Los documentos son muy contundentes. Él nació en Toulouse, no hay ninguna duda. Está el acta de nacimiento, sus viajes a Toulouse a ver a su familia, su madre… No hay mucho para decir», cuenta el autor en una charla con Efe para presentar «Gardel» (Planeta), biografía de alguien que a inicios del siglo XX alcanzó una fama tal que le convirtió, según Pigna, en el «equivalente a un rockstar» de hoy.
Si bien una teoría, la más extendida, defiende que el «mago» -una de las tantas formas como se conoce al cantante- nació en Toulouse (Francia) en 1890 y se radicó desde pequeño en Buenos Aires junto a Berthe Gardes, su madre, otra apunta a que nació en la ciudad uruguaya de Tacuarembó en 1887.
Al respecto, el historiador es rotundo: «me parecía muy lindo que hubiera nacido en Uruguay, me hubiera encantado, pero no fue así. Insistí, busqué, pero hay relatos que son muy contundentes. Berta Gardes nunca estuvo en Uruguay, no hay una sola prueba», recalca Pigna, que en el libro, y a pesar de que hay otras versiones, cuenta que el padre de Carlos era Paul Jean Lasserre, pero no asumió su responsabilidad paternal.
Evitar la guerra
Según el escritor, el intérprete de emblemáticos tangos como «Volver» y «El día que me quieras» necesitaba papeles para poder viajar a Europa con una nacionalidad diferente a la francesa y librarse así de la convocatoria a alistarse para la Primera Guerra Mundial, ya que podía ser acusado de infractor.
Y ahí entra en juego la «especie de partida de nacimiento» en Uruguay, que Pigna afirma que el cantante obtuvo gracias a amistades en el consulado uruguayo en Buenos Aires, lo que le permitió después sacar la cédula argentina en 1920 y nacionalizarse argentino en 1923.
«Él necesitaba esos papeles y los obtiene de esta manera, con el papel uruguayo que dice que nació en Tacuarembó tres años antes. Se agrega tres años, lo cual lo aleja de la convocatoria a la guerra», dice el historiador.
«Lo cual no quita que a Gardel le encantaba Uruguay y tenía un amor muy grande por Uruguay, y no tiene que ser un tema de división. No tendríamos que pelearnos por esto, porque es una figura muy rioplatense», destaca.
Mil y un misterios
Convencido de que los misterios que rodean al «zorzal criollo» no son tal y sólo han buscado enturbiar su figura por ser alguien procedente «de los sectores populares», Pigna, uno de los más reconocidos historiadores de Argentina, también quiere echar por tierra las versiones que apuntan a que estuvo preso en la «cárcel del fin del mundo», en la sureña y fría ciudad argentina de Ushuaia, que recibía a los más peligrosos delincuentes del país.
«Si Gardel hubiera sido un integrante de los sectores de poder o de una familia famosa en Argentina, nadie se atrevería a acusarlo de haber estado preso en Ushuaia. Creo que hay una cuestión clasista en este tipo de acusaciones. No hay un solo documento que diga que estuvo preso en Ushuaia», subraya.
Respecto a la muerte del cantante, por un accidente aéreo en Medellín (Colombia) en 1935, Pigna llama a «derribar el mito del complot»: «no hubo nada raro en la muerte de él, ninguna cosa extraña que tenga que ver con una mano negra o con un atentado o algo por el estilo, que se dijo durante mucho tiempo».
«No hubo un tiroteo dentro del avión por cuestiones de mujeres, ni entre él y (Alfredo) Le Pera -letrista de tangos- ni entre él y el piloto. Sí lo que hubo fue una serie de sucesos desafortunados», destaca, y enumera situaciones como la inexperiencia del piloto, Ernesto Samper, con ese tipo de avión, «cierta sobrecarga» que llevaba el aparato y problemas en la pista, con maizales que dificultaban la visión.
EFE