La actividad realizada en Salto días atrás, profundizó en confianza de datos, nuevas características, calidad de registros y avances del programa de mejora genética ovina.
El pasado 18 de noviembre, en el predio de la Asociación Agropecuaria de Salto en el Hipódromo, se desarrolló un taller de Evaluaciones Genéticas Ovinas, instancia organizada por el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) y del INIA, junto con la Sociedad de Criadores de Merino Australiano del Uruguay. La actividad reunió a productores, técnicos y cabañeros de toda la zona norte.
Participaron como disertantes la Ing. Agr. Ana Guillenea, el Ing. Agr. Gabriel Ciappesoni, el Ing. Agr. José Francisco Ramos, la Ing. Agr. Estefanía Romaniuk y Jock McLaren, expresidente de AMSEA (Australia), aportando una mirada internacional sobre la evaluación del Merino.
Durante la jornada se abordaron temas estratégicos para los programas de selección y el trabajo de las cabañas: Nivelación en evaluaciones genéticas; Cambios en DEPs de borrego a carnero; Primer vellón como estimador; Pruebas complementarias; Actualizaciones en SULAR y herramientas web; Calidad de los datos generados en las cabañas y la Incorporación de nuevas características a la evaluación genética.
Este esquema marcó el tono de una actividad orientada a la necesidad de mejorar la precisión y confiabilidad de la información, pilar clave para la toma de decisiones en los sistemas ovejeros.
“La confianza del productor en los datos es fundamental”
En diálogo con el Ing. Agr. José Francisco Ramos explicó que la jornada respondió a inquietudes planteadas directamente por los cabañeros: “Al productor le gusta que los números cuenten la misma historia del animal que ve en el brete. La confianza es un elemento central en cualquier programa de mejora genética”.
Ramos destacó la robustez de la evaluación genética uruguaya, que integra información del propio animal, sus progenitores, hermanos y descendencia, permitiendo avances significativos que ya se observan a nivel poblacional en el Merino Australiano.
Aun así, insistió en que existe margen de mejora, especialmente en el registro prolijo de datos y en una mayor cercanía técnica con las cabañas, puntos que fueron planteados en el intercambio.
El rol del Merino y los desafíos productivos
Consultado sobre los principales desafíos, Ramos señaló que el Merino Australiano se ha consolidado como una herramienta eficiente para los sistemas del norte: “Es un animal que captura buenos precios por carne y produce lana en los segmentos de mayor valor”.
Señaló también que persisten preguntas sobre hasta dónde afinar sin comprometer características productivas como condición corporal, pesos o reproducción. Destacó la importancia de la diversidad de estrategias: desde cabañas que buscan ultra finura hasta otras que apuntan a un balance entre carne y lana.
Majadas, primavera y sanidad: una foto del momento
Ramos evaluó positivamente la campaña: Las corderadas de agosto llegan “muy bien” al desete. En los campos hay gran disponibilidad de pasto, aunque con presencia de flechilla, que puede complicar sanitariamente. Además señaló que muchos corderos han requerido dosificación previa al desete por cargas parasitarias elevadas.
“Es un año bueno, pero hay que extremar controles en parásitos, patas y bichera para no perder la cosecha”, apuntó.
Verano: qué esperar y cómo prepararse
El técnico del SUL recordó la máxima de muchos productores: “un verano seco es el mejor aliado del ovino”, aunque también subrayó que no es algo controlable.
Recomendó: Reservar potreros para el desete, asegurar buena sombra y agua de calidad para mitigar los efectos de un verano con altas temperaturas fomentando el estrés calórico.
