Quien lee estas líneas seguramente conoce la polémica desatada en los últimos días por la parodia de “El Mercader de Venecia” hecha por el conjunto de parodistas “Caballeros” en el marco del concurso del teatro de Verano en Uruguay. Y a ella se agregó otro video, de la murga “La Gran Muñeca”, otro tipo de problema. Creemos que en ambos casos hay una alta dosis de ignorancia.
@impofar Caballeros (Primera etapa 2025) El mercader de Venecia
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Comenzando por los Caballeros, la parodia incluye textos que presentan al personaje judío de la obra, Shylock, como usurero, avaro y como un individuo motivado en la vida por la codicia por el dinero, lo cual fue visto como ofensivo en la colectividad judía, criticados también fuera de la misma. Fue una clara difusión del conocido estereotipo negativo de los judíos difundido por antisemitas.
El Director responsable de Caballeros Raúl Sánchez fue invitado al programa Buscadores para referirse a todo el escándalo, entrevistado por el periodista Sergio Gorzy, que todos saben es judío y habla de ello con total y lógica naturalidad.
Miramos el programa completo y sentimos que no hubo al menos de parte del director una intención antisemita. No lo conocemos ni a él ni a miembros del grupo de parodistas y por ende no podemos acusarlos de antisemitas. Podemos sí juzgar lo que ponen sobre el escenario . Pero el tono de Sánchez, toda su presentación, nos pareció sincera en cuanto al hecho que no estuvieron motivados por antisemitismo.
Al mismo tiempo, nos parecía bastante increíble escucharlo una y otra vez diciendo que “no cree” que esté ofendiendo a nadie, y que realmente no entiende por qué se alega que sí.
¿Qué es lo que no se entiende? ¿No está claro que si se usan términos despectivos para presentar a un grupo, se fomentan las posturas negativas sobre el mismo? ¿Y qué importancia tiene analizar a Shakespeare y al Mercader de Venecia? El hecho es que se eligió esa obra y no otra. No cayó del cielo. Alguien decidió que hace una parodia de esa obra, y que incluye la parte del diálogo que recurre a los conceptos que comentamos. Si se pone en escena una parodia de una obra que incluye esas palabras, se está actuando con irresponsabilidad, aunque no haya habido una intención explícita hostil de ofender a los judíos, de expresar antisemitismo.
Por eso el Comité Central Israelita pidió reunirse con Sánchez, explicando la problemática. Su prioridad era esclarecer acerca del problema, explicar qué es antisemitismo y por qué tanta gente criticó lo que había circulado. Frente a todos los que salen al criticar al Comité Central como si no se hubiera movido ni hecho nada, consideramos que su actitud fue responsable y seria. Claro que cuando nos sentimos ofendidos es natural que uno quiera ver respuestas contundentes y categóricas, pero el Comité Central consideró que lo central no era salir a criticar con violencia verbal a los parodistas y tratarlos como enemigos del pueblo judío, sino hacerles ver dónde estaba el problema. Hace menos ruido pero aporta más, quizás, a largo plazo.
Raúl Sánchez dijo al Comité Central que no presentarían la parodia en tanto no hayan logrado alivianar algunos elementos que resultaron especialmente ofensivos para muchos. Por cuestiones de reglamento, parecería que es limitado el margen de maniobra del conjunto para introducir cambios en lo que ya presentaron. Personalmente creemos que cuando hay de fondo un problema de una situación que puede incitar al odio contra un colectivo-judíos en este caso, pero podría ser homosexuales, afrodescendientes, lo que sea- evitarlo es más importante que el reglamento del teatro de verano. Pero en eso no podremos entrar.El daño ya está hecho.
A todo esto se agregó otro problema, el de la murga ”La Gran Muñeca”, cuya expresión artística difiere totalmente de las parodias, ya que son materiales inéditos propios, no basados en otras obras.
Pues en una presentación contra las guerras en general, en la que mencionan también a Ucrania y otros sitios, hablan de la guerra en Medio Oriente. Pero al mencionar la guerra en Gaza dicen que es “una cárcel a cielo abierto”, agregando que “en Palestina sufre un pueblo acorralado” y que “los quieren borrar del mapa pero la siguen peleando”.
Aunque no mencionen a Israel, es evidente a qué se refieren.
Nunca pensamos que habría en el Carnaval uruguayo un conjunto que adopte tan alevosa y abiertamente la narrativa de un grupo terrorista asesino. Quiero dar el beneficio de la duda y pensar que quizás, de tanto oir esas mentiras por doquier, se las creyeron.
Por las dudas, les recuerdo que los terroristas asaltaron salvajemente territorio soberano de Israel, asesinaron, violaron, secuestraron, arruinando ellos mismos el normal flujo diario de palestinos que salían de Gaza a Israel a trabajar. Por eso es inaceptable que se hable de “cárcel a cielo abierto” y de “pueblo acorralado”. No esperamos que la murga haga un análisis geopolítico, pero ¿qué se espera de un lugar del que salen cohetes para atacarte? ¿Qué les abras las fronteras para entrar y salir sin control?
Tras una guerra desatada por una terrible masacre de israelíes, guerra durante la cual Israel introdujo a Gaza enormes cantidades de ayuda humanitaria para la población palestina, la murga afirma que “los quieren borrar del mapa”. Los únicos que quisieron siempre borrar a alguien del mapa fueron los árabes a los israelíes. Pero no pudieron. ¿”Pero la siguen peleando”? ¿Quién? Los terroristas, son los que “la siguen peleando”.
Sería bueno que el Carnaval no quede manchado por este tipo de fenómenos. Y no, no es hipersensibilidad judía sin razón. Es simplemente que ya estamos cansados de tanta mentira y de los peligros que encierran los discursos que demonizan. La historia nos ha enseñado que hay que tomarlos en serio porque nunca terminan bien.