Porque la sensación con este Gladiador de Alejandro Torrens, es esa: la de un equipo que sale a la cancha, sabiendo que cree en lo que hace. Y como lo que hace, es posible obtener dividendos, el producto es bueno.

Como el producto es bueno, ahí están esos tres puntos que suma en la tabla y que lo depositan en zona de play off.
Le costó ganarle a El Tanque. Le costó siempre. Porque con El Tanque nunca faltará la respuesta del corazón. De la búsqueda a partir del querer. Pese a algunos pesares, complicó hasta el final y en los 3′ del segundo tiempo, la chance malograda.
Cuando lo mueven de arriba y de abajo a Roger Galeano y en la sanción de Ruben Ferreira, el penal que fue.
El turno del mismo Roger, que anuncia el remate. Costa se arquea hacia la izquierda. Intuye y llega, porque además al remate le faltó potencia. Así de simple. El momento en que El Tanque se perdió. Pudo ser el empate que no fue.
No le fue fácil acomodar la mente. El penal malogrado, siempre es una situación adversa, compleja. Es la bronca de lo que pudo ser y no fue.
Por los 35′ un frentazo contra el arco de Costa y el mismo Anthony para evitar, a partir de los reflejos que le funcionan bárbaro. Dos minutos después cuando lo enganchan a Ezequiel Medina. La certeza de que fue penal y que no hubo simulación.
No lo sancionó Ruben Ferreira en el único error potencial. Después, manejó el partido desde una clase que suele tener a mano. Porque la tiene.
POR ESO DE GLADIADOR
El Gladiador de Alejandro Torrens, ya no es casual. Por eso, tres puntos que lo cotizan aún más en el mercado de su propias ilusiones. La verdad de un medio campo que proporciona estabilidad y como el equipo se maneja con tres puntas, cualquiera tienen la chance del desnivel.
Lo de Santiago Sosa, como para que la lupa lo capte una y otra vez y en Ezequiel Medina, la razón del que se atreve, porque la gambeta a mano es argumento válido.
Termina ganando 1 a 0, porque no supo de descontroles. Porque fue parte, no solo de una personalidad superior para manejarse, sino porque en el plano individual, se recuesta en más de una aptitud. Se amplió la cartelería de los aptos, y ese Rocha por ejemplo, del ida y vuelta generoso, mientras Bermúdez sabe demasiado bien el rol del volante esencial.
1 a 0 y tres puntos, en un partido a veces confuso en el trámite, pero sin que ninguno renegara de la porfiada tendencia a buscar. Pero acaso, más que buscar, Gladiador terminó jugando y produciendo. Ahí radicó la diferencia. La diferencia que nadie discutió.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-