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lunes, mayo 12, 2025
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Espiritualidad, identidad y comunidad: el rol de las religiones hoy

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En un mundo marcado por la incertidumbre, la tecnología y cambios en los valores sociales, la religión sigue siendo un punto de apoyo para millones. Aunque las formas tradicionales han disminuido en algunos contextos, la fe no desapareció: se transformó.

Las religiones siguen ofreciendo consuelo espiritual, guías éticas y sentido de pertenencia. Para explorar su relevancia actual, conversamos con un pastor evangélico, un psicólogo especializado en espiritualidad, un obispo católico y un pai umbandista. Todos coinciden en que, más allá de diferencias doctrinales, la religión sigue siendo vital: como refugio, brújula moral y espacio de comunidad.

En tiempos de crisis, muchas personas vuelven la mirada hacia lo trascendente. La religión responde con fe, consuelo y esperanza donde la razón no siempre alcanza. Además, promueve valores como la solidaridad y la compasión, fundamentales para la convivencia.

También cumple una función sociocultural clave: construye identidad y pertenencia. En un mundo globalizado, sus rituales y prácticas conectan con las raíces y fortalecen la diversidad.

Sin embargo, los desafíos son reales. Fundamentalismo, intolerancia o tensiones con los derechos humanos exigen reflexión y apertura. El diálogo interreligioso, el respeto mutuo y la libertad de creencias son caminos necesarios.

Lejos de ser un vestigio del pasado, la religión sigue viva y activa, invitando a las sociedades a reconocerse en su dimensión espiritual, cultural y humana.


“La familia, es la mayor y mejor religión a la que debemos aspirar, es el inicio de todo”.

Mons. Pablo Galimberti – Iglesia Católica

El Obispo Emérito de Salto, Monseñor Pablo Galimberti, ha mencionado específicamente la importancia de la familia, como eje de la Sociedad, enfantizando que, desde ella, parte el todo, siendo la base de toda religión y creencia en Dios, al ser la máxima expresion de éste, como núcleo de la cristiandad.

¿Por qué unos creen en Dios y otros no?

Las historias de gente que encontró esta fe resultan sorprendentes. El poeta francés Paul Claudel cuenta que una tarde entró con ánimo curioso en la catedral de Notre Dame, en Paris y escuchó el canto de la oración vespertina. En ese instante una flecha golpeó su corazón y se le abrió la puerta de la fe. Una placa en la columna donde se encontraba este hombre, que entró ateo y salió creyente, puede verla cualquier visitante de esta joya del gótico.

Intentaré señalar algunas etapas del camino de la fe. Todo es la punta de un misterio. Es la primera etapa, tomando prestadas unas palabras del escritor brasileño Joao Guimaraes Rosa. “Todo es la punta de un misterio; inclusive los hechos. O la ausencia de ellos. ¿Usted lo duda? Cuando nada acontece, hay un milagro que no estamos viendo.”(El Espejo, del libro “Primeras Historias”). En algunos casos esa puntita del iceberg poco a poco adquiere rasgos personales. Tal como describe el poeta Antonio Machado: “Converso con el hombre que siempre va conmigo; quien habla solo, espera hablar a Dios un día”.

Este paso no es fácil; andamos pegados a nuestros problemas cotidianos y no logramos romper el laberinto del propio “yo” para percibir sonidos, rumores o voces desde otra frecuencia. Sin embargo, hay artistas, pensadores y gente que busca pero no le llega la hora de creer. Pude comprobar que hay uruguayos que viajan al exterior y al sentirse libres de presiones ambientales se reencuentran con vivencias de fe del tiempo de la infancia o la juventud.

Desentrañar las intuiciones. Es un segundo paso. A veces se cruzan por el pensamiento o el corazón chispazos, imágenes o intuiciones. Y le sucede como al buscador de oro, que lo primero que encuentra es una piedra marrón oscura que se debe procesar y purificar. Era el trabajo que hacían los antiguos alquimistas, que expresaba el trabajo de cada uno para descubrir la perla preciosa en el barro del vivir cotidiano.

La religión ¿es la búsqueda de la fe?

