piedras (1932), La Escuela Nueva en el Uruguay (1935), El Plan de Maestros Asociados (1950). Por otra parte, en el Tomo 12 de la Colección Escritores Salteños, el Prof. Leonardo Garet se refiere a él como un poeta de “nombre olvidado” y rescata un puñado de poemas suyos aparecidos en diferentes revistas y periódicos.

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MARCO PEDAGÓGICO

(Un trabajo de la pedagoga Patricia Gómez, Mag. en Pedagogía, docente del IFD de Montevideo)

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“El Doctor Agustín Nieto Caballero era un hombre bogotano, de formación europea, defensor de la escuela nueva, particularmente de las propuestas pedagógicas de María Montessori y Ovidio Decroly. Estas ideas adaptadas a la realidad y a la cultura de su país inspiraron la creación del Gimnasio Moderno de Bogotá, del que era su director.

Esta institución fundada en 1914, era considerada como la primera Escuela Nueva en Sudamérica. Su concepción de la escuela era la de un gimnasio para el cuerpo y el espíritu, donde se forjaran los hábitos de la vida y el amor al estudio.La propuesta educativa de Nieto

Caballero, al igual que su obra en el Gimnasio Moderno, fomentaron el interés nacional por la educación en su país y fueron motivo de reconocimiento internacional. A mediados de los años veinte, el Gimnasio Moderno fue destacado, como la capital de la escuela nueva en América Latina y como el centro de difusión de sus ideales. Nieto Caballero entró en contacto con pensadores latinoamericanos, vinculados a la lucha de renovación educativa en sus países.

El 24 de diciembre de 1924, el Doctor Agustín Nieto Caballero visitó nuestro país y dictó una

conferencia en el Museo Pedagógico. Allí asistió un grupo de maestros entusiasmados con su

palabra, que ya era conocida en nuestro medio.A ellos les transmitió: sus ilusiones, los deseos

de hacer y su actitud creadora. Les demostró, lo qué significaba en su medio, el Gimnasio Moderno como escuela activa y lo que se podía hacer en nuestro país.

En el año 1925 por iniciativa de la señorita Luisa Luisi, se formula el proyecto, que pone en

énfasis en que el Consejo de Enseñanza Primaria y Normal, autorice a tres Maestros a organizar libremente las escuelas a su cargo. Es así que Sabas Olaizola, Otto Niemann y Olimpia Fernández, adaptan las ideas que escucharon en esa charla a nuestro medio: Así comienza la idea de la nueva educación en las escuelas experimentales.

Sabas Olaizola explica por qué comienza a aplicarse la Educación Nueva en nuestro país: “Sentíamos muy vivamente entonces (…) que nuestra escuela carecía de valores educativos

propiamente dichos, por olvidarse de los contenidos funcionales de la vida concreta; de la vida del niño, y de la vida social; es decir no había en ella vida de ninguna clase, y carecía en todo orden de un auténtico “hacer cultural”; con efecto, inclusive el aspecto teórico de la educación no se forma con informaciones sino que se “produce” a partir de las vivencias del sujeto frente a las formas complejas pero sentidas con significación, del medio que integra con su individualidad”.

La tarea de la Escuela, hasta esta iniciativa, había sido poner en contacto al niño con las materias de enseñanzas, con el propósito de hacerlas aprender por el alumno. La Nueva Educación desplaza las materias por los hechos, pero no los hechos como experimentos científicos, sino como complejos vitales del ambiente y de la experiencia. Olaizola explica claramente esta diferencia: “Imaginemos la diferencia que hay entre aprender lecciones de agricultura, y hacer agricultura aunque sea rudimentaria; en el primer caso, los métodos clásicos pretenden instruir en la materia; nosotros decimos que no logran eso, pues esa enseñanza no sirve después; en el segundo caso, en hacer agricultura, ocurren hechos diversos: responsabilidad moral, esfuerzo corporal, problemas, dificultades, fracasos, éxitos,

etc.; decimos que aquí hay educación, y nadie podrá dudar que el alumno se instruye además”.

La aplicación del Método Decroly, fue bien vista por los medios intelectuales y los hombres del gobierno, por lo que se decidió dar recursos para su implementación. El establecimiento de las Escuelas Experimentales en la Enseñanza Oficial de nuestro país, se vio favorecido por la Ley Ghigliani (19/10/1928), que estableció las Comisiones Administradoras de Escuelas Experimentales, para su dirección y administración. Esto representó una diferencia con las innovaciones realizadas en otros países como por ejemplo: las de Dewey, Ferrière, Tolstoi, Reddie y Lietz, que se llevaron a cabo en escuelas privadas.

La base de la organización, de las escuelas nuevas del país, fue el régimen de autonomía pedagógica; desde la autorización del Consejo de Enseñanza Primaria para realizar ensayos libremente, siempre el factor fundamental de iniciación y desarrollo de estas instituciones fue

la autonomía técnica. La implementación de las Escuelas Experimentales, contó con el apoyo de los educadores jóvenes y los ex alumnos de la Escuela, que entrevistados acerca de su visión de la experiencia, valorizaron esta iniciativa. Quienes no vieron favorablemente esta experiencia, fueron algunos educadores que consideraron innecesarios los cambios planteados. Esto se debía a que les implicaba mayores exigencias, sin una paga extra.

Semanalmente se hacían cursos pedagógicos teóricos de ampliación, las conferencias se realizaban fuera del horario escolar. Se agregaba una reunión casi semanal de carácter práctico con el Director para: acordar orientación y procedimientos, estudio de temas escolares, preparación de material y visitas realizadas a los hogares regularmente.

Las Piedras, Malvín y Progreso significaron los tres primeros ejemplos de escuelas ya organizadas como escuelas activas, con una fundamentación pedagógica decroliana bien definida.

En 1925 Sabas Olaizola funda la Escuela Experimental de Las Piedras. El Método de trabajo era el llamado Plan de Maestros Asociados donde los maestros trabajaban por áreas (Taller, Laboratorio y Aula).Los salones eran muy iluminados con grandes ventanales que permitían disfrutar del paisaje. Ambientados y amueblados según la actividad que se desarrollara. Se criaban animales, preparaban huertas y plantaban árboles frutales; con lo producido se abastecía el comedor…”.

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