Por Carlos Texeira
Las aguas superficiales y las subterráneas son parte del ciclo del agua y se comunican e interactúan entre ellas. En un primer momento, podemos decir, que el agua proveniente de la lluvia es la que penetrando en la corteza terrestre va formando los acuíferos. En algunas situaciones esa agua queda depositada en las profundidades, pero en otros casos retorna y se suma a las superficiales. Por ejemplo, son las llamadas surgentes o vertientes. Un caso muy conocido por los salteños es la fuente del agua Salto, producto de una fisura en la roca basáltica donde se encuentra el acuífero Arapey. Por el principio del sifón, el agua tiende a volver al nivel que tenía en el lugar de entrada al acuífero. En la fuente Salto, una de las atracciones era la pelotita sostenida en el aire por la presión del agua surgente. Esas aguas surgentes terminan corriendo por la superficie del terreno.
Surgentes en el Río
Pero hay también aguas subterráneas que no surgen a la superficie, pero circulan por el subsuelo y terminan en los cursos de arroyos y ríos. Viejos conocedores de nuestro Río Uruguay me han señalado que en otras épocas, en verano, extraían agua para beber de una vertiente existente dentro del Rio, aguas abajo de Salto Chico. La obtenían zambulléndose al fondo con una botella vacía, tapada con un dedo, y allá la llenaban con agua de la vertiente.
Cursos de agua cuando no llueve
El fenómeno de esa surgente no resulta extraño si tenemos en cuenta, que aún en períodos prolongados, cuando no se producen lluvias, los arroyos y ríos siguen manteniendo un caudal. Ello es producto de que las aguas provenientes de lluvias anteriores, que se han ido filtrando y circulando lentamente por el subsuelo, terminan abasteciendo el curso de agua superficial. De ahí la importancia de los bosques, implantados en las cuencas aledañas a los cursos de aguas superficiales. Frenan el desplazamiento rápido de las aguas, con lo cual impiden las grandes crecientes y ayudan a su penetración en el terreno, donde el agua -como ya señalamos- circula más lentamente y permite abastecer el curso superficial (río o arroyo) en los períodos que no llueve.
Surgentes en el mar
Esas aguas subterráneas provenientes de las lluvias a veces también vierten directamente en el mar. Es el caso del manantial Tomaza, dentro la bahía Cienfuegos en Cuba, sobre el mar Caribe. Allí Humboldt, a fines del siglo XVIII, encontró un grupo de manatíes, que en medio de un mar de agua naturalmente salada, estaban bebiendo agua dulce que mana de esa vertiente.
Este mismo fenómeno, pero a la inversa, se da en terrenos próximos al mar. En Puerto Viejo sobre el costado atlántico de la misma isla de Cuba, en tierra firme, emerge una vertiente de agua salada del mar.Esto visualiza uno de los riesgos del acuífero Chuy en nuestro país, que se extiende de Canelones a Rocha. Si se extrajera de ese acuífero agua en exceso, penetraría agua del mar y salinizaría el acuífero, que como consecuencia perdería su potabilidad.
Otra manifestación de interacción lo tenemos en el viejo pozo de agua fría del Club Remeros de Salto, que obviamente está en tierra firme, pero el nivel de sus aguas suben o bajan según la altura que tengan las aguas del Río Uruguay. En este pozo nunca salió agua del Río, pero los cambios en su nivel, indican que en algún lugar de las profundidades de la tierra, hay algún tipo de comunicación entre ambas aguas.
Empleo inteligente del agua.
El agua utilizada para riego en la agricultura, y particularmente para el cultivo de arroz, no se pierde en su totalidad. La que no se evapora, penetra en el terreno y termina en los acuíferos y cursos superficiales. Incluso la que se evapora, con el tiempo, retorna en forma de lluvia. Lo importante es: 1º tener reservorios de tamaños suficientes, en previsión para los períodos de sequía, que son habituales en nuestro clima; y 2º que el uso del agua misma no degrade su calidad, como tampoco otras actividades humanas. En tal sentido el listado es amplio: aguas cloacales sin tratamiento arrojadas a los cursos de agua, nitrógeno y fósforo de los fertilizantes, remedios de los baños de ganado, basurales, la construcción, la erosión de los suelos por la agricultura, los desechos de la industria, etc., etc. Toda agua contaminada debe ser tratada, para que retorne limpia de impurezas a la naturaleza y pueda ser reaprovechada.
Salto Grande y OSE
En un artículo anterior cometí error en las cifras aportadas sobre el caudal de las aguas del Río Uruguay, que pasan por la Represa de Salto Grande. Cabe rectificarlo.
Según mediciones técnicas, su caudal medio en ese lugar es de 4.500 mts. cúbicos por segundo. Efectuando simples operaciones aritméticas, teniendo en cuenta que sesenta segundos son un minuto, que sesenta minutos son una hora, que el día tiene 24 horas y el año 365 días, se llega a la conclusión que para abastecer el agua que necesita OSE durante un año, o sean 330 millones de metros cúbicos, es suficiente la mitad del agua que pasa durante dos días por Salto Grande; y que esa mitad de agua durante un año abastecería a OSE por más de dos siglos. Cualquiera que sepa las tablas de multiplicar, puede corroborarlo.
Agua no falta en Uruguay. Es necesario usarla inteligentemente.