Alejandra Scafati, la comunicación, los medios, los periodistas
En el marco del Curso de formación periodística y comunicación social que se ha venido dictando sábado a sábado en la sede Salto de la Universidad Católica, estuvo en nuestra ciudad la profesora Alejandra Scafati quien dialogó con EL PUEBLO sobre la realidad actual de los medios de comunicación desde su visión de la ética profesional.
– ¿Cómo estamos los medios de comunicación uruguayos en materia de la ética profesional?
– A mí no me gusta ser juez de nadie, me parece que la ética es lo que todos debemos compartir como en las normas de convivencia que hacen a la felicidad colectiva y a la capacidad de desarrollo personal. No quiero decir que la ética sea una opción personal, al contrario, es una opción social y es un mandato social, pero justamente, una de las características de un comportamiento ético es no jugar a que el otro me tenga que decir lo que es ético sino que yo por haberlo aprendido por ser parte de esta sociedad, por tener la capacidad de conectarme como humano a este mundo en el que estoy viviendo tengo que saber cuáles son las opciones correctas. En este sentido es que a mí no me gusta erigirme en juez de nadie, en definitiva no es de mi incumbencia decidir quién es el otro o cómo hace las cosas.
– Hace poco el presidente de la República acusó que los medios estamos solo para informar cosas malas porque es lo que más vende, en vez de informar lo bueno, ¿eso es un problema ético o es la competencia que dicta el mercado que lleva a los medios a esto?
– Creo que hay de las dos cosas. Efectivamente da la impresión que lo perverso parece que fuera más atractivo que lo que llamaríamos normal o tal vez lo que hace a la felicidad y al bien común. Pero también hay un mercado de eso, hay una forma de destacarlo o no. Hace un rato en la charla que teníamos con las personas que participaron del taller me ponían el ejemplo de una señora de Belén que se encontró con una persona que vivía en Montevideo y le decían, “¿cómo están las cosas en Belén?”, y la señora le dice, “más o menos, porque con toda la inseguridad que hay”, y el otro le dice, “pero yo estuve hace poco con mi padre y ustedes dejan la puerta abierta como siempre”, “ah si pero, ¿no viste la televisión?”, le contestó la señora (risas). Ahí es donde está la cuestión, cuando uno crea un mundo para el otro y no se hace cargo de la responsabilidad que tiene y que trasciende las normas del mercado.
El comunicador tiene como dos facetas, el comunicador es la persona que tiene que seleccionar, es el que trabaja en el medio, pero también el comunicador es la empresa, hay distintos aspectos de qué es el comunicador. El comunicador que es la empresa tiene la obligación de tomar decisiones por el bien social, porque en definitiva es la empresa la que le exige también al comunicador persona, al empleado que está allí, que tome determinado tipo de opciones y no otras. Podemos decir, uno es libre de tomar la decisión, pero también está constreñido a un mercado de trabajo. Así que es como de las dos cosas, cómo uno negocia con la lógica empresarial y cómo el empresario tiene también que tomar decisiones que son éticas o no.
– ¿Pero quién hace el mercado? ¿El medio da lo que la gente pide o la gente no tiene más remedio que consumir lo que el medio le da?
– Creo que hay mucho de una cierta determinación previa de medios sobre qué es lo que ofrece y una cierta escasa posibilidad de elección en un rango de chances. Todo depende de qué medios estemos hablando. Si las personas tienen lo que llamamos mayor riqueza de información porque además de acceso a la televisión de aire tienen el cable y la computadora, uno podría decir que hay una variedad de opciones donde las personas pueden elegir. Si las personas tienen solo capacidad y posibilidad de llegar a los cuatro canales (de Montevideo), y bueno, hay una variedad limitada de opciones, eso es un hecho. Yo como usuaria de los cuatro canales que no tengo cable, es un hecho que hay momentos que no puedo elegir, tengo un rango de elecciones que van en tres o cuatro tipos de programas que aproximadamente compiten entre sí en la zona del humor, del teleteatro, del cine y que tienen esta dificultad que es muy uruguaya de diferenciarse poco en la oferta, cuando en realidad hay mucho para trabajar, pareciera que las empresas compiten aproximadamente en los mismos estándares, las que al menos tenemos por televisión por aire.
Luego hay otra cosa que me parece que les pasa a los comunicadores y que siempre discuto con los estudiantes, que es el concepto de la gente, la gente como concepto sociológico y científico no existe. Lo que hay es una audiencia que tiene determinado tipo de opciones, de posibilidades y de capacidad crítica. Lo que no creo es que la audiencia sea manipulada por el medio masivo, no creo en la manipulación, me parece que la audiencia siempre traduce y reutiliza aquello que el medio masivo le da. Pero sí creo que la audiencia no siempre tiene todas las opciones para poder seleccionar.
«No hay forma de pensar que el informativo no influye»
– En ese sentido, los programas periodísticos televisivos capitalinos de antes ocupaban horario central, hoy los canales los tiran a la medianoche cuando se hace muy difícil verlos porque al día siguiente todos tenemos que madrugar para ir a trabajar. Además, los programas uruguayos que más consumimos son los informativos, pero arranca Tinelli y el rating lo duplica fácilmente, ¿qué nos dice esta realidad?
– Para empezar, teniendo la información que el informativo es el espacio más visto por los uruguayos, la responsabilidad en la construcción del informativo es ineludible para quien tiene que tomar decisiones, no hay forma de pensar o de suponer que el informativo no influye, porque cuando uno tiene que realmente tomar decisiones sobre si sale o no sale o cómo sale, si percibe o no, o cómo percibe, hay algo que trasciende hasta lo que uno puede pensar racionalmente. Yo, que trabajo con muchos chicos en situación de vulnerabilidad social, no dejo de saber que mi hijo que tiene diecisiete años también está en la población de riesgo porque un adolescente que vive en Montevideo es un candidato a ser acusado de quién sabe qué tipo de cosas, solo por el hecho de ser adolescente.
