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sábado, 10 de mayo de 2025
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María Montez LA REINA DEL TECHNICOLOR

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Diario EL PUEBLO digital
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Nació con esa vocación. Ser actriz mundialmente conocida. Y se le cumplió con creces. Se hizo famosa rápidamente bajo el nombre de «la reina del technicolor» -»The queen of technicolor»- y también como «el ciclón caribeño», «dinamita Dominicana», « la Sherezade del desierto de Arizona»,  o «la tempestuosa Montez», debido a las películas que rodó de ambiente exótico para los estudios Universal de Hollywood en los años cuarenta. Fue una diva integral, popularizando la frase que la resume «Cuando me observo en la pantalla, me veo tan guapa que tengo ganas de gritar…» La llamaron artísticamente María Montez, quien a lo largo de su carrera participó en alrededor de 26 largometrajes, 21 de los cuales fueron rodados en Estados Unidos y cinco en Europa. El apellido Montez fue tomado en homenaje a la bailarina aventurera Lola Montez.
NACIÓ EN REPUÚBLICA DOMINICANA
María África Gracia Vidal de Santo Silas o María Montez llegó a éste mundo el 6 de junio de 1917 en la ciudad de Barahona, República Dominicana. Fue la segunda de diez hijos: Isidoro, Aquilino, Joaquín, David, Ada, Consuelo, Luz, Luis, Jaime y Teresita, del comerciante Isidoro Gracia García, natural de Garafia, Isla de La Palma, Islas Canarias y la dominicana Suletty Crespo. Su padre se dedicaba a la exportación de madera y a la venta de tejidos, aparte de ser diplomático. A temprana edad María, mostrando su interés por el cine, aprendió a hablar inglés y fue educada en un convento católico de Canarias. Los vecinos del barrio donde vivía comentaban que de pequeña, en vez de jugar a las muñecas creaba su propio escenario tendiendo una gran sábana blanca de una pared a otra de su casa, que era iluminada suavemente por una lámpara de gas. Exactamente el 28 de febrero de 1932, Montez se casó con el banquero irlandés William McFeeters, quien era representante del First National City Bank of New York en la provincia de Barahona. La relación duró siete años, se divorció, e inmediatamente aterrizó en Nueva York donde su primer trabajo fue posar para la portada de una revista, donde le pagaron cincuenta dólares. Pero María en ese tiempo ya tenía un buen dinero guardado, debido a haberse casado con un multimillonario. Así fue desarrollándose como modelo a través de pasarelas enseñando diferentes vestimentas, filmando cortos publicitarios en 16 mm. y a través de fotografías para calendarios, la moda de aquel momento. Al toque contrató un agente, se cambió el nombre y se quitó edad. Mientras tanto, las poses de la Montez terminaron por consagrarla como un inevitable mito con el paso del tiempo. En los meses siguientes los Estudios Universal le ofrecen su primera cinta, «Lucky devils» -»Malvados con suerte»-  apareciendo brevemente como una beldad que se exhibe en traje de baño en un evento de belleza. Aunque fue favorecida con un excelente enfoque, le fueron asignadas solo algunas líneas de diálogo trivial. Su nombre fue omitido en el reparto de esta película de clase b, mientras que el de Janet Shaw, con una participación menos importante, si apareció. Lo cual según Robert Parish y otros autores, debió haberle enfurecido muchísimo a la temperamental actriz. La segunda fue «Boss of bullion city», dirigida por Ray Taylor y protagonizada por Johnny Mack Brown.
«LA MUJER INVISIBLE»: CIENCIA FICCIÓN
En 1941 le llegó el momento para estar en «La mujer invisible», una producción de ciencia ficción dirigida por A. Edward Sutherland. Desde ese momento se sucedieron más films de corte exótico y aventurero, con una muy buena fotografía para aquellos tiempos, granjeándole diferentes calificativos de explosiva expresión. Continuarían «Las mil y una noches», 1942, en donde encarnaba a Sherezade bajo las órdenes de John Rawlins y el acompañamiento de Jon Hall y Sabú – habituales partenaires en el reparto de éste tipo de realizaciones- Ambientada en el maravilloso Cercano Oriente, este film, en tecnicolor, ofreció a Montez la oportunidad de vestir el tradicional ropaje oriental. Sus ojos rasgados y sus facciones fueron espléndidamente resaltados por los turbantes, mientras las túnicas, los velos se acoplaron increíblemente bien con su silueta. El bello efecto logrado en María por dichos atuendos causó una notable influencia en las modas occidentales, especialmente con los turbantes. Luego de tres años de esfuerzos ininterrumpidos, ella comenzaba a disfrutar las bondades de la victoria; proseguiría con «La salvaje blanca», 1943, y «Alí Babá y los cuarenta ladrones», ambas de Arthur Lubin, «La reina de Cobra», 1944, de Robert Siodmak, «Alma zíngara», 1944, de Roy William Neill, «Sudan», 1945, de John Rawlins, y «La Atlántida», 1948, de Gregg Tallas, confirmaron su atractivo para un público deseoso por verla, inmerso en un difícil período bélico y postbélico. En los años finales de la década del cuarenta y ante el declive de su popularidad en Hollywood, María intervino en varias películas rodadas en tierras europeas, todas de carácter aventurero, entre ellas: «La venganza del corsario», 1951, de Primo Zeglio, y de escasa trascendencia en su filmografía.
SE FUE CON 39 AÑOS
Mientras trabajaba en Hollywood María conoció al actor francés Jean-Pierre Aumont con quien se casó el 13 de julio de 1943, pero éste tuvo que marcharse unos días después de su boda para servir en las Fuerzas Francesas Libres y luchar contra la Alemania nazi en Europa en la segunda guerra mundial. Al final del enfrentamiento, la pareja tuvo una hija, María Cristina -conocida como Tina Aumont-.  Luego se mudaron a una casa en Suresnes, en el suburbio oeste de París, Francia. Lamentablemente, el 7 de septiembre de 1951, con tan solo 39 años de edad María apareció ahogada en la bañera de su casa. Se dijo que había tenido un infarto, la leyenda cuenta que el agua estaba tan caliente que se convirtió en un caldo letal para Montez. Falleció de la misma manera en la que había vivido, rodeada de misterios, sorpresas y pura fantasía. Poco después de su muerte, una calle en la ciudad de Barahona, lugar de nacimiento de Montez, fue nombrada en su honor. Los estudios de CERTV, canal de televisión dominicano también se llaman María Montez. El 27 de abril de 1996, el presidente Joaquín Balaguer inauguró el Aeropuerto Internacional María Montez. En mayo de 1998, colocaron una estrella de bronce en el Bulevar de las Estrellas de Santo Domingo. En 2012, se le coloca su nombre a una estación de la Línea 2 del Metro de Santo Domingo. En marzo se le realiza un homenaje en los Premios Casandra 2012 por el centenario de su nacimiento. M ás allá de la nostalgia.

