DEFINICIONES. Todo depende con el cristal con el que se mire, es así, no hay vuelta de hoja. Escuché a alguien decir alguna vez que había tantos puntos de vista como la visión que tenía cada punto; es decir, cada una de las personas podrá tener, legítimamente, una idea, impresión o razón sobre un mismo tema, y ser distintas o complementarias, etc.
Pero entonces, simplifiquemos, a sabiendas que el tema puede ser complejo. Por eso, en lugar de tener 3 millones y medio de opiniones, simplifiquemos groseramente en dos, en aquellos que piensan que determinada política es un gasto y quienes piensan que es una inversión. Esto tampoco es nuevo, no estamos descubriendo el agujero del mate.
Un claro ejemplo pasa en el mundo en el que me muevo. Si uno ofrece a un comercio o empresario una oportunidad de publicitar su producto en un programa de radio o de televisión, verá que enseguida su contador le indica que no se embarque en eso, porque «es un gasto innecesario», en ese caso, yo diría que es el diablito que le habla al oído al comerciante, pero también está el angelito (nuestro amigo), que le sugiere publicitar en ese programa de radio o televisión, o por qué no, en diario EL PUEBLO, porque son medios de llegar a una audiencia que son potenciales compradores de su producto, y la gente solo puede conocerlo a través de una publicidad, «eso es una inversión», porque lo que sale la publicidad le retornará multiplicado en ventas.
Claro, lo fácil es no arriesgar y quedarse en el molde esperando que el cliente entre por la puerta de su negocio como por arte de magia, o, ir a buscarlo a través de la pauta publicitaria. Entonces, las dos posturas son, no arriesgue, no gaste, que ya vendrán (y a cruzar los dedos). La otra postura es tomar el riesgo, pautar publicitariamente y esperar que esa inversión de sus frutos en determinado plazo (y también a cruzar los dedos). Hay un montón de ítems a estudiar, tanto de un lado como del otro, porque tampoco es invirtiendo en cualquier lugar, porque se trata de tomar la mejor decisión.
Lo mismo pasa con las políticas públicas. Uno puede ver a un gobierno que decide dar dinero si se trata de llevar adelante políticas sociales, u otro que prefiere que las cuentas cierren y entonces se comienza con un régimen de recortes porque entiende que algunas políticas sociales son un gasto y no una inversión. Se trata de poner prolijamente el dinero en el lugar que realmente sirva para solucionar determinados problemas.
Ahora, no se puede solucionar un problema contable generando un problema humano, esa será una decisión política basada en determinada ideología que antepone el balance contable al humano. También está el término de la «oportunidad», ¿en qué momento se pueden producir recortes en determinadas políticas sociales? Por ejemplo, ¿es conveniente hacerlo en plena pandemia cuando el empleo no abunda?
Uno podría decir que esto va a cuenta de lo que está ocurriendo en el MIDES donde cada día ve en los informativos a decenas de trabajadores que están perdiendo su trabajo por recortes de programas sociales que llevaba adelante; pero también puede trasladarlo a lo que pasó la semana pasada cuando se anunció la eliminación del descuento del 24% en el IMESI en el precio de los combustibles únicamente para los departamentos de Salto, Paysandú y Río Negro, mientras se mantiene para la frontera con Brasil.
Claramente son definiciones que benefician a unos y perjudican a otros, sabiendo además que justo el recorte se produce en la región con mayores problemas de crecimiento y desarrollo productivo del país, generando así mayores problemas para las personas, pero no para las cuentas del gobierno, que recaudará algunos pesitos más.
Hasta la semana que viene…
Por: Leonardo Silva