La muerte es un ratito

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“Mayo siempre tiene un leve tinte gris, una nostalgia perlada que viene tal vez del viento que lo mueve, o de la nube oscura que se deshace entre sus letras” J.P.

La muerte nos viene sacudiendo. Siempre sacude la muerte. Pero venimos -o estamos recién en medio, eso es lo peor- de una arremetida impresionante. Todos tenemos en cuestión de unos pocos días para atrás, muchas muertes, de muchos familiares, o amigos, o conocidos al menos. ¿Todos por causa de este maldito Covid que cada día parece afirmar más las patas en este suelo? No, claro que no. Pero esa peste que todo lo envuelve, y unos días grises de los que venimos saliendo, con viento frío, con mucho frío y desolación por todos lados, acentúan una sensación por demás desagradable. Y muerte de gente conocida por todos también: en qué poco tiempo dejaron de estar entre nosotros políticos como Alberto Villas Boas o Eduardo Malaquina; o un Alberto Sonsol, un Gonzalo Aguirre…ahora Larrañaga. Y tantos más. Cuántos rostros en una galería que ya es nuestro pasado. Y mientras tanto…mientras tanto algunos parece que no han entendido nada de la vida, nada de nada, porque uno los ve con asombro que continúan gastando el tiempo (“la moneda que Dios me dio para gastar”, diría el poeta Líber Falco) peleándose, y pelándose por ejemplo por tener la razón en cuanto a si este o aquel partido han hecho más por los pobres…Como si algún día fueran a encontrar una respuesta que conformase a ambos lados. ¡Caramba!

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Cuentan que un famoso “degollador” de otros tiempos, cuando recorría las filas de hombres a los que debía matar, le susurraba a cada uno: “no se preocupe, que la muerte es un ratito”, y luego sí deslizaba la daga por el cuello. “La muerte es un ratito…”, y sí, porque cuando queremos acordar, en un ratito, ya no está este, ni aquel, y aquel otro tampoco.

Pero estamos en Mayo y no podemos soslayar que el gris de este mes se asocia también con algunos gritos como “¿Dónde están?”, “Nunca Más”, o “Verdad y Justicia”. Y vaya que hablamos de casos en que su muerte no fue un ratito sino un largo dolor, y de casos en que no es un ratito sino años de agonía lo que suman quienes quieren saber de ellos y no encuentran respuestas. Qué bueno sería –pensamiento inocente de mi parte, lo sé- que realmente estos reclamos unieran a todos los uruguayos sin que las banderas partidarias, o de izquierda y derecha, entraran a tallar… y a dividir.

Qué bueno sería que los homenajes no fueran tan “desparejos”. Porque en verdad, si entendemos que aquello fue una guerrilla entre uruguayos, es inaceptable que el homenaje tienda habitualmente a inclinarse para un lado solo. Víctimas hubo no solo de un bando. Sin embargo no se ven marchas en recuerdo de los caídos por ser asesinados por la subversión o en homenaje a los inocentes que murieron sin estar de un lado ni de otro, en medio de esas andanzas…Si se hiciesen marchas en los 18 de mayo en recuerdo de aquellos cuatro soldados acribillados en un jeep, ¿acaso la gente que participa hoy de la Marcha del Silencio estaría de acuerdo? Pienso que, en general, no. Y uno tendría que preguntarse: ¿por qué?, ¿acaso no es la reconciliación de todos los uruguayos lo que se busca?

Las Marchas del Silencio se iniciaron como una actividad que busca recordar a las víctimas de la dictadura y repudiar las violaciones a los Derechos Humanos. Se toma el día 20 de mayo en memoria de los uruguayos Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, Rosario Barredo y Williams Whitelaw, que fueron asesinados el 20 de mayo de 1976 en la ciudad de Buenos Aires, en una operación coordinada por las dictaduras que en ese tiempo regían en Uruguay y Argentina.

Pero se nos ocurre destacar hoy que desde hace unos años, este tipo de actividades ha tomado tales características que no le hacen bien ni a los propios organizadores. No le hacen bien a la búsqueda de la justicia y la verdad a la que se aspira. No le hacen bien a aquellas madres y abuelas que empezaron esta búsqueda, algunas que ya no están pero está su lucha. Y no le hacen bien, en definitiva, ni siquiera a la memoria de los que se quiere enaltecer al gritar Presente. Sucede que en los últimos años, se volvió una movilización puramente de izquierda (hay que decir las cosas como son, con todas las letras), y desde el año pasado, se volvió además una movilización en contra del actual gobierno. Eso no puede ser, no debería ser, porque –insistimos- no le hace bien ni a los propios organizadores. Lamentablemente se transformó todo esto en una actividad que en vez de ser inclusora de todos los uruguayos, se volvió absolutamente excluyente. Y si no, observe lo que decía el comunicado de la Asociación de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos y Desaparecidos, difundido unos días antes del 20 de mayo:

“A todas las personas que nos acompañan. Quedan pocos días para la #MarchadelSilencio2021 y realmente la cantidad de iniciativas que hemos recibido es enorme, desde la creatividad y el compromiso de cada persona, que hacen que se cristalice #MayoMesdelaMemoria. Como hemos comunicado exhortamos a todo el pueblo uruguayo a Firmar para anular los 135 artículos más regresivos de la LUC para defender nuestros derechos y colaborar con las ollas populares, que brindan respuestas solidarias a muchas familias ante la desprotección del Estado. Fortuitamente no nos dan las páginas para poder listar todas las actividades que se están y estarán realizando en estos días”.

¿Se da cuenta que era una convocatoria flagrantemente sectaria y flechada políticamente? Exhortan a firmar en contra de la LUC. Pero, ¿no es una lucha por los detenidos desaparecidos? ¿En serio esconden ese flechamiento político tras el discurso de que la lucha es para honrar la memoria de los desaparecidos, para reclamar por verdades, etc. etc.? ¿En serio hay gente capaz de “usar” a esas víctimas para hacer política ahora (para sacar tajada ahora)? Porque nada más actual que la LUC, y se usa sin embargo algo de hace casi 50 años. Fíjese usted, estimado lector, que estas exhortaciones violan completamente los derechos de quienes queriendo acompañar (porque siempre creyeron legítimo el motivo y la intención que originó las marchas), no están contra la LUC y mucho menos dispuestos a firmar para derogarla. Y cuando hablan de un Estado que no protege a los más necesitados y menciona las ollas populares, es discutido, permítasenos decir que ese es el discurso de los sectores de izquierda de este país en este momento, ahora, en la actualidad, y no de una organización que pretende ser mucho más abarcativa, y que por otro lado, increíblemente (incoherentemente) llama a dejar de lado banderas políticas.

Decíamos en líneas anteriores que esto en definitiva va en desmedro de la propia organización  de Madres y Familiares, porque se va identificando cada vez más como fuerza opositora al gobierno, en lugar de seguir siendo una institución que a través del diálogo ayude a que ambos (ellos mismos y el gobierno que sea, el que esté en cada momento) de forma mancomunada continúen avanzando en la búsqueda de la verdad.

El dolor es también capaz de unir a las personas. Unir a todos los uruguayos se hace imprescindible. La muerte y la falta de horizontes de luz parecen rodearnos. ¿Vamos a seguir buscando cosas que nos dividan? ¿Y si mejor disfrutamos cada ratito de vida? Si total…también “la muerte es un ratito”.

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