Cuando gritamos: Dios ¿dónde estás, si existes? O cuando buceamos en el agua turbia del corazón angustiado para extraer recuerdos, rostros o razones para vivir. O cuando escuchamos determinadas palabras, hay que sacarles el jugo. Aquí interviene la inteligencia, esa capacidad de “leer adentro” (“intus legere”). Eso que suele hacer el uruguayo cuando saborea su mate tempranero en un rincón de su hogar o a la sombra de un árbol contemplando un amanecer. Otros, con su cañita al hombro, acostumbran ir a la orilla del río, ese “cielo azul que viaja”, como cantaba don Aníbal Sampayo a nuestro río de los pájaros.

Creer y crear. Sería un tercer paso. Todo el que acepta algo interior que es apenas una semillita o una intuición, tendrá que hacer como el poeta que pone carne al chispazo y compone una poesía. O como el escultor que procura el material adecuado para plasmar una idea o inspiración. O como el investigador que va al laboratorio y pone los ingredientes apropiados para verificar una intuición. O quien cree en Dios que es Padre procurará descubrir en sí mismo y en los demás un rostro de hijo y de hermanos para alimentar con hechos la virtud de la solidaridad. Aquí muchos naufragan. Porque la fuerza de las mayorías silenciosas ahoga muchas veces la originalidad personal. Y adherimos o votamos no por lealtad a la propia conciencia sino por pactos, presiones o para evitar la temida exclusión social. No siempre alcanzamos la heroicidad de Tomás Moro, canciller del rey Enrique VIII que prefirió ser fiel a su conciencia, o a Dios en su conciencia, antes que plegarse a una decisión arbitraria del rey; y fue ejecutado en la horca.

Aventura. Es el cuarto paso. Lo ilustro con un cuento de Miguel de Unamuno. En un pueblo había un tonto que solía ir cada día a la plaza a cantar y hacer payasadas. La gente acudía para entretenerse y reírse de las ocurrencias del tonto del pueblo. La escena se repetía a lo largo de los meses. Y el tonto se decía para sus adentros: “esta gente piensa que estoy loco, ¡pero ignora la música que yo llevo adentro!” Así le ocurre a quien cree. Sigue un ritmo que otros quizás no comprendan.

¿Ha disminuido la fe?
Creo que esa es una de las necesarias preguntas que tiene la vida de uno; cómo vivo yo mi fe cristiana, no solamente en lo íntimo de la conciencia, sino que también al momento de expresarla, tanto cuando hablamos, cuando participamos, cuando entramos a una institución católica, cuando interactuamos con los demás, etc.


¿Cuáles son los desafíos actuales de la Iglesia?
Muchos. Estamos frente a una Iglesia que se mira a sí misma y se dice: ¡cuántas cosas hay que poner sobre la mesa, temas que no alcanzan con que se los hable en secreto u ocultarlos! El gran desafío es la credibilidad, el cual es esencial, pues si no soy creíble…
Tenemos el desafío de luchar contra la abundancia de ofertas religiosas, parecidas, o no.
Que nos pone en la disyuntiva de conocer y entender al Jesucristo salvador, lo cual es el eje, porque Jesús es el salvador, es el hijo de Dios, pero, ¿el salvador de qué? Nos salva devolviéndonos la salud física, o lo hace al devolvernos la paz, la seguridad en uno mismo, la firmeza para sostener a la familia y educar a los hijos, en fin. Donde se habla de expulsar ciertos demonios, sí, pero el o los demonios pueden ser mis mentiras, el modo en el que hablo, me expreso, asumo las coordenadas de este mundo, etc.
La Iglesia se enfrenta a los retos de los nuevos tiempos y debe acompañar a esos tiempos sin dejar de lado sus valores y creencias, pero, con tolerancia y fraternidad. También está la otra dificultad que siempre surge, el cómo entendemos e interpretamos, por ejemplo, las aspiraciones de los jóvenes -varón o chica-, el que se va a casar; el que no; el que quiere optar por una concepción de su sexualidad a pesar de la condición de su cuerpo; en fin, procesos que tocan la condición humana; por otra parte y al mismo tiempo, tenemos los enormes desafíos que han significado los abusos cometidos y que han hecho mucho daño.
El ser hoy representante de la Iglesia obliga a jugar en toda la cancha y dialogar con todos y responder todas las preguntas que están por allí flotando, y que siempre nos están interpelando.