Nació con esa vocación. Ser actriz mundialmente conocida. Y se le cumplió con creces. Se hizo famosa rápidamente bajo el nombre de «la reina del technicolor» -»The queen of technicolor»- y también como «el ciclón caribeño», «dinamita Dominicana», « la Sherezade del desierto de Arizona»,  o «la tempestuosa Montez», debido a las películas que rodó de ambiente exótico para los estudios Universal de Hollywood en los años cuarenta. Fue una diva integral, popularizando la frase que la resume «Cuando me observo en la pantalla, me veo tan guapa que tengo ganas de gritar…» La llamaron artísticamente María Montez, quien a lo largo de su carrera participó en alrededor de 26 largometrajes, 21 de los cuales fueron rodados en Estados Unidos y cinco en Europa. El apellido Montez fue tomado en homenaje a la bailarina aventurera Lola Montez.

NACIÓ EN REPUÚBLICA DOMINICANA

María África Gracia Vidal de Santo Silas o María Montez llegó a éste mundo el 6 de junio de 1917 en la ciudad de Barahona, República Dominicana. Fue la segunda de diez hijos: Isidoro, Aquilino, Joaquín, David, Ada, Consuelo, Luz, Luis, Jaime y Teresita, delpage comerciante Isidoro Gracia García, natural de Garafia, Isla de La Palma, Islas Canarias y la dominicana Suletty Crespo. Su padre se dedicaba a la exportación de madera y a la venta de tejidos, aparte de ser diplomático. A temprana edad María, mostrando su interés por el cine, aprendió a hablar inglés y fue educada en un convento católico de Canarias. Los vecinos del barrio donde vivía comentaban que de pequeña, en vez de jugar a las muñecas creaba su propio escenario tendiendo una gran sábana blanca de una pared a otra de su casa, que era iluminada suavemente por una lámpara de gas. Exactamente el 28 de febrero de 1932, Montez se casó con el banquero irlandés William McFeeters, quien era representante del First National City Bank of New York en la provincia de Barahona. La relación duró siete años, se divorció, e inmediatamente aterrizó en Nueva York donde su primer trabajo fue posar para la portada de una revista, donde le pagaron cincuenta dólares. Pero María en ese tiempo ya tenía un buen dinero guardado, debido a haberse casado con un multimillonario. Así fue desarrollándose como modelo a través de pasarelas enseñando diferentes vestimentas, filmando cortos publicitarios en 16 mm. y a través de fotografías para calendarios, la moda de aquel momento. Al toque contrató un agente, se cambió el nombre y se quitó edad. Mientras tanto, las poses de la Montez terminaron por consagrarla como un inevitable mito con el paso del tiempo. En los meses siguientes los Estudios Universal le ofrecen su primera cinta, «Lucky devils» -»Malvados con suerte»-  apareciendo brevemente como una beldad que se exhibe en traje de baño en un evento de belleza. Aunque fue favorecida con un excelente enfoque, le fueron asignadas solo algunas líneas de diálogo trivial. Su nombre fue omitido en el reparto de esta película de clase b, mientras que el de Janet Shaw, con una participación menos importante, si apareció. Lo cual según Robert Parish y otros autores, debió haberle enfurecido muchísimo a la temperamental actriz. La segunda fue «Boss of bullion city», dirigida por Ray Taylor y protagonizada por Johnny Mack Brown.

