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“Libertarismo significa que usted es socialmente tolerante, no molesta a nadie y cree que el gobierno debe mantenerse al margen de su vida”. Clint Eastwood
Nobleza obliga agradecer al prestigioso DIARIO EL PUEBLO por el privilegio de brindarme este espacio para compartir con sus lectores, que se son muchos, mis ideas. Espero que sea esta columna la primera de muchas.
En casi todos los aspectos de nuestra vida actuamos como liberal. Usted vive bajo principios morales y códigos éticos que le dicen que no debe golpear a otro sin ningún motivo, que no debe robar a los demás ni secuestrar ni estafar a las personas, que debe trabajar o emprender para ganarse su propio sustento. Usted vive como un liberal respetando la vida de los demás, su integridad física, su propiedad y su libertad. Usted es una persona civilizada y no necesita de ninguna ley que le diga que debe comportarse de esa manera.
Ser liberal es mirar a la libertad como valor supremo e indivisible, que se manifiesta en todos los dominios – el económico, el político, el social, el cultural – en una sociedad genuinamente democrática.
No es dogma ni ideología, sino un permanente trajinar que se adapta a los cambios y lo hace sobre la base de la tolerancia. Es aplicar principio de no agresión pero también en el principio de voluntariedad , desechando la fuerza o la coacción.
Es comprender que el Gobierno es la mayor fuerza coactiva de una sociedad (su nombre es sugestivo, del verbo griego Kubernáo: dirigir y gobernar a otros) y entonces concluye que el Estado debe ser limitado, de forma de evitar que su coacción se expanda y permitir los vínculos espontáneos, libres, voluntarios y mutuamente beneficiosos.
El liberal quiere que proliferen los vínculos de mutuo intercambio, y quiere minimizar el vínculo del garrote legal bajo la amenaza de sanción. No pretende suprimir al Estado sino que de lo que se trata es de lograr un Estado fuerte y eficaz, con roles específicos y determinados, a la defensa, la justicia y el orden público, lo demás es objeto de acuerdo voluntarios. Un Estado que no se inmiscuye en lo que no le corresponde ni ataca las libertades individuales. Pocas leyes pero buenas.
Un Estado que proteja la vida desde la concepción y la defienda hasta la muerte natural de la persona.
Rechaza el Estado Benefactor porque sabe que la implementación de justicia social se traduce siempre en injusticia individual y siempre termina en arbitrariedad, sacando por la fuerza a unos para entregárselos otros. Para lograr esa mal llamada “justicia” los políticos necesitan de un Estado cada vez más grande, y el liberal sabe que mas Estado es menos libertad. Pero además lo rechaza porque tiene una confianza ciega en el individuo y comprende que el Gobierno está formado por personas iguales a nosotros, de carne y hueso, con sus defectos y virtudes, y que por eso no tienen ninguna capacidad de saber lo que es el bien común, el interés general o el interés público para una sociedad en general. Es imposible que una sola persona pueda atribuirse la sabiduría de conocer el bien común, por ser humana y racionalmente imposible. Nadie puede decidir o determinar lo que es el bien común para cada uno de los ciudadanos que habitan un país, por el simple hecho de que hay tanto bienes comunes como personas existan. El liberal sabe que el único interés que prevalece es el interés propio, basado en nuestras preferencias personales.
El liberal es escéptico de la autoridad política y de su legitimidad para ejercer el poder porque el uso de la fuerza es ejercida por aquellas personas de carne y hueso, que muchas veces tienen más defectos que virtudes. Entonces el liberal se pregunta: ¿por qué debemos someternos a ese uso de la fuerza por parte de estas personas? Si yo mismo no tengo esa facultad para ejercerla con otro, si yo no puedo quitarle por la fuerza parte de los ingresos a mi vecino, ¿Por qué si pueden hacerlos otros? ¿Cuál es el argumento que justifica tal proceder?
Ser liberal es no violentar los derechos de los demás, es guiarse por lazos de intercambio, no coactivos, que es lo opuesto a la forma en que se conduce el Estado, y es precisamente por eso que el liberal sabe que los derechos individuales estarán a salvo sólo si el poder tiene límites.
Es defender la libertad propia y la de terceros, y por sobre todo es comprender cómo se crea la riqueza, que no es a través de un político que da órdenes desde una oficina sino gracias a personas libres que trabajan, emprenden, innovan, ahorran, invierten, compran y venden, en respeto de la propiedad privada.
Es creer en un Estado de Derecho cuyo rol no es redistribuir nada sino, únicamente, aplicar el principio de igualdad ante la ley, donde imperan normas que se aplican a todos por igual, donde juegan las mismas reglas de juego para todos, donde no existen los privilegios y en donde las leyes no se pervierten, adaptándose a los intereses de unos pocos.
Ser libres para buscar nuestra propia felicidad, sin necesitar permiso de nadie para ser, actuar ni vivir, y trabajar en pos de eso.
Entonces, la pregunta no sería ¿por qué ser liberal? sino ¿por qué no?