¿Por qué creer que a la Iglesia Católica no se le perdona o tolera, ciertos modus operandi, que sí son aceptados y valorados en otros cultos?
Porque la Iglesia Católica tiene una visibilidad histórica que no tienen las otras Iglesias; si se venden indulgencias en una creencia tal, se toma de una manera, pero, si lo hiciera la Iglesia, se toma de otra distinta. La institucionalidad que tiene el Papa, con una representatividad especial por su calidad de Jefe de Estado del Vaticano -Estado que es más simbólico que real, por su escaso territorio, o poder, pero que le permite hablar, por tal condición, ante las Naciones Unidas- la coloca en una situación, repito, de visibilidad importante, aparte de su rica tradición entre la fe y la razón, la razón y la fe, después de haber cometido en la historia muchos errores.


Para muchas personas, puede ser limitante, o puede ser estimulante”.

Lic. Bruno D Angelo – Psicólogo

La importancia de las creencias influye directamente, no solo en el alma de las personas, sino que también en la mente.

El Bruno D Angelo, nos explica dichas implicancias desde el punto de vista psicológico, advirtiendo que, cada persona, dependiendo sus individualidades, absorbe las enseñanzas de formas diferentes, siendo, dependiendo de los casos, influencias constructivas o destructivas.

¿Qué lugar ocupa en la vida de las personas la religión y qué importancia puede llegar a tener en un proceso terapéutico?

La religión y, sobre todo, el discurso religioso, en el acompañamiento de las personas, tanto en la clínica como por ejemplo a nivel grupal, empieza a generar implicancia en la identidad de la persona, como recurso de afrontamiento ante la pérdida, por ejemplo. Y, dentro de un marco moral, de alguna forma estructura la psiquis de la persona, en función del momento en que estén viviendo.

El discurso religioso, por ejemplo, en la elaboración de un duelo -esto surge a la hora de marcar diferencias y pautas en la elaboración de ese duelo, en lo cual se basó mi tesis de grado-, ocupa un lugar trascendental en el sentido que da propósito y sentido a la vida. No solamente ayuda, sino que estructura a encontrar un significado, no solamente como necesidad humana profunda, sino que, en algunos momentos particulares, ayuda a estructurar el proceso del duelo.

En el acompañamiento rutinario, sin que haya una pérdida circunstancial, de alguna forma orienta como apoyo emocional y como guía moral; teniendo en cuenta que, no solamente nivela cierta incertidumbre en cuanto a nuestra finitud -Freud lo hablaba como “un sentimiento oceánico”, la religión buscando revivir esos momentos de poder mirar hacia el océano desde la infinitud-, sino que también, ocupa un lugar de asentar una transformación dentro de un bienestar emocional, buscando efectos positivos en la persona.

¿El mensaje religioso llega a cada persona dependiendo de la personalidad de cada una?

Sin ningún tipo de duda. ¿Por qué? Cuando nosotros hablamos de una persona que profesa una fe, y nos recostamos, por ejemplo, a un discurso religioso del Antiguo Testamento, como en el caso de la religión Católica; muchas personas se recuestan en un Dios castigador. Entonces qué sucede. Esas enseñanzas religiosas, para muchas personas, pueden ser generadoras de culpa excesiva, y provocarle conflictos internos en lo que refiere al no deber hacer. Desde la restricción, y no desde la construcción de un proceso de desarrollo.

Por lo tanto, dependiendo de la salud mental de la persona es cómo impacta el discurso religioso. Desde la restricción o desde la construcción de mi propio “yo”.

Para muchas personas, teniendo en cuenta el lugar que ocupen o de qué manera reciben ese discurso, puede ser limitante, o puede ser estimulante.

¿Qué diferencia puede existir entre la búsqueda de la espiritualidad y otros medios de satisfacción personal del alma?

