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Igualdad de oportunidades, que no quede nadie atrás

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Diario EL PUEBLO digital
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La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, proporciona un marco general para abordar la discriminación, la exclusión y la desigualdad estructural entre los países y dentro de ellos. Ha generado un compromiso de «no dejar a nadie atrás», en pos de la igualdad. Los principios de igualdad y no discriminación constituyen la esencia de los Derechos Humanos (DDHH), tienen el objetivo de reducir las desventajas que se dan en la sociedad por numerosas razones y en muchos ámbitos. La discriminación es el trato desigual hacia una persona o un grupo de personas. En nuestras comunidades, persiste la discriminación contra las minorías religiosas, étnicas, las personas con discapacidad, los migrantes, las personas mayores, los niños, las mujeres y las personas LGBTIQ, entre otras. Cuando hablamos de personas siempre tenemos que tener en cuenta la interseccionalidad generada por su identidad, tales como etnia, género y sexualidad.

Arq. Irene Barla Zunini. Dipl. en Innovación y Creatividad en Educación. Dipl. en Defensa Internacional de DDHH. Dipl. en Diseño de Políticas Públicas. Dipl. en Inclusión Social y Acceso a Derechos.

Se solapan e intersectan de tal manera que moldean la identidad de cada individuo. Comprender la Interseccionalidad de las identidades también nos permite analizar la complejidad de los prejuicios que se enfrentan. La suma de las partes no es tan potente como el todo compuesto, se puede estar discriminando en base a más de un aspecto de la identidad. La intersección de identidades y riesgos pueden acentuar violaciones de derechos humanos contra personas, grupos y colectividades en especial situación de vulnerabilidad.


En cuanto a los actos de discriminación, debemos tener presente, que existen casos que se producen pero no son denunciados. Muchas personas no tienen conocimiento de sus derechos, o de cómo o dónde denunciar estos delitos. Las administraciones públicas deben dejar en claro siempre las vías para denunciar cuando se vulnera un DDHH. Existe también el riesgo de la normalización. Cuando la discriminación forma parte de la vida cotidiana puede llegar a ser «normalizada», vista como algo natural en sus vidas. Eso nos aleja mucho de vivir con igualdad de oportunidades, con ejercicio pleno de nuestros derechos. Se discrimina cuando se hace distinciones entre personas, cuando privo a alguien de los mismos derechos y oportunidades que poseen otros. La discriminación puede ser dada por «motivos prohibidos», ya sea por la raza, el color, el sexo, el idioma, la religión, la opinión política, la posición económica o cualquier condición social. La discriminación directa se presenta cuando una persona recibe un trato menos favorable respecto a otra persona, por alguno o varios de los motivos prohibidos. La discriminación indirecta opera cuando una disposición, práctica o criterio, en apariencia neutro, provoca alguna desventaja particular para una persona o grupo. Un ejemplo es si los trámites públicos solamente pueden hacerse de forma virtual a distancia, eso afecta a las personas que tienen problemas de conectividad, así como también puede perjudicar a adultos mayores sin acceso a medios electrónicos o con discapacidad que por sí solos no puedan realizarlos. La discriminación por asociación, se da cuando hay percepción por otras personas de que un individuo forma parte de uno de esos grupos. Por ejemplo, en el caso de una persona cuyo color de piel se asemeje al de los miembros de un grupo que socialmente ha sido condenado y por esta razón se tenga prejuicios hacia esa persona. Cuando hablamos de discriminación múltiple, responde a una acumulación de vulneraciones por lo que constituye su identidad. Por ejemplo, ser mujer, tener una determinada etnia y pertenecer a un grupo religioso.


La noción de interseccionalidad, en vista de que padecen múltiples formas de discriminación por la combinación de sus causas entre las cuales están: su condición de desplazados, su género, etnicidad y su condición de niñez. Es importante promover la igualdad y combatir la discriminación por medio de leyes e instituciones, alentar el discurso público inclusivo basado en derechos. Una respuesta basada en los DDHH a la discriminación y la desigualdad, para asegurarnos de que nadie quede atrás. Elaborar acciones afirmativas y consultar con las personas o colectivos vulnerados para tomar acciones efectivas. El Estado debe promover la igualdad, combatir la discriminación, ser receptor de denuncias, generar alertas tempranas, dar protección y fortalecer la sociedad civil. De forma que se aplique una respuesta coherente y basada en los DDHH, frente a la desigualdad y discriminación, teniendo en cuenta las múltiples formas interseccionales de discriminación. Siempre tengamos presente que todas las personas podemos promover y ser defensoras de DDHH. Ayudemos a dar a conocer a las personas sus derechos y en caso de sufrir vulneración, informémosles donde pueden denunciar de forma de hacerlos valer, por ellos y por todos.
Arq. Irene Barla Zunini. Diplomada en Innovación y Creatividad en Educación. Dipl. en Defensa Internacional de DDHH. Dipl. en Diseño de Políticas Públicas. Dipl. en Inclusión Social y Acceso a Derechos.

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