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lunes, febrero 17, 2025
Columnas De Opinión

DESAFÍO DE LA NUEVA LEGISLATURA EN URUGUAY

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Estimados lectores. El desafío de la nueva legislatura en Uruguay se centra en varios aspectos clave relacionados con la gobernabilidad, la agenda política y las expectativas sociales. La nueva legislatura enfrentará el desafío de equilibrar la modernización del país, la inclusión de diversas voces políticas y sociales, y la resolución de problemas económicos y sociales que afectan a la población. El éxito dependerá de la capacidad para construir consensos amplios, un tema que ha sido complicado en contextos de alta polarización política.

En un contexto político donde un partido o coalición no cuenta con una mayoría absoluta en el parlamento, los acuerdos sin mayorías parlamentarias se convierten en una herramienta fundamental para avanzar en la legislación y la gobernabilidad. Este tipo de acuerdos, que implican la necesidad de buscar consensos más amplios y superar la polarización política, son comunes en sistemas democráticos parlamentarios donde se debe negociar con diferentes actores políticos para lograr la aprobación de leyes. En el caso de Uruguay, donde el sistema político se caracteriza por un multipartidismo, los acuerdos sin mayorías absolutas también son esenciales.

Los desafíos y características de estos acuerdos encierran negociación y coaliciones, donde los gobiernos deben buscar formar coaliciones con otros partidos, incluso aquellos que no son parte del oficialismo. Esto obliga a ceder en algunos puntos y a hacer concesiones para lograr apoyo en el parlamento. Las coaliciones pueden ser tanto a largo plazo como específicas para ciertos proyectos legislativos. Diálogo y consenso, donde, en ausencia de una mayoría absoluta, el diálogo se vuelve crucial. Los gobiernos deben articular su agenda legislativa con el apoyo de diversas fuerzas políticas, lo que requiere un enfoque más inclusivo y de consenso. Las negociaciones a menudo involucran la creación de mesas de trabajo donde se discuten las diferentes posturas.

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Aquí toma primordial relevancia el poder de negociación de los partidos minoritarios. En situaciones de este tipo, los partidos minoritarios o de oposición tienen un poder de negociación mucho mayor, ya que su apoyo es necesario para alcanzar la mayoría en el parlamento. Esto puede llevar a una mayor diversidad de perspectivas y propuestas, pero también a posibles bloqueos legislativos si los acuerdos no se alcanzan.

En cuanto a la posibilidad de reformas parciales o limitadas, sin una mayoría sólida, los gobiernos pueden verse forzados a tomar decisiones más moderadas o aprobar reformas menos profundas. A menudo, esto lleva a la creación de leyes o reformas que son más parciales y que deben ser perfeccionadas en etapas posteriores.

Aunque estos acuerdos permiten el avance de proyectos legislativos, pueden generar desconfianza en algunos sectores de la población que ven las negociaciones como oportunistas o que perciben falta de claridad en los compromisos alcanzados. Mantener la legitimidad pública es esencial en este tipo de contextos.

Lo bueno de todo, es que, podemos tomar como ejemplo al mismo Uruguay. Aquí, las elecciones y la composición del Parlamento han generado situaciones donde el gobierno no ha tenido mayoría absoluta, lo que ha obligado a la administración a buscar acuerdos con partidos opositores. Los ejemplos de acuerdos sin mayorías parlamentarias incluyen negociaciones sobre reformas en temas clave como el sistema de seguridad social, el gasto público, y políticas económicas. En estas circunstancias, el rol de la inteligencia política y la capacidad para buscar puntos de convergencia entre diferentes actores ha sido fundamental para avanzar en proyectos legislativos, evitando así la parálisis legislativa.

Algunas de dichas negociaciones y/o consensos, deberían, prima facie, girar en torno a:

Reformas y modernización del Estado: hay una presión significativa para avanzar con reformas en áreas como el sistema de seguridad social, la educación y la salud, que han sido temas recurrentes en las campañas políticas. Sin embargo, la polarización política puede dificultar el consenso necesario para llevar a cabo cambios significativos.

Gestión de la economía post-pandemia: la economía de Uruguay, al igual que muchas otras, enfrenta desafíos derivados de la crisis sanitaria mundial. La inflación, el desempleo y la recuperación de sectores golpeados por la pandemia como el turismo son cuestiones clave que la nueva legislatura deberá abordar.

Seguridad pública: la inseguridad es un tema sensible en Uruguay, y la nueva legislatura tendrá que discutir políticas que combinen un enfoque de seguridad efectiva con el respeto a los derechos humanos. Las propuestas incluyen desde la reforma del sistema judicial hasta la implementación de nuevas tecnologías para combatir la delincuencia.

Cambio climático y sostenibilidad: Uruguay está comprometido con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y la agenda legislativa tendrá que abordar cuestiones ambientales como la transición hacia energías renovables, la protección de la biodiversidad y la mitigación del cambio climático.

Relaciones internacionales: en el ámbito exterior, Uruguay debe navegar las relaciones con bloques regionales como el MERCOSUR, además de fortalecer vínculos con otros actores globales como China y la Unión Europea. La diplomacia y el comercio internacional son cruciales para el crecimiento económico del país.

En resumen, los acuerdos sin mayorías parlamentarias son una característica clave de sistemas parlamentarios democráticos, donde la construcción de consenso es esencial para la aprobación de leyes. En Uruguay, la falta de mayorías absolutas ha promovido una cultura política de negociación y diálogo, aunque también ha generado tensiones en momentos de polarización y diferencias profundas entre los partidos.

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