«LA MUJER INVISIBLE»: CIENCIA FICCIÓN

En 1941 le llegó el momento para estar en «La mujer invisible», una producción de ciencia ficción dirigida por A. Edward Sutherland. Desde ese momento se sucedieron más films de corte exótico y aventurero, con una muy buena fotografía para aquellos tiempos, granjeándole diferentes calificativos de explosiva expresión. Continuarían «Las mil y una noches», 1942, en donde encarnaba a Sherezade bajo las órdenes de John Rawlins y el acompañamiento de Jon Hall y Sabú – habituales partenaires en el reparto de éste tipo de realizaciones- Ambientada en el maravilloso Cercano Oriente, este film, en tecnicolor, ofreció a Montez la oportunidad de vestir el tradicional ropaje oriental. Sus ojos rasgados y sus facciones fueron espléndidamente resaltados por los turbantes, mientras las túnicas, los velos se acoplaron increíblemente bien con su silueta. El bello efecto logrado en María por dichos atuendos causó una notable influencia en las modas occidentales, especialmente con los turbantes. Luego de tres años de esfuerzos ininterrumpidos, ella comenzaba a disfrutar las bondades de la victoria; proseguiría con «La salvaje blanca», 1943, y «Alí Babá y los cuarenta ladrones», ambas de Arthur Lubin, «La reina de Cobra», 1944, de Robert Siodmak, «Alma zíngara», 1944, de Roy William Neill, «Sudan», 1945, de John Rawlins, y «La Atlántida», 1948, de Gregg Tallas, confirmaron su atractivo para un público deseoso por verla, inmerso en un difícil período bélico y postbélico. En los años finales de la década del cuarenta y ante el declive de su popularidad en Hollywood, María intervino en varias películas rodadas en tierras europeas, todas de carácter aventurero, entre ellas: «La venganza del corsario», 1951, de Primo Zeglio, y de escasa trascendencia en su filmografía.

SE FUE CON 39 AÑOS

Mientras trabajaba en Hollywood María conoció al actor francés Jean-Pierre Aumont con quien se casó el 13 de julio de 1943, pero éste tuvo que marcharse unos días después de su boda para servir en las Fuerzas Francesas Libres y luchar contra la Alemania nazi en Europa en la segunda guerra mundial. Al final del enfrentamiento, la pareja tuvo una hija, María Cristina -conocida como Tina Aumont-.  Luego se mudaron a una casa en Suresnes, en el suburbio oeste de París, Francia. Lamentablemente, el 7 de septiembre de 1951, con tan solo 39 años de edad María apareció ahogada en la bañera de su casa. Se dijo que había tenido un infarto, la leyenda cuenta que el agua estaba tan caliente que se convirtió en un caldo letal para Montez. Falleció de la misma manera en la que había vivido, rodeada de misterios, sorpresas y pura fantasía. Poco después de su muerte, una calle en la ciudad de Barahona, lugar de nacimiento de Montez, fue nombrada en su honor. Los estudios de CERTV, canal de televisión dominicano también se llaman María Montez. El 27 de abril de 1996, el presidente Joaquín Balaguer inauguró el Aeropuerto Internacional María Montez. En mayo de 1998, colocaron una estrella de bronce en el Bulevar de las Estrellas de Santo Domingo. En 2012, se le coloca su nombre a una estación de la Línea 2 del Metro de Santo Domingo. En marzo se le realiza un homenaje en los Premios Casandra 2012 por el centenario de su nacimiento. M ás allá de la nostalgia.

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