Llega Junio y EL PUEBLO lo reitera, desde hace muchos años: es el mes en que Salto debería tenerlo marcado, fijo, institucionalizado, como «el mes de Marosa y Víctor Lima». No podría olvidarse. No es común que dos de los más importantes poetas de un lugar hayan nacido con coincidencia de fecha: 16 de junio.
Víctor Lima en 1921 y Marosa di Giogio varios años después, en un año que no importa precisar, simplemente porque ella no quiso hacerlo, y punto.

Hoy los dos siguen con mucha fuerza, paseando el nombre de Salto mucho más allá de cualquier frontera.
Son orgullo de los salteños. Ojalá siempre sepamos estar a la altura que se merecen, para acercarnos a su obra e intentar seguir difundiéndola. Es lo menos que podemos hacer.

Ahora, les damos la palabra:
PAPÁ
Santo, Santo
vuelve hacia nosotras
tus ojos santos,
tiéndenos las manos sagradas,
mira que quedamos sobre la tierra,
abandonadas.
¿Cómo serán estas cosas, ahora, a tus ojos?
Tú que mirabas tan dulcemente
adentro de los ojos.
Ahí va el instante aquel
cuando saliste de nuestra casa
sin poder volver.
Los días del hospital.
¿Dónde estabas, Sagrado Corazón,
ya, que él a ti, miraba?
¿Dónde tu rosa insigne
que ampara a todos por igual?
Tengo la tarde amarilla
en que, allá, se reunió, por última vez,
la familia.
Y la tarde amarilla
de la agonía.
Y el velatorio
con los cirios de librium
y los jazmines.
¿Y, ahora, qué pasa?
Oh, Dios, a veces creo oír, cerca,
tus mágicos violines
y a veces, me parece
que no hay nada.
Solo esa cosa blanca,
desesperante
y encantada.
Marosa di Giorgio
TIERRA NATAL
Los naranjales que van,
aroman el aire cclaro,
del departamento donde nací.
Salto, panal de mi voz,
cuanto costea tu luz,
el Uruguay es un río
que camina como queriendo llegar.
La vida que sabe dar
a cada cristiano su tierra natal,
a mí me dio la fortuna
de mamar la leche del Salto Oriental.
Colinas de naranjal,
que me aroman la voz,
son como gajos maduros
en el paladar de una gurisa en flor.
Los arroyos que dan
sus aguas al Uruguay,
suave rumor de cachuera
por las nochecitas me saben dejar.
Víctor Lima
Víctor Lima y Artigas
Hoy es 19 de junio. Hoy es el natalicio de José Gervasio Artigas. El pasado jueves fue fecha de nacimiento del poeta salteño Víctor Lima. Ambos no solo están ligados por el mes que los vio nacer; también por cantos como este…
CANTO A ARTIGAS
La Patria te recuerda, Padre Artigas,
en tu honesta pasión de ser honesto,
de noche en noche trasnochado,
transportando vigilias a caballo,
despuntando torrentes,
desmontando los montes de tu tierra
en picadas de savia desmontada,
descolgando matreros de sus ramas
subterráneas, oscuras, deshonestas.
Purificando el aire de la espada.
La Patria te recuerda, Padre Artigas,
congresando a los hijos de la Banda
en aquel año Trece, claro, sumo
en tu azul trayectoria combatida,
resonando razones de torrente
el río de tu voz…
Víctor Lima
(“Canto a Artigas” es un poema fechado en 1952, incluido en el Tomo Nº 18, “Con guitarra y sin guitarra”, de la Colección Escritores Salteños, 2009).
Artigas y Benedetti
¿Hay algo que Mario Benedetti no haya escrito? Cuentos, poemas, novelas, guiones, ensayos, piezas para teatro…Todo escribió. También un poema dedicado a José Gervasio Artigas. Hoy, en el natalicio del prócer, EL PUEBLO lo comparte con sus lectores:
ARTIGAS
Se las arregló para ser contemporáneo de quienes nacieron
medio siglo después de su muerte
creó una justicia natural para negros zambos indios
y criollos pobres
tuvo pupila suficiente como para meterse en camisa de once varas
y cojones como para no echarle la culpa a los otros
así y todo pudo articularnos un destino
inventó el éxodo esa última y seca prerrogativa del albedrío
tres años antes que naciera marx
y ciento cincuenta antes de que roñosos diputados la
convirtieran en otro expediente demorado
borroneó una reforma agraria que aún no ha conseguido
el homenaje catastral
lo abandonaron lo jodieron lo etiquetaron
pero no fue por eso que se quedó para siempre en tierra extraña
por algo nadie quiere hurgar en su silencio de viejo firme
no fue tosco como lavalleja ni despótico como oribe ni astuto
como rivera
fue sencillamente un tipo que caminó delante de su gente
fue un profeta certero que no hizo públicas sus profecías
pero se amargó profundamente con ellas
acaso imaginó a los futurísimos choznos de quienes
inauguraban el paisito
esos gratuitos herederos que ni siquiera iban a tener
la disculpa del coraje
y claro presintió el advenimiento de estos ministros alegóricos
estos conductores sin conducta estos proxenetas del
recelo estos tapones de la historia
y si decidió quedarse en curuguaty
no fue por terco o por necio o resentido
sino como una forma penitente e insomne de instalarse
en su bien ganado desconsuelo.
Mario Benedetti