La nueva fecha que pasó en la Divisional «B». En un partido, el árbitro marcó un tiempo adicional de 10 minutos. Cuentan quienes lo vieron, que la bronca se instaló desde uno de los equipos. En ese lapso, quien perdía 1 a 0, llegó al empate.

Pero ni siquiera se trata en este caso, de mencionar los equipos protagonistas del juego y quien resultó el árbitro central. No hace al fondo de la cosa.
Aquí el tema es uno: CADA VEZ SE JUEGAN MENOS MINUTOS AL FÚTBOL, porque se va cayendo en la DESGRACIADA Y PENOSA TENDENCIA A FABRICAR SITUACIONES donde el fútbol no juega. Donde todo se paraliza. Donde los inventos acuden y la mentira no falta.
Un jugador lesionado (¿lesionado?), puede significar UN MÍNIMO DE DOS A TRES MINUTOS sin que la pelota circule. En cualquier primer tiempo, NO menos de cuatro o cinco situaciones de este tipo. Hablemos de 12 minutos.
Cuando se produce toda la ceremonia previa a la ejecución de un tiro libre, tres o cuatro veces en un primer tiempo, dos o tres minutos por 45′ de juego. Una suma total de 10 minutos más.
Ahí nomás: 22 MINUTOS SIN JUGARSE.
A su vez en los segundos tiempos, aparecen los cambios, que pueden llegar HASTA 10, cinco por equipo de acuerdo a la nueva disposición. En las rectas finales, ¿cuántos minutos de fútbol REALMENTE SE JUEGAN?. La conclusión es una: ¡NO MÁS DE 25 MINUTOS!
La cuenta es clara: ¡entre 40 y 45 minutos de partido de fútbol….NO SE JUEGAN!
Entonces, cabría preguntarse si existe derecho a la bronca cuando un juez adiciona 6,8 o 10 minutos. ¿No se está buscando nivelar en lugar de perjudicar como algunos suponen?
Nivelar los minutos jugando frente a los minutos sometidos al negocio deportivo de cada uno. El negocio de fabricar situaciones, con actitudes teatrales incluídas.
A veces, es una manera que el tiempo pase, pero también de someter al fútbol a un tiempo ajeno, moribundo, gris, opacado.
Consecuencia puntual de quienes no miran a la tribuna, hasta de repente por vergüenza en estado de descomposición. Porque ahí: está la gente.
