Ferro Carril viene de tiempo. De larga data.
La historia ha sido generosa con Ferro y Ferro es la historia de años. De tantos años.
No solo es el 1º de diciembre de 1912 para encender la partida. Porque en definitiva, no es solo cuestión de nacer. Es cuestión de ofrecerle a la vida, ese contenido fermental, evolucionista, que solo los aptos de esencia son capaces de alcanzar.

Y Ferro alcanzó y alcanza.
Se prolonga desde lo más complejo para la misión humana: la vigencia. Ferro no ha dejado de ser vigencia. Desde la imponencia de su capital edilicio, por ejemplo, más los objetivos que lo han dimensionado en lo social (piscina, gimnasio, espacio de recuperación de lesiones, etc), y lo que supone su razón potencial: ES UN ADICTO A LA GLORIA DEPORTIVA.
Las 43 copas a nivel de Campeonatos Salteños y las cuatro titulaciones en el Interior de clubes. Dos en la «A» y dos en la «B». Lo del sábado a la noche, una más.
En esa noche donde el cielo se abrió, para que las estrellas coloreasen el negro y blanco, para que el tapizado produzca su mágico esplendor.
Fue visual. Fue emocionante. Fue Ferro. Ese del reinado….eterno.
CUANDO NADA ES CASUAL
A excepción hecha del partido jugado en Nueva Helvecia ante Nacional por semifinales, en todos los partidos restantes Ferro Carril convirtió goles. Perdió un solo partido; ese partido.
Por lo tanto, no le faltó regularidad y sobre todo, el secreto mayúsculo y bizarro, que hace a la estatura del rebelde cuando hay que serlo, aunque Ferro es por sobre todo, la dotación de un fútbol a favor del producto general.
Y el producto general, despunta en el equilibrio para no exponerse y para sacarle jugo a la aptitud orgánica, de funcionamiento.
Ferro Carril luce desde el factor-equipo. Con Ferro nada ha sido casual. Nada es casual.
Y cuando la mano vino canjeada, como en ese sábado que pasó cuando echaron a Lescano del partido, debió templarse. No salirse del libreto, frente a un rival que LO ENTREGÓ TODO.
Campana de Libertad fue sustantivamente más en relación al equipo abatido del primer juego. Reaccionó desde el corazón. Pero además, resultó útil expositor de su irrenunciable plan táctico.
COSAS DE NAHUEL
Si Ferro perdía en los 90′, el alargue podía implicar un soberano riesgo. Porque son 30 minutos. Porque no es posible disponer de una hora.
Mientras Campana se hizo trampas al solitario olvidándose de jugar en los últimos minutos, Ferro sintió el martillazo de la historia en cada pecho, casi en estado de revolución.
Pasar de la teoría a la práctica.
El grito colectivizado de querer hasta donde se pueda querer. Ferro sabe demasiado, eso de andar queriendo la vida y el fútbol.
Hasta que Nahuel Machado se hizo mago, desparramado marcas rivales y ese impacto final, seco y de zurda, para que el rival pasara a resignar el mañana, con ese atuendo a cuestas, de la impotencia final.
No hay caso con Ferro. Ese del reinado. Ese de la historia. Ese de ayer. Ese de ahora.
Su porfiada condición de ser. El ser-Ferro.
Tanto de siempre. Tanto….como aquella…primera vez.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-