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martes, mayo 13, 2025
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“Lacalle nos dijo que lo nuestro era una propuesta atendible por lo sencilla y viable al no mover el amperímetro epidemiológico, sin embargo, no hemos tenido respuesta”

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Entrevista a Luis Grosso

Luis Grosso es integrante del “Grupo Puente del Salto a la Concordia”, quienes vienen solicitando a las autoridades desde hace tiempo sean atendidos sus reclamos de flexibilidad en el cruce del puente para poder continuar con sus vidas familiares, laborales y educativas. Se trata de 170 familias del lado uruguayo que han visto cortados sus lazos con la vecina orilla desde que fueron cerrados y protocolizados los puentes con Argentina.

  • El pasado 7 de setiembre, en oportunidad que visitó Salto, entregaron al Presidente Lacalle una nota pidiendo que su situación particular fuese atendida. Por la movilización que vienen realizando parecería que aún no han recibido respuesta, ¿es así?
  • Bueno, quizás esa sea la respuesta, la no respuesta. El haber dicho que era una propuesta atendible la que hacíamos, porque no hacíamos una propuesta de una apertura indiscriminada del puente para hacer turismo o para viajes, sino que lo que estamos pidiendo hace ya más de un año, es que a un grupo de 170 personas que hace más de dos décadas, en la mayoría de los casos, tenemos relación laboral, familiar, académica, cultural con Concordia, en una frontera binacional totalmente integrada, y como tantas veces nuestros dirigentes se llenan la boca de que para eso existe esta frontera, para ser integrada, y nada de eso ha hecho y facilitado que tengamos respuesta en favor de considerar nuestro caso con un protocolo diferenciado y viable para que podamos ir y venir a nuestros hogares, a la reunión con nuestros afectos o para la atención concreta de problemas de salud muy severos. Esto también ha impedido que hubiera gente que partió de este mundo sin la atención de sus hijos o incluso de sus padres, lo que ha sido más triste.

En la manifestación del domingo teníamos el caso de una persona que hace más de un año que no va al campo a las afueras de Concordia, donde vive hace años porque es un pequeño productor, hace con su familia una economía de subsistencia, y fue desgarrador verlo como lloraba sin poder encontrarle sentido que no le permitan volver a su lugar cuando ya sabe que le han saqueado el sitio y estropeado las pocas cosas que tenía en la vivienda. Hay situaciones realmente muy dramáticas, y no hemos tenido respuesta.

  • ¿Qué esperan del Poder Ejecutivo?
  • Volvemos a recordar lo que dijimos hace un tiempo, cuando Lacalle nos dijo que lo nuestro era una propuesta atendible por lo sencilla y por lo viable, porque no movía el amperímetro epidemiológico, y menos cuando teníamos muy pocos casos de un lado y de otro. Hoy eso no varió enormemente, por lo menos en lo que consta aquí en Salto. Cuando hablamos con el presidente la propuesta era que nos hicieran un protocolo diferenciado, que no tuviéramos que hisoparnos cada vez, que no tuviéramos que ir por Gualeguaychú. Ahora nos están proponiendo que vayamos por Buquebus, imagínese, para algo que está a 30 kilómetros tener que hacer 1.100 kilómetros, con un gasto impresionante de dinero, algo totalmente inviable para los que trabajamos. Además de eso, hay una situación humanitaria, como en mi caso, la madre de mis hijos no puede estar viviendo acá en casa, yo no puedo ir a mi casa allá, no puedo ir a atender a mi consultorio allá. Hay una franca desidia en no atender esta y tantas otras situaciones mucho más dramáticas simple y sencillamente por no darle cabida a una mesa de diálogo y a un protocolo viable.

Para eso necesitamos a alguien con peso político y llegada directa al Presidente de la República del Uruguay y al Presidente de la República Argentina para que rápidamente habiliten esto, porque nos sentimos ciudadanos de menor categoría al no tener la posibilidad de vivir en una frontera integrada en la forma en que lo hacíamos antes, ya no considerando la posibilidad de paseo sino de la posibilidad básica de desarrollar nuestro trabajo, nuestros proyectos, la vida de nuestros hijos y de la familia. Es nada más y nada menos que eso, que es casi como meterse con la libertad definitiva de las personas, porque cuando uno ya no puede integrarse en su familia, cuando uno ya no puede tener un sueño familiar, darle vuelo a los desafíos que tienen los hijos y acompañar eso en una integración familiar, ¿de qué estamos hablando?

  • ¿De sus palabras se desprende que estarían dispuestos a cumplir un protocolo especial que se debería hacer para ustedes?
  • Claro, tenemos que conversar un protocolo diferenciado, porque fíjese, ¿cuál era la situación en aquel momento? Si tenías un cruce con catorce días de cada lado de cuarentena, significaba un mes sin trabajar, más pagar el hisopado de 100 dólares de un lado y 30 dólares del otro. Tampoco sabemos por qué sale 30 en Argentina y 100 en Salto. La persona que vive con vos también tiene que dejar de trabajar, por lo tanto, se convierte en un mes y medio sin labores, entonces eso se convierte en algo inviable. Y no dejarnos llegar por el puente de Salto Grande hacia Concordia, solo permitirnos volver por Salto Grande, que eso no ocurrió durante toda la pandemia. Todo eso implica que tengamos que charlarlo con la autoridad para modificarlo y flexibilizarlo, porque no tiene ningún sentido que nos agrupen a cruzar donde hay más gente afectada e infectada, donde todo el gasto corre por cuenta nuestra, y además, como le digo, seguimos aportando, nuestros impuestos no han bajado, no nos han hecho ninguna propuesta diferenciada de decirnos que mientras no trabajemos o que quienes han perdido el trabajo, no nos van a cobrar los impuestos, no, para nada, eso no ha ocurrido. Las medidas se toman y nosotros estamos a las buenas de Dios, no tenemos ningún tipo de escucha real de la situación. Ha habido reuniones aisladas con algunas personas, pero no ha habido ningún tipo de chance de modificar nada. No ha habido voluntad.
  • ¿Cómo estuvo la movilización del domingo pasado que hicieron en el puente?
  • Fue muy importante en cuanto a la participación, creo que fue la más importante de las que hemos hecho hasta ahora. No tuvimos un interlocutor para charlar, pero sí tuvimos una fuerza de seguridad combinada entre Prefectura y La Republicana que nos impidieron llegar hasta el Paso de Frontera. Hicimos un acto donde leímos un par de proclamas, cantamos los himnos, pusimos un poco en común el sentir general que tiene el grupo, y la voluntad de que alguien nos escuche. Para eso logramos una cobertura muy interesante de prensa tanto local como regional y nacional, y dentro de unas horas tendremos entrevistas con medios internacionales. Esto se está convirtiendo en una situación humanitaria difícil, está sensibilizando a mucha gente en la sociedad.

