El amigo Cocco es propietario de la casa deportiva Riders, de la vecina ciudad de Concordia. La característica del comercio es la de atender específicamente todo lo que tiene relación con la moto de competición. Es un apasionado de la actividad y su comercio auspicia la prueba a realizarse acá cerquita. Son varios premios que otorgan en diferentes desafíos adicionales planteados a los pilotos.
“Es nuestro interés difundir esta disciplina deportiva, con muy mala prensa en el sentido de que todos creen que es peligrosa. Yo estoy seguro de que en el rugby o en otros deportes colectivos existen mucho más cantidad de lesiones graves que en el motocross”. Se apasiona por defender “su” deporte y agrega:
“Por supuesto que es una necesidad muy grande para quienes impulsamos la actividad que se logre una buena mente apuntando a la seguridad. Si se cumplen los requisitos, el motocross es un deporte excelente y se aprende como cualquier otro.”
Hay un par de pilotos salteños que se tiran al Campeonato Entrerriano de MotoCross, y Carlos viene hasta Salto para entrenar con ellos.
Ha logrado un curso muy importante para ellos en Concordia por parte del piloto oficial Yamaha Pablo Arcos, de dos días intensos en los que mucho aprendieron. Está gestionando un nuevo curso que dependerá de las fechas que pueda acomodar el profesional argentino, muy valioso en su capacidad de enseñanza. Es una gran idea que están aprovechando en forma importante nuestros conocidos pilotos Mauricio Guglielmone, Juan Pedro Errea y Sebastián Postiglione, exitosos en el Nacional de Velocidad en Tierra, Fórmula Internacional, que se tiran este año al MotoCross Entrerriano en forma simultánea. Entrenan en pistas de amigos, en terrenos particulares y son una gran esperanza para la moto salteña en esta temporada 2009.
Agradecemos a Carlos Cocco y se muestra sorprendido por la nota, ya que pensaba que era para los nuestros.
“Yo tan solo soy un amigo que viene a acompañar, de la misma forma que ellos me acompañan cuando van a Concordia”.
Se calzó las botas y se sacó el gusto a lomos de una máquina excepcional, pero se le notaba el objetivo entre ceja y ceja: el asado final que ya se preparaba al costado de la parrilla. Constante de amistad que ayuda a florecer los méritos deportivos, sumando juntos para crecer juntos, aprender todos y luego competir a muerte… También por ese pedazo de asado, claro.