Si uno utiliza el medio inocentemente o sin reflexionar bien realmente puede crear problemas, incluso problemas sociales fuertes que terminan con el tiempo haciendo caer tradiciones uruguayas como aquello que definía Real de Anzúa, “el Uruguay es un país de cercanías”, una capacidad de jugar en una media de no ruptura social, de tener esta capacidad de integrarse la sociedad que se ha ido perdiendo. Por supuesto que no se debe a los medios, eso sería una tontería de mi parte decirlo, los medios son una parte de una realidad social que se viene gestando, y también son de alguna forma un espacio de resonancia de algo que viene sucediendo en la sociedad.
– Pero esa sociedad prefiere mirar más en televisión programas de entretenimiento que periodísticos, ¿cómo define esto a la sociedad en la que vivimos?
– Eso no es solo una cuestión de sociedad, es una cuestión de definición del medio, la televisión existe para entretener, por eso el noticiero tiene una cosa muy de entretención morbosa con una música de fondo totalmente cinematográfica hecho ex profeso, no tiene nada de inocente, es una decisión crear un noticiero de dos horas que casi no tiene más contenido que el problema de la violencia, la desaparición, la muerte. Luego está toda la cuestión de cómo se pone el comunicador, la forma en la que expresa “un adolescente”, como diciendo otra vez un adolescente, “en el barrio tal”, y otra vez en el barrio tal, como que hay reafirmaciones que tiene que ver también con las percepciones que las personas tienen.
– Justamente, en Europa se viene planteando un tema interesante sobre la ética profesional del comunicador que mantiene la línea editorial del medio en el que trabaja, pero luego en su blog de internet se suelta y da su opinión sobre el mismo tema que puede ser distinto al que tuvo que dar en su trabajo.
– Creo que hay dilemas que no se resuelven así nomás y que además siempre aparecen nuevos dilemas, porque todo lo que he dicho hasta ahora sobre la ética, que no soy juez de nadie pero que al mismo tiempo hay cosas que a uno le indignan, son dilemas que la sociedad no está solucionando, como decía aquel “una vez que tenía las respuestas me cambiaron las preguntas”. Entonces, tal vez tuviera las respuestas para algunos problemas pero en realidad cambiaron los problemas, por ejemplo éste, cómo se articulan las tecnologías de comunicación con la forma en que las personas obtienen la información. Porque a ver, hay un nivel de influencia muy fuerte en los medios, sobre todo para quienes no manejan altas tecnologías o tecnologías nuevas de comunicación, pero hay grupos etarios que ni siquiera se exponen a los medios masivos o niveles socioeconómicos que no se exponen, los adolescentes de determinados niveles socioeconómicos no miran la televisión, entran en las computadoras y se acabó, y la televisión es apenas una nada.
Por eso se ha desarrollado este concepto de pobreza y riqueza de información, el más rico en información es el que tiene más medios a su disposición y más capacidad para utilizarlo, y el más pobre en información es el que tiene menos tecnología o menos capacidad para utilizarlos. Por ejemplo, vemos a los chicos del (Plan) Ceibal y muchos de ellos utilizan las XO para jugar, lo que me parece fantástico, lo mejor que les puede pasar es que la usen para jugar, pero además, ojalá la puedan utilizar también para asomarse al mundo desde otro lugar.
– Ante la situación que describe de los medios comerciales de comunicación surgen medios alternativos, y ya no me refiero a internet, sino a las denominadas radios comunitarias. ¿Es una forma de democratizar la información? ¿Qué aportan las radios comunitarias que no aporten las radios comerciales?
– Cuando hablamos de democratización no lo hacemos en el entendido que en un marco de un sistema democrático haya medios masivos que tengan su libre expresión, que eso está muy bien y es lo que tiene que pasar siempre, sino que la democratización de la capacidad de utilizar la palabra en el medio de comunicación comunitario le permite al otro entrar en un vínculo de igualdad sobre cómo construir el mundo en el que uno está viviendo. Entonces la señora de Belén podrá escuchar en la radio comunitaria de su zona que no solo no está insegura sino además “qué suerte que en Belén podemos dejar las puertas abiertas y nadie roba en este lugar porque nos conocemos”. Y si hay alguna forma de construir esa voz que tenga que ver con lo que pasa en la localidad, pasa una doble cosa, para empezar, la persona que se siente que está alejada, que no tiene nada que ver con lo que le están diciendo, comienza a apropiarse de su propia realidad, a construir comunidad porque consigue a partir de la radio comunitaria a tener redes sociales que deciden sostener esa radio comunitaria y entonces, a partir de esta existencia, también proyectarse en el mundo social. El que tiene la posibilidad de proyectarse y pensar en el futuro, está jugándose hacia su desarrollo y al desarrollo de la sociedad en su conjunto. Si cada localidad consigue tocarse con su propio mundo y desde ahí pensar qué mundo quiere construir, definitivamente estamos en un registro muy distinto a aquel en el que creíamos que los medios masivos nos podían arrear como seres no pensantes.
Entrevista de Leonardo Silva
PERFIL DE ALEJANDRA SCAFATI
Tiene dos hijos, es del signo de Tauro. Se considera “agnóstica” futbolera. Considera al teatro como una asignatura pendiente. Su comida preferida son “los ñoquis del 29, caseros, hechos por mí”. Leer ciencia ficción es su hobby. Lo que más le gusta de la gente es “cuando es abierta y alegre”, mientras que lo que menos le gusta de las personas es “la gente mezquina”.