A veces escuchamos algunos comentarios, a los que respetamos y los tomamos como de gente que no está de acuerdo, que nos critica y que piden que no nos permitan abrir el puente en este momento de pandemia. Pero no estamos pidiendo una apertura indiscriminada, estamos pidiendo una apertura focalizada para 170 personas que no mueven el amperímetro epidemiológico de ningún lado, y mucho menos aquí cuando tenemos en casi todas nuestras fronteras a miles de personas que cruzan de un lado para otro, sobre todo la que está del lado brasilero. Hay personas que van y vienen por turismo en los aeropuertos internacionales. Entonces, lo que queremos es hacer caer esa hipocresía de que esto no es viable porque se va a desatar una pandemia y va a empeorar.

No, no. Todo el mundo sabe que lo que ha empeorado para nosotros sanitariamente es algo concreto, se puede contar cada uno de los casos que hemos planteado a cada una de las autoridades con lujo de detalles. Tenemos presentado cada uno de los testimonios personales de qué es lo que está pasando, y es mucho más grave que el padre de uno fallezca o un hijo no pueda ser atendido, cuidado y acompañado en su desarrollo. Es mucho más serio que una persona se deprima, se angustie, tenga que medicarse, que se agrave su patología cardíaca u oncológica. Y todos esos son casos concretos, eso sí lo ha agravado la desidia, eso sí sanitariamente se nota como un profundo despeño para la salud de la gente, todo en función de no tomarnos un virus que en el 90 y tanto por ciento de los casos los que lo tienen no le pasa nada grave o pasan por un cuadro totalmente asintomático, y sin desconocer la pandemia, sin desconocer que existe una situación de emergencia, pero eso no estaría teniendo relación con lo que nos está tocando vivir.

He tenido reuniones con algunos dirigentes políticos, pero que se sienten y te escuchen no quiere decir que resuelvan y tomen medidas, o que eso lleve a que desde el Ejecutivo se tome una medida concreta que tenga una traducción en una acción diferenciada migratoria. Eso no ha ocurrido, eso es una evidencia, no es una opinión.

  • ¿Cómo sigue la historia para ustedes? ¿Tienen pensando seguir con más movilizaciones?
  • Bueno, sí, tenemos algunas que no pretendemos todavía darlas a conocer, otras evidentemente estarán visibles ante la opinión pública. Quisiera recalcar a la población en general de las dos costas, que lo que tenemos es una situación de profundo respeto con la situación que se vive, pero lo que queremos que se entienda es que hemos sido los únicos que no hemos sido respetados en nuestro desarrollo familiar, social, laboral, hemos tenido situaciones verdaderamente dramáticas de muchos de nuestros abuelos, hijos discapacitados sin padres. Todo eso, son situaciones que deberían sensibilizar y empatizar tanto como esta pandemia, y cuando esto se pone complicado, las cosas que debemos acompañar, que de hecho nos toca acompañar a muchas situaciones de dolor y enfermedad, para eso todos de algún modo tenemos que ampliar nuestra visión de solidaridad y de empatía, porque si a mí se me ha resuelto una situación, no quiere decir que estén resueltas todas las situaciones. De hecho, mi situación personal no está resuelta, está apenas emparchada.

Por más puertas que golpeemos y que hagamos los trámites, nada funciona ni camina.
Te dicen que hay una página caída en Migraciones y esa es toda la respuesta.
Esto hay que resolverlo, esto debe ser resuelto. Y si mi situación es dura, le diría que hay otras que son dramáticas, dolorosísimas, y no nos vamos a regodear contándolas, pero cuando uno las escucha, se le pone la piel de gallina y el dolor es muy grande.

Tan grande como cuando te das cuenta que las personas no se agarran coronavirus pero se mueren solas sin una mano que se le tienda para poder estar, al menos, abrazados en el momento de la partida.

PERFIL DE LUIS GROSSO

Casado con Yanina, “y entre tuyos míos y nuestros son 5” hijos. Es del signo de Sagitario. Desde los 7 años quiso ser médico. Es hincha de Peñarol, “sin ser fanático”.

¿Una asignatura pendiente? El piano, lo dejé de muy chico y no he podido retomar. ¿Una comida? La paella, de mar. ¿Un libro? “La llave de la buena vida”, de Joan Garriga. ¿Una película? Cinema Paraíso. ¿Un hobby? El basquet. ¿Qué música escucha? Me gusta muchísimo Serrat, pero escucho de todo, con excepciones. ¿Qué le gusta de la gente? De la gente me gusta cuando se muestra tal cual es, sin dobleces. ¿Qué no le gusta de la gente? No me gusta la violencia y la mentira que la antecede.

Por: Leonardo Silva

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