El impacto del discurso religioso en la elaboración -volvemos al ejemplo del duelo-, no solamente es sanador, sino que, empieza a construir un vínculo que modifica la perspectiva que tenía la persona de quién estaba al lado; el contacto físico ya no está, el abrazo no está, y la sensación de cuidado, ya no está. Ese discurso religioso y la creencia en el mismo, impacta en el sentido de no haberlo perdido en un 100% a esa persona. ¿Por qué? Porque está en algún lado, porque alguien lo está cuidando, porque mantenemos cierto contacto, y no solamente el mantener las ganas de tener el vínculo. Quienes construyen un vínculo con la religión desde la fe y la esperanza, realmente están convencidos en que la persona que físicamente ya no está, aún sigue estando. Desde otro lugar, de otra forma. ¿Existe sufrimiento? Sí. Lo que empieza a mermar es el padecimiento. Una cosa es el sufrimiento y otra cosa es el padecimiento.

El discurso religioso aplaca el padecimiento ante una pérdida. Porque no solamente es un querer convencerse, si no se está realmente convencido, de que esa persona aún sigue estando en otro lugar.

¿Por lo tanto, la religión puede ayudar en una terapia en la evolución de una persona?

Por supuesto, sin ningún tipo de duda. No solamente la religión, sino las diferentes creencias son muy importantes a la hora de poder trabajar con una persona.

No solamente es útil, sino que es fundamental explorar de qué manera impactan esas creencias, a la hora de establecer estructuras psíquicas, conflictos internos, porque, si hay algo que nosotros no podemos hacer, es influir en los dilemas éticos de las personas, porque va muy de la mano de cómo son sus creencias.

Si recibimos a una persona que tiene un discurso religioso muy incorporado, y tú no lo compartís, es muy importante saber desde qué lugar parte. Si recibís a una persona que asiste a una comunidad determinada, y no lo compartís como terapeuta, es importante no querer modificar ese lugar, sino, buscar desde dónde parte esa persona y explorar cómo impactan esas creencias en su forma de vida. No solamente son provechosas, sino que es necesario explorarlas. Qué lugar ocupan va a determinar cuan útil pueden llegar a ser o no. Porque una cosa es que te ayude a construir tu “yo” y otra cosa es, lo necesito para poder vivir.

¿En estos tiempos de tecnología avanzada, qué rol puede cumplir esa religión y cuáles serían sus influencias?

Recomiendo leer un libro que se llama “La Esencia”, de Víctor Franz, quien a partir de ahí terminó de formular la Logoterapia. De ahí surge la pregunta de ¿por qué estamos; cuál es la búsqueda y sentido de la vida? En él apreciamos que, esa búsqueda, precisamente, fortalece el “yo” real y no el “yo” virtual.

La IA, las redes sociales, la construcción de una persona que necesita más “me gusta”, que abrazos; genera una búsqueda, en alguna personas, muy limitada de mi “yo” real, y la búsqueda a poder incrementar un “yo” virtual. Pero, ¿por qué? Porque es necesario poder acercarnos a la búsqueda de sentidos: por qué estoy acá, qué sentido tiene esto que estoy generando, hacia dónde estoy yendo. Es algo que el discurso religioso, cuando es impulsador y estimulante, ayuda y mucho. Cuando reprime únicamente, es lo contrario.


La fe en Jesús ha sido un agente de transformación profunda en la vida de nuestros hermanos”.


Alessandro Sanches França – Pastor Iglesia Evangélica

Hoy en día, las personas buscan refugio en la fe de maneras diversas; algunos, siguiendo las tradiciones, otros, indagando en senderos no siempre claros. Pero, como lo menciona nuestro entrevistado, el Evangelio es fundamental para que ese sendero sea claro y fortificante.

Alessandro Sanches Franca, pastor de una de las iglesias evangélicas de nuestro medio, fundamenta su percepción del tema, y nos lo explica.

¿Cómo describiría el papel de la religión en la vida cotidiana de los creyentes hoy en día?

La palabra religión proviene del latín, religare, que significa atar fuertemente o vincular. Religión implica un lazo o vínculo entre el ser humano y Dios.

Religión en la vida cotidiana de los creyentes hoy en día es fundamental y transformador. La fe no es solo un conjunto de creencias, sino es la certeza y la convicción de una relación viva con Dios a través de Cristo, que guía cada aspecto de la vida diaria. Esto incluye cómo una persona toma decisiones, trata a los demás, enfrenta las dificultades. Buscando vivir una vida con fe y esperanza.

