El eje central de las páginas policiales en nuestros días recibe un aporte esencia infaltable en ellas. El de la lucha contra la drogadicción y sus consecuencias.
Al narcotráfico se le atribuyen los “famosos” ajustes de cuentas, que frecuentemente se los vincula a lucha territorial, las mutilaciones (cortes de orejas o de dedos) y ni que hablar de los asesinatos y crímenes, muchas veces de personas inocentes, que nada han tenido que ver con este delito.
También diariamente venimos registrando acciones de las autoridades que posibilitan desbaratar poderosas bandas de estos delincuentes. Sin embargo casi de inmediato algún familiar o personas de la relación de los delincuentes, asume el “negocio” y lo logrado es poco o nada.
Esto determina que el narcotráfico siga siendo uno de los problemas más presentes en nuestra sociedad. No sólo en Salto, incluso en los pueblos rurales, sino también en la región, en Montevideo y más allá.
No somos partidarios de “aflojar” la lucha por la preservación y el combate a este delito, pero si entendemos que deberían de ser revisadas las bases sobre las cuales se trata de controlar y erradicar este delito.
Pero de todas formas entendemos que esta lucha puede ser estéril, no miramos lo que ha sucedido en otros lugares, donde se ha llevado a cabo esta política.
No pretendemos evadir el tema, que tiene múltiples facetas, sino asumirlo en toda su dimensión. El narcotráfico maneja mucho dinero y por lo tanto es uno de los delitos más “atractivos” para quienes han elegido o se han dejado llevar por el “dinero fácil”.
Esta misma faceta hace que tenga un gran poder de corrupción y a menudo se descubre que se hallan relacionados a este delito personas que en principio uno consideraba “intachables”.
Esto es precisamente lo que nos mueve, este delito tiene entre sus ramas un componente social que no se puede negar.
Si pretendemos encarar la lucha a fondo contra el narcotráfico, no podemos descuidar ningún aspecto. Este es probablemente uno de los más difíciles, porque está en la esencia del delito mismo.
Lo que pretendemos ver es que no todas las personas que se hallan en este camino son delincuentes, son irrecuperables, que los hay a nuestro entender, sino que en alguna medida, al menos algunos de ellos han sido “empujados” por la situación que han tenido que enfrentar.
A.R.D.