El que sigue es un viejo dilema del periodismo que cuenta con tantos defensores como detractores. Es que una vez escuchamos el siguiente dilema ¿si Hitler estuviera vivo y tuvieras la posibilidad de entrevistarlo, ¿lo harías?
Interesante disyuntiva. Los que piensan que lo que vale es saber cómo piensan estos delincuentes, no repararían entrevistarlo, aún a sabiendas que defenderán sus intereses. En tanto los que piensan que no debe dárseles micrófono, cámara o similar, lo descartarían de plano.
Esta es la cuestión. Aquello de que alguien dijo “las ideas no se degüellan…” es para nosotros al menos la posición más acertada. Vale decir si la entrevista gira en la difusión de sus ideas, sin cotejarlas, sin rebatirlas, sin aportar argumentos válidos capaces de rebatir y desestimar estas ideas, entonces seríamos los primeros en oponernos.
En cambio si la difusión de la entrevista significaría echar luz sobre esta posición y desestimarla por absurda, descabellada y criminal, estaríamos de acuerdo con su publicación.
No hay que olvidarse que Hitler mató seis millones de personas en el fatídico holocausto, por la sencilla razón de su procedencia. No hay que olvidarse delo trenes que tenían invertido su sistema de evacuación delos gases y por lotanto los vertín hacia el interior, asesinando a miles de pasajeros.
La mejor forma de desterrar para siempre estos actos criminales y malvados es sacando a la luz lo tremendamente injusto y criminal de los mismos.
Si se persigue únicamente el interés público, el “ratings” como se le llama actualmente, creemos que es totalmente equivocado. Si en cambio se persigue erradicar estos asesinos de la sociedad que integramos, consideramos que es acertado.
Somos de los que entendemos que una noticia debe dársela en todo su contexto y además el periodista tiene la obligación de comentarla, de ejercer la libertad de opinión.
No compartimos la simple enumeración de los hechos. No creemos en el periodismo “neutro”, que no opina. Si creemos que la información sobre hechos reales debe darse si comentarios, sin opiniones, pero en la misma edición o en mismo contexto el periodista tiene la obligación de comentar los hechos.
Para que una información esté completa, debe reunir tres aspectos esenciales 1) Los hechos sin ser comentados. 2) Todos los aspectos que tienen que ver o han incidido en ellos. 3) La opinión del periodista, que se supone está formado y capacitado para la búsqueda de una sociedad justa, valiente y digna.
Así nos han enseñado y mientras no se demuestre lo contrario, así pensaremos.
A.R.D.