Muchos creyentes inician y terminan su día con oración y lectura bíblica, buscando dirección y fortaleza en la Palabra de Dios. En medio de un mundo lleno de incertidumbre, tentaciones y valores cambiantes, la fe ofrece un ancla segura. También impulsa a los creyentes a vivir con integridad, amar al prójimo, servir a su comunidad y mantenerse firmes en sus convicciones morales y espirituales.

¿Qué desafíos enfrentan las iglesias evangélicas en un mundo cada vez más secularizado?

En un mundo cada vez más secularizado, uno de los mayores desafíos que enfrentan las iglesias evangélicas es que muchas personas incluidos algunos creyentes viven alejados del conocimiento profundo y verdadero de la Palabra de Dios. Esta desconexión espiritual abre la puerta a una vida gobernada por otros valores en vez de los principios bíblicos.

Cuando las personas no conocen o no estudian las Escrituras, fácilmente adoptan filosofías y estilos de vida contrarios al Evangelio. 

Romanos 12:2

“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

La secularización, entonces, no es solo una presión externa: es el resultado de una mente no renovada por la verdad de Dios. Sin la guía constante de la Palabra, los creyentes pueden caer en una fe superficial, susceptible a ideologías que promueven el individualismo, el relativismo moral y la autosuficiencia sin Dios.

En Juan 8:31-32

“Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”

Aquí queda claro que el conocimiento de la verdad no es solo teórico: transforma vidas, liberta del pecado y fortalece al creyente.

La secularización no solo es una tendencia cultural, sino también el resultado de corazones desconectados de la Palabra viva de Dios. Las iglesias evangélicas están llamadas a volver a las Escrituras, a enseñar con profundidad, y a formar discípulos firmes en la verdad bíblica. Siempre declarando una palabra de Vida.

¿Cuál ha sido el impacto de la fe en la transformación personal de sus feligreses?

La fe en Jesús ha sido un agente de transformación profunda en la vida de nuestros hermanos. He visto cómo personas con vidas rotas han sido restauradas al experimentar el amor de Dios. La fe les ha llevado a una vida transformada, con un nuevo propósito, aprendiendo a amar a Dios y amar personas.

Uno de los elementos más poderosos en este proceso ha sido el poder del perdón, tanto el recibirlo como el otorgarlo, lo cual ha traído sanidad interior y reconciliación en muchas familias. Viven ahora una vida plena, llena de esperanza y amor, con el corazón enfocado en declarar siempre una palabra de Vida, incluso en medio de las dificultades.

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

2 Corintios 5:17

Porque yo sé los planes que tengo para vosotros —declara el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza.

Jeremías 29:11

Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.Efesios 4:32

¿Qué rol juegan las redes sociales en la difusión del mensaje religioso actualmente?

Actualmente, las redes sociales juegan un rol fundamental en la difusión de la poderosa palabra de Dios, convirtiéndose en poderosas herramientas para el evangelismo y la propagación del evangelio. A través de plataformas, Iglesias, líderes religiosos y creyentes pueden compartir mensajes, enseñanzas bíblicas, testimonios, reflexiones y Culto en vivo. Estas redes permiten llegar a personas en cualquier parte del mundo, sin importar barreras geográficas, culturales o incluso religiosas. Además, ofrecen un espacio para el diálogo, la interacción y el acompañamiento espiritual, lo que fortalece las personas en su fe.


La religión es un camino de crecimiento espiritual, autodescubrimiento y transformación personal”.

Pai Jorge de Ogum – Nación JeJe Vodum Nago

En una sociedad cada vez más plural y diversa, las religiones afroamericanas como la Umbanda siguen siendo espacios vivos de espiritualidad, sanación y encuentro comunitario. A pesar de los prejuicios históricos, esta tradición ha sabido mantenerse vigente, ofreciendo consuelo, guía y sentido a quienes la practican. Para comprender mejor el papel que cumple la religión en la vida de las personas desde esta perspectiva, conversamos con el Pai Jorge de Ogum de la Nación JeJe Vodum Nago, guía espiritual y referente dentro de su terreiro, quien comparte su visión sobre el poder de la fe, la relación con lo sagrado y el valor de mantener vivas las raíces culturales.

