Cuatro partidos jugados. Dos ganados y dos perdidos. Pero de hecho y de última en el plano estadístico, un tema que no es menor: contabiliza 180 minutos sin goles a favor. Si a esos dos partidos se le suman los minutos adicionales en cada tiempo, puede reconocerse que Ferro Carril sobrepasó los 200 minutos al margen de la conversión.

La primera victoria ante Universitario por la serie «A» del Campeonato del Interior, alentó la ilusión misma, aunque el hincha no olvida, «esa media hora final donde la pasamos demasiado mal».
Después, la victoria en Tacuarembó ante Wanderers, y tras ello, caída en el Merazzi frente a Huracán de Paysandú y de última, el 1 a 0 que le propinó Universitario en el Dickinson.
Más allá de todo lo que pueda establecerse en materia de análisis con respecto a este Ferro, la verdad es una e irrebatible: EL EQUIPO NO FUNCIONA Y ALIMENTA LA DUDA A PARTIR DE CRITERIOS COLECTIVOS QUE NO CONTEMPLA.
Frente a Universitario, fue por sobre todo, la exposición del equipo que no tiene en claro, cómo plantear la vía de construcción y llegada, cayendo en lagunas argumentales.
Hay veces que cuesta reconocer que identidad pretende Ferro y cual es la senda para alcanzarla.
A partir de la línea de tres, se potencia la fragilidad porque Ferro suele «quedar en falsa escuadra». A tal punto que con un jugador de menos en la media hora final del partido, Universitario le metió balas de contragolpe y hasta pudo plasmar una diferencia mayor.
EL RELATIVO PODER
Puede con este Ferro Carril, tenerse algunos aspectos más o menos claros, en medio de las tinieblas, porque después de todo no es cosa habitual que sea derrotado por dos veces al hilo y consuma más de 200 minutos sin goles a favor.
1) Jugadores que se integraron este año y que aún no han ofrecido respuesta.
2) Jugadores que no parecen tener en claro, cuál es su rol dentro del equipo.
3) Lejanías de llegada ofensiva, por ejemplo en los casos de Nahuel Machado, Martín Lima y el propio Juan Alberto Iriarte, mientras la división de pelota en los 20 metros finales es una situación de hecho que le limita toda perspectiva de ataque.
4) Cuando Ferro dispone de la pelota, sin justeza de mecanismo de ataque. Ausente Diego González en el marcaje lateral, Ferro se pierde la chance de ser más rocoso defendiendo, pero además, ir canalizando la sorpresa de salida. Diego fue revelación en el 2021, año de la consagración con el mando de Richard Usuca.
5) De los jugadores que este año arribaron al club, por lejos el más potencial hasta ahora, el riverense Javier Quintero. No solo sabe con la pelota, sino que seduce visualmente con la categoría de traslado y cambios de frente que no le falta.
6) En el primer tiempo frente a Universitario, Ricardo Velázquez (de los nuevos). no fue receptor de una pelota más o menos bien metida, para que pueda resolver.
No le jugaron la pelota: se la tiraron. Es imposible la prevalencia en esos metros finales, si la claridad no está está planteada.
Ferro se fue ahogando en sus propias confusiones.
NO TIENE NADA PERDIDO
Más allá de este doble adverso tiempo (las dos derrotas), el Ferro de Bassa y el «Pato» Avellanal, tiene una ventaja: le restan dos partidos para que la evolución sea posible, reperfilar la imagen y ganar en convencimiento.
Ferro NECESITA ser mejor de lo que ha sido, sobre todo en estos dos últimos partidos, donde más allá de la carencia de juego (llámese contenido), la insuficiencia del gol ha sido factor capital. Sus limitaciones en este caso, quedaron a la intemperie. O resoplando por la herida abierta.
Hay veces en que los goles ocultan determinadas restas.
Con este Ferro por ahora, el funcionamiento anda los tumbos y el gol se fue transformando en una pretensión distante, lejana.
No es una tragedia. Pero es una pesadilla. Y seguro que en Ferro lo saben.
O deberían saberlo.