El 0 a 0 en el estadio Juan Antonio Lavalleja de Minas.
Fue el ayer entre Universitario y el equipo minuano. Universitario jugó un partido tácticamente impecable, pero le faltó gol. Ese fue el déficit.
Caso contrario, el equipo de Emilio Silva pudo vencer. Lo de hoy podrá ser otra historia. Tiene que ser otra historia. Porque es el segundo y definitivo partido, para determinar quién de los dos es finalista en la nueva edición del Campeonato del Interior.

Lavalleja no renuncia a creer que todavía puede, muy a despecho de su condición de visitante. Y Universitario sabe que en el Dickinson, la ocasión es inmejorable.
Alcanzar un producto que implique el avance. Los dos no han convertido goles. Si Lavalleja llegase a convertir un gol, Universitario tiene que convertir dos, por el valor que implica el gol de visitante.
Los rojos saben a que están expuestos.
Existe un riesgo. Pero también una sostenida ilusión, que surge a partir de un equipo de propiedades salientes como este Universitario. El del oficio, el de la actitud equilibrada. El del gol. Debe redescubrir la senda efectiva, después del empate en campo ajeno. Por lo demás, tiene pinta de partidazo. Tiene que serlo. Seguro que lo será.
La estocada roja se hace necesaria. Más que nunca. Es sábado 20 de agosto. Un día para que se incorpore a la historia de Universitario. ¿El día en que Universitario avanzará a la final?
Para que vaya constando en actas. Ojalá.