¿Qué papel juega hoy en día la religión en las personas?

Desde mi perspectiva, la religión juega un papel multifacético y profundo en la vida de muchas personas. No hay una única respuesta, ya que su influencia varía enormemente de individuo a individuo y de cultura a cultura. Sin embargo, puedo compartir algunas de las funciones que creo que desempeña con frecuencia.

La religión puede ser fuente de significado y propósito, ya que para muchos, la religión ofrece respuestas a preguntas fundamentales sobre la existencia, el origen del universo, el sentido de la vida y lo que sucede después de la muerte.

Puede, además, funcionar como brújula moral y ética, a menudo estableciendo códigos de conducta, principios éticos y valores morales que guían el comportamiento de sus seguidores.

¿Por qué cree usted que es el refugio esencial para muchos?

Suele construir comunidad y pertenencia, reuniendo a personas con creencias y valores compartidos, creando comunidades sólidas que ofrecen apoyo social, emocional y, a veces, incluso material. Esta sensación de pertenencia puede ser especialmente importante en momentos de dificultad o transición.

En momentos de crisis, dolor o incertidumbre, la fe religiosa puede proporcionar consuelo, fortaleza y esperanza. La oración, los rituales y la creencia en una trascendencia pueden ser fuentes importantes de apoyo emocional.

Para algunos, la religión es un camino de crecimiento espiritual, autodescubrimiento y transformación personal. A través de la práctica religiosa, la meditación, el estudio y la reflexión, las personas buscan una conexión más profunda con lo trascendente.

¿Cómo enfrenta la religión los retos de los nuevos tiempos con “dioses” tales como la tecnología y el consumismo?

Sostener, acompañar, aconsejar, escuchar, orientar. La tecnología y el consumismo no lo hacen, creemos mas en una comunicación interpersonal que nunca será sustituida por otra comunicación, pero también aceptamos la IA, las nuevas tecnologías y la comunicación, en el marco de la globalización, para expandirnos y llegar a mas gente, sobre todo con el propósito de enviar el mensaje correcto, la información certera que colabore a derrumbar mitos, prejuicios y rumores maliciosos que siempre pesaron particularmente sobre las religiones de matriz afroamerindia.  Mas allá de esto, no somos una religión proselitista ni evangelizadora.

Particularmente en mi religión se hace presente lo divino: el trance permite la presencia divina ante nuestros sentidos, uno puede ver, tocar y  escuchar el consejo de una energía manifestada y esto es lo que esencialmente hace la diferencia. 

Esa comunicación directa con la divinidad, que muchas veces toma un formato de “consulta”, para muchas personas hace una enorme diferencia, nuestra realidad social condena a mucha gente a la soledad, al abandono, al no tener con quién hablar, al no tener donde pedir ayuda.

Unas palabras, una oración, una bendición, un consejo, en muchas ocasiones tienen un efecto transformador en una vida, siendo, para mucha gente, el único lugar donde recurrir.

¿Un mensaje?

En conclusión, la fe y la religión son parte intrínseca del hecho de ser humano, el contacto con la divinidad, con la naturaleza, con la energía, es una necesidad espiritual que muchas veces dejamos de lado por rechazar el formato en el que se nos presenta, pero esa parte sensible de nuestra intelectualidad necesita ese encuentro complejo, místico, inexplicable y primordial.

Creo necesario, asimismo, mencionar la necesidad de la convivencia pacífica entre las religiones, de la tolerancia religiosa y el respeto a la libertad de culto consagrado en nuestra Constitución, rechazando los ataques de cualquier creencia contra cualquier otra. 

No podemos soslayar el hecho de que muchas veces, en todos los credos, personas sin escrúpulos cometen actos que atentan contra su fe y sus feligreses, acciones que abusan de la comunión íntima de una persona y su espiritualidad y que deben ser repudiadas en cualquier caso, es necesario separar a la religión y a sus fieles de estos casos y evidenciarlos para prevenirlos. 

Agradezco esta oportunidad de plantear este tema apasionante y profundo, que nos hace mirarnos como seres humanos desde nuestro origen proyectándonos hacia el futuro. 


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