El sitio en facebook, tiene solo una palabra para ser reconocido: PEÑAROL. A raíz de los últimos hechos vandálicos, hubo quien desde ese ámbito se procuró una reflexión a todas luces imperdible. Escrito por BRUNO ALZARADEL, es una manera de entender o interpretar algunas situaciones, pero también (de paso cañazo), admitir esta adversa realidad del fútbol profesional a más de un nivel.
*********
«Peñarol se parece a uno de esos niños que cuando pierde, hace rabietas y rompe todo para sabotear el juego. Lamentablemente lo de hoy sirvió (alude al partido frente a Boston River, suspendido ren los últimos minutos por los hechos de violencia) para demostrar que aunque uno crea que la situación no puede empeorar, Peñarol puede ir más allá. Lo futbolístico lo vemos, vimos y vamos a seguir viendo todos: no tiramos una pelota en el área mientras que nos entran por todos lados y hacen goles como si fuésemos menores de edad. Culpa de un plantel que parece de Segunda División y una Directiva que puede saber de muchas cosas menos de fútbol. Pero me gustaría detenerme en la hinchada, «la famosa banda de Peñarol», «el orgullo de todo el país».
El fútbol uruguayo atraviesa seguramente el peor momento de su historia. Décadas han pasado ya desde que no se ve a un equipo competir seriamente en el plano internacional y la calidad en sí del mismo (instalaciones, presupuestos, proyectos deportivos, programas televisivos, características de campeonatos, jugadores, etc.) parece acercarse cada vez más a la de nivel amateur. Sin embargo, los hinchas siguen con la insólita ilusión y con la misma esperanza rabiosa de «ganar la 6ta». Estas «personas» parecen no reconocer que todos los años el calendario futbolístico es idéntico (Peñarol o Nacional, o por ahí algún equipo chico, ganan el Uruguayo), y viven la ida a la cancha con un fanatismo absurdo y desproporcionado, como unos simples niños. Sí, todo fanatismo es absurdo y desproporcionado, pero el que rige el comportamiento de estos personajes ridículos -algunos hasta enmascarados, nuevamente como niños- ha llegado al punto de pausar e incluso suspender partidos, como en ningún otro lugar. ¡Suspender partidos! ¡En una de las ligas más paupérrimas del mundo! Es para llorar, pero también para reír y burlarse…
Los directivos no han hecho nada porque «hinchas» hayan sistemáticamente interrumpido partidos; los «hinchas» siguen llevando banderas del eterno rival siendo ese su mayor logro y festejando haber asesinado a uno de ellos por el mero hecho de ser uno de ellos; y por último Peñarol, como manotazo de ahogado, celebra «el aniversario de aquella vez en la que Nacional no se presentó a jugar el 2do tiempo hace 70 años», siguiendo así, junto al fútbol uruguayo, cayendo más bajo y dando más gracia a ojos ajenos.
Bruno Alzaradel
