DESCONSOLADA una mujer llora desconsolada al ver el desastre, mientras otras dos tratan de consolarla y un civil ayuda a uno de los heridos.
Hay 8 muertos y cientos de heridos
-Una madre murió, pero salvó con su cuerpo a sus dos niños
IMPRESIONANTE los testimonios que comienzan a conocerse resultan patéticos. La zona de Murcia donde se produjo el terremoto es habitada por muchos sudamericanos.
Dos seísmos en España dejaron 8 muertos y miles de heridos
Miles de personas dormían anoche a la intemperie tras el terremoto
Al menos ocho muertos y tres heridos muy graves. – Los lorquinos duermen en la calle ante el temor a nuevas réplicas. -»Ha sido terrible, estaba en casa y todo ha empezado a moverse»
Miles de personas dormian anoche a la intemperie en Lorca (Murcia) después del terremoto que dejó al menos ocho víctimas -entre ellas un menor-, tres heridos muy graves, 45 graves y más de un centenar leves como consecuencia de los desprendimientos de cascotes que les sorprendieron cuando caminaban por la calle. Hacia las cinco de la tarde gran parte de los habitantes de la ciudad (92.000 habitantes) se echó a la calle presa del pánico y no regresó a su casa. A ello se le añade que unas 10.000 personas fueron desalojadas de sus casas. El ir y venir de vecinos en busca de descampados ante la posibilidad de nuevas réplicas se hizo constante. Y no andaban desencaminados, porque el suelo volvió a temblar anoche más de 30 veces.
En el recinto ferial de la ciudad, la Huerta de la Rueda, miles de lorquinos han esperado el amanecer cubiertos con mantas. Allí se instaló el grueso de los campamentos provisionales. Se levantaron tiendas de campaña para acoger a unas 10.000 personas. También en esa zona se instaló el mando oficial, para seguir las labores de rescate y de auxilio a los afectados. Estas tiendas de campaña fueron ocupadas, primordialmente, por los inmigrantes (Lorca cuenta con una importante colonia de extranjeros, en su mayoría magrebíes y sudamericanos). Estos colectivos no tenían la alternativa de las casas de campo o de familias en poblaciones contiguas, para poder pasar la noche como la población autóctona.
Este era el caso de Carmen, una ecuatoriana de 39 años, que con su hija de cuatro y un bebé esperaba en la acera de la avenida Europa la instalación de tiendas de campaña. «Nos han dicho que aquí montarán tiendas para que podamos pasar la noche», comentaba: «Ha sido terrible. Estaba en casa y de repente todo empezó a moverse y a agrietarse las paredes».
Enfermos sacados a la calle
Junto a Carmen se encontraba el joven matrimonio formado por Juan Antonio y María, que junto a su hija de cinco años y un bebé. Esperaban a sus familiares para irse a pasar la noche a la vecina localidad de Mula. «Nos vamos a Mula con mi madre. Nos han dicho que no podemos volver al piso y además tampoco nos dejan sacar el coche del garaje», decía Juan Antonio. «Ha sido una experiencia dantesca. De repente empezaron a moverse los muebles y a romperse las paredes. A duras penas pudimos bajar a la calle por la escalera, que también empezaba a resquebrajarse», añadía su esposa, María.
A Diego, de 33 años, el terremoto le sorprendió mientras visitaba en el hospital Virgen del Alcázar a su tío. «Ha sido dramático. En unos segundos comenzaron a caerse los techos de escayola de las habitaciones. No nos lo pensamos dos veces y empezamos a sacar a la calle a los enfermos más graves. Creo que a mi tío se lo han llevado al hospital de Cartagena», decía mientras esperaba también a un familiar para trasladarse a su lugar de residencia, en Totana.
Un matrimonio de venezolanos, Francisco Almécija y Gloria Navarro, esperaban sentados en la Huerta noticias de su amigo Pascual. Los dos estaban recorriendo España de vacaciones: primero Madrid, luego Barcelona y después Lorca, en donde visitarían a Pascual. Pero el terremoto les sorprendió y no pudieron reunirse con él. Ahora buscaban noticias entre las colas de gente que esperaba una cena.
En otro parque de la ciudad se encontraba la familia de Joaquín Román (54 años). «No nos dejan ni sacar el coche del garaje, ni tampoco volver a las casas; estamos aquí a la espera de que alguien nos diga dónde podemos ir, y además que nos proporcionen un medio para poder desplazar a mis hermanas mayores», añadió. «Ha sido impresionante. Iba caminando por la avenida Juan Carlos I, cuando comenzaron a caer cascotes de todos los edificios, y la gente se desplomaba o caía a tierra como muñecos».
Las casas de campo -Lorca cuenta con múltiples pedanías, no en vano es uno de los términos municipales más extensos de España- fue otra de las alternativas de los vecinos de Lorca para pasar la noche. «Vamos a coger el coche y nos vamos al campo con un amigo», comentó la joven pareja formada por Ricardo y Elena. «El terremoto me ha pillado trabajando en el supermercado. Ha sido muy fuerte. De repente todas las estanterías se han venido abajo», decía Elena.
Otra alternativa era pasar la noche en casa de amigos que no habían resultado afectadas. «Voy a ver a una amiga, y si está en casa me quedo con ella, y si no ya veremos qué hacemos. No nos han dicho nada ni nos han informado», comentó una señora que caminaba por la calle junto a su hermana.
«Somos gente solidaria, y seguro que saldremos adelante. He visto escenas de nerviosismo, de excitación, pero al momento ha vuelto la calma», aseveraba Juan José Gomáriz, un médico de familia que trabaja habitualmente en un centro de salud de la población, y a quien el terremoto le sorprendió corriendo. «No me lo he pensado ni un minuto. Sin quitarme las zapatillas de deporte me he venido aquí [un hospital de campaña de la Cruz Roja, levantado en el ensanche de la ciudad]». «Me han comentado que el Centro de Salud donde trabajo está prácticamente destruido, pero no importa, lo rehabilitaremos y saldremos adelante», insistía.
En el terremoto de España
Madre murió, pero con su cuerpo salvó a sus hijos
Los vecinos de Lorca participan en los rescates. – Edificios nuevos se derrumban. -Ocho víctimas y tres heridos graves
José Manuel Lorca trabaja en el servicio municipal de Lorca. Cuando ayer la tierra comenzó a temblar salió corriendo de su casa, en el barrio de la Viña. Oyó un tremendo estruendo y se acercó. Un edificio de la cercana calle de Infante Juan Manuel acababa de desplomarse. Ayudado por cinco vecinos más y unos policías municipales, Juan Manuel se puso a excavar entre los escombros hasta que encontraron el cadáver de la mujer. Debajo de ella, dos niños seguían con vida. Los niños, de uno y tres años, fueron trasladados al hospital en una ambulancia, recuerda José Manuel ya de madrugada en un barrio con las aceras lleno de cascotes. La mujer es una de las ocho víctimas mortales que se computan hasta ahora. Del mismo edificio se rescató también a una pareja mayor con un hijo discapacitado.
El de la Viña ha sido el barrio más afectado por los dos temblores de magnitud 4,5 y 5,1 que sacudieron ayer la localidad murciana. Lo componen edificios nuevos, en torno a las cuatro alturas, y construidos en ladrillo visto. Muchas balconadas se desplomaron a la calle. Una de ellas fue la que mató a un chico de 14 años que paseaba al perro , cerca del punto en el que se derrumbó el edificio que acabó con la vida de la mujer.
El peligro de cornisas y balcones
La mayoría de los muertos y heridos (además de los ocho fallecidos, tres heridos muy graves que se encuentran ingresados en el Hospital Virgen de la Arrixaca, 45 graves y más de un centenar de leves) han sido víctimas de desprendimientos de motivos ornamentales (cornisas, balcones…) y no de derrumbes de edificios. Según un sismólogo con el que ha consultado el alcalde de la ciudad, Francisco Jódar, y que cita Efe, al tratarse de una sacudida repentina y de una magnitud no demasiado alta, se espera que los elementos estructurales de las edificaciones del municipio puedan no haber sufrido mucho.
El aspecto que presenta las calles de la ciudad es, sin embargo, desolador. Tabiques enteros están por los suelos, las fachadas aparecen surcadas de grietas incluso en edificios nuevos y hay pisos enteros que se han venido abajo. Entre las víctimas también se encuentran una mujer de 22 años embarazada, un anciano de 71 años y dos mujeres de 51 y 52 años, aseguró el delegado del Gobierno a Efe. Los cadáveres han sido trasladados al Instituto Anatómico Forense de Murcia, donde se procederá a las autopsias. Las autoridades estudian la posibilidad de instalar una capilla ardiente y organizar un funeral colectivo siempre que los familiares estén de acuerdo con ello.
Las autoridades han indicado que nadie ha dado aviso de personas desaparecidas tras el seísmo y confían en que la cifra de muertos sea definitiva.