La transparencia es una referencia ética ineludible para la política en general, y particularmente entre quienes militamos en la izquierda. Es un mandato de nuestra historia, y de los forjadores del Frente, como Seregni, Tabaré, Zelmar entre tantos otros. Implica poner a disposición de los ciudadanos, el conjunto de información y de datos, que habilitados para el consumo público, sirven para demostrar y acreditar la finalidad de nuestras acciones en el ámbito de la función pública. Y ello, tan propio de una Democracia, habilita a la sociedad a conocer la acción del Estado. Para que ello se materialice, el Parlamento y la Junta Departamental, tienen herramientas institucionales que habilitan a generar esa transparencia. El Frente Amplio ha exigido del Gobierno Nacional, información que diera explicación razonable a hechos ciertamente aberrantes: conceder un pasaporte a un Narco pesado y peligroso; regalar a una multinacional el Puerto de Montevideo por 60 años, suprimir documentos para evitar una investigación judicial a fondo, entre tantos hechos de corrupción que lamentablemente caracterizaron el gobierno multicolor. Por esa razón, si una dirigente promete terrenos públicos a cambio de militancia política, y ante ello el Intendente la desvincula de su sector; se supone resulta un acto que es imposible minimizar. Es por ello, que ante un planteo de la oposición, corresponde investigar. Lo peor que podemos hacer como frenteamplistas, es barrer debajo de la alfombra. Es por esa razón, que respetando la unidad de acción, el Edil Gabriel Scabino se retiró de Sala a efectos de no tener que votar la negativa a la investigadora. A pesar que ni siquiera la novel Coalición Republicana la voto. Muchas bancas de la oposición ni siquiera asistieron a la Junta. Pero hay otra cuestión importante, además de la transparencia. Que quien la pide, debe ser cristalino. Y algunos de los Ediles del Partido Nacional que se embanderan con la transparencia, son los mismos que el Parlamento censuró, por prácticas clientelares. Si en el ejercicio de la gestión pública acomodaron a sus correligionarios, crearon cargos sin función para colocar gente, otorgaron millonarios acuerdos para beneficio de empresarios de la comunicación, gestionaron con la mayor pérdida de soberanía que se tengan precedentes; parece mucho que le exijan al gobierno departamental transparencia. Máxime, cuando ellos mismos se escudan en los privilegios jurídicos de los organismo internacionales, para evitar que la sociedad, conozca los desmanes que hicieron.
Es necesario tener alternativas, a la hora de votar, para evitar que quienes practican el clientelismo, sigan gobernando. Vivimos el período de Coutinho, con acomodos a mansalva, que llevaron al quiebre financiero de la comuna. Albisu, tuvo que dejar Salto Grande, por el uso abusivo de las potestades, a causa del clientelismo entre sus correligionarios. Estamos esperando las aclaraciones de Lima, ante las denuncias de clientelismo en la Intendencia.
Creo que resulta necesario, abandonar definitivamente esas prácticas, para encausar la gestión con metas de crecimiento y equidad. Los gobernantes deben resaltar por el prestigio de su gestión y la calidad de su gobierno, y no por la cantidad de amigos y correligionarios que colocan. Deben buscar el apoyo popular, convenciendo por los logros colectivos, y no a través de las promesas individuales.
Desde el Espacio Seregnista, queremos convocar a los vecinos, a los pogresistas de todos los partidos, a los frenteamplistas, a engrosar una corriente donde el clientelismo sea condenado, donde la transparencia sea una bandera, donde la ética sea una referencia, donde el profesionalismo en la gestión sea una meta, donde la injusticia social sea una enemiga y donde la solidaridad sea una virtud. El 30 de junio, es el primer compromiso, para ese